Volviendo a casa
Esteban Diaz
La adaptación a Argentina es lenta; mucho más cuando uno observa las diferencias radicales que distancian a esta sociedad de la cubana.
Al aeropuerto de Ezeisa (Buenos Aires) me fueron a buscar mi mama y mi prima; yo llevaba bastante equipaje ya que en los años transcurridos fui acumulando cosas, el caso es que tuvimos que irnos en colectivo (transporte urbano) porque la tarifa del taxi era demasiada elevada, costaba alrededor de 35 dólares hasta mi casa.
Por suerte cuento con una madre que se las banca todas; al igual que yo, cargo los bultos sin inconvenientes.
El viaje en colectivo demoro hasta mi casa alrededor de una hora; realizo en su recorrido un “tours” cerca de barrios carenciados de esa parte de Buenos Aires conscientizándo me de forma visual que llegaba a la Argentina en que crecí.
Tan acostumbrado a la sociedad cubano solo me vino a la mente toda la violencia —física, verbal, económica, etc. — que aqueja a Buenos Aires. Y no es que no haya problemas en Cuba, pero si he de compararlos con Argentina debo hacer un balance general y darme cuenta que las diferencias entre capas sociales y grado de enajenación en este último es abismalmente superior que en el primero.
Aprovechare la pequeña experiencia en Cuba y tratare de desgranar la actual situación en Argentina adaptándome a sus relaciones sociales sin perder lo que aprendí en estos años. El tratar de colaborar para que la sociedad argentina logre cambios profundos en los males que nos aquejan será un gran desafío.