Reforma al mapa político de Dilla

Erasmo Calzadilla

La flechita indica el sentido de los cambios recientes del gobierno cubano (de azul a rojo).

Voy a ejercitar un poco mis neuronas modificando el mapa político que del ambiente cubano propuso Dilla en un artículo publicado en HT. Le haré unos cambios por ver si se ajusta mejor a mis puntos de vista e intereses.

Quisiera acomodarlo de tal modo que fuera posible ubicar en él la postura política de los gobernantes de la isla; que ellos no sean una referencia (como en el de Haroldo) para poder referenciarlos.

Desde mi manera de ver las cosas la palabra clave que identifica a la de la Izquierda (al menos una de ellas) es Participación, no pasiva sino protagónica en la autocreación de sus propias condiciones de existencia; y la participación podemos descomponerla en económica y política.

Al igual que Dilla dividiré el plano en 4 áreas con un par de ejes perpendiculares: uno para la Participación Política y el otro para la Económica.

En la región que en matemática llamaríamos el tercer cuadrante, o sea donde disminuyen a la vez la participación económica y política por la presencia de monopolios o leyes prohibitivas, estarían ubicados los totalitarismos: Korea del Norte, el fascismo, los gobiernos neoliberales y el régimen cubano hasta ayer mismo. Casi nadie desea vivir en un régimen como este salvo los que se benefician directamente de las circunstancias y determinados pueblos en estado de locura pasajera.

Justo al lado, en el cuarto cuadrante, ubico la zona de libertades políticas pero no económicas. El Estado de Bienestar creo que acomoda bien aquí: los monopolios hacen su pincha, ganan su plata, y esto no se riñe con un nivel alto de participación ciudadana, no tanta que comprometa el poder de los consorcios económicos.

Un grupo grande de cubanos añora vivir en un régimen tal. Cuando logran visitar o residir en una nación con estas características se sienten libres pues pueden expresarse, reunirse, criticar etc. con un margen mucho más amplio del que tenían dentro.

En el segundo cuadrante yace el reino de las libertades económicas pero no políticas. Puede surgir cuando sistemas muy cerrados presentan problemas financieros y para resolverlos permiten ciertas libertades en el área de los negocios privados. Se ajusta bien, a mi parecer, a lo que sucede en Cuba en estos momentos.

A muchos cubanos les basta con eso para sentirse bien, gente emprendedora que aspira a una oportunidad para prosperar con su inventiva. No les interesa tanto, al menos al comienzo, ser obedientes y pagar altos impuestos.

El cuarto primer cuadrante es una aspiración, un norte. Todos los que deseen la emancipación en serio, todos los que no soportan una bota encima, aspiran a la libertad en ambos sentidos, porque en verdad una es imposible sin la otra. No los retoños de libertad que crecen a los pies de los poderosos, tampoco la que vive de limitar la de otros.

Esto ha sido no más que un ejercicio muy simple, una modificación al mapa político de Dilla para intentar algo que aquel no podía por sus características: ubicar a las élites gobernantes en Cuba hoy mismo, que se dicen de izquierda.

Erasmo Calzadilla

Erasmo Calzadilla: Qué difícil me resulta introducirme en público; lo he intentado muchas veces pero no me sale. Soy más menos lo que aparento en mis post, añada algunas cualidades impresentables y revuelva; con eso debería bastar para un primer acercamiento. Si quiere profundizar un poco más pídame una cita y espere respuesta.

Erasmo Calzadilla has 366 posts and counting. See all posts by Erasmo Calzadilla

3 thoughts on “Reforma al mapa político de Dilla

  • Para mover este mundo hacia el primer cuadrante, lo primero que hay que hacer es quitarle a la IZQUIERDA el monopolio de la representación exclusiva de esa aspiración que describes. Está claro que no ha sido ni eficiente ni efectiva en el uso de los derechos que se le han conferido.

  • Julio y cuando se le otorgo ese derecho a la izquierda en Cuba?
    Que yo sepa Fidel Castro arbitrariamente sin consultar al pueblo declaro Cuba un estado socialista.

  • Comentando a Erasmo Calzadilla

    Erasmo Calzadilla tiene el don de despertar polémicas, por lo cual, y por la inteligencia, audacia y compromiso de sus escritos, lo felicito. Creo que es un exponente de un nuevo pensamiento social de izquierda en Cuba que tendrá mucho que decir en el futuro.

    Ahora, tras leer con gran interés uno de sus últimos artículos, me siento motivado a comentarle de manera puntual sus variaciones sobre un artículo mío en que proponía un esquema diagramado de interpretación política, y que escribí hace ya varias semanas. Con él trataba de dar cuenta de algunos fenómenos que me parecen vitales para entender la política cubana contemporánea. Y entre ellos destacaría:

    • La diferencia sustancial, usualmente confundida, entre mantener posiciones de izquierda y ser a la vez partidario del gobierno cubano. No son la misma cosa, aunque pueda haber un campo común si aludimos, por ejemplo, a una izquierda autoritaria que aboga por espacios participativos consultivos y un bienestar social igualitarista proveído verticalmente desde el estado. Pero al contrario, mantener posiciones netamente socialistas en función de la democracia participativa y la equidad social es crecientemente incompatible con las políticas y la esencia de ese gobierno.

    • Según el gobierno cubano se mueve hacia un reformismo de mercado con pequeñas variaciones políticas funcionales, el tablero político cubano de distiende. Y de ahí la formación de lo que llamaré un consenso liberal social/socialdemócrata que tiende puentes hacia el gobierno cubano sobre la base de que un entendimiento es el mejor camino para avanzar hacia la apertura. Hacia este consenso confluyen tanto figuras e instituciones al interior de la isla como de la emigración.

    La distensión antes apuntada también influirá en la élite política que hoy aparece monolítica. La élite tiene graves problemas acerca de cómo producir su reciclaje mediante métodos regulares y transparentes, y es predecible que si estos problemas no se resuelven antes del retiro de Raúl Castro, la distensión pudiera estar acompañada de algunos sobresaltos. Pero mas alla de esta disquisición futurista, entendamos que tras el discurso monocolor de la élite se esconden por estalinistas, socialdemócratas, socioliberales, neoliberales y probablemente algunos genuinos socialistas democráticos.

    • Teniendo en cuenta estos movimientos, la izquierda socialista cubana deberá evitar las rigideces doctrinarias y pensar en avanzar y ganar espacios mediante propuestas realistas. Todo ello, y es muy importante, sin dejar de mantener su perfil anticapitalista y democrático. Ninguna doctrina puede sustituir el análisis de la realidad, como tampoco ninguna meta ideológica puede imponerse a la felicidad y la autorrealización de la mayoría de las personas en sus vidas cotidianas.

    En realidad lo que ahora nos propone Erasmo -una propuesta de análisis en verdad muy interesante- es un análisis gráfico de regímenes sociopolíticos a partir de dos variables: libertad de los actores en la economía y control social de la política. Son muchas mis coincidencias con Erasmo, pero prefiero focalizar las discrepancias:

    • No creo que el gobierno cubano esté en el cuadrante 2. Pudiera avanzar en esa dirección, pero se encuentra aún en el cuadrante 1, junto a Corea, aunque en mejores condiciones por diversas razones, incluso culturales. El cuadrante 2 sería típico de países como China actual o Chile bajo Pinochet, salvando, por supuesto, algunas diferencias notables entre ambos. Solo me remito al esquema de Erasmo.

    • El Estado de Bienestar Keynesiano no es exactamente lo que afirma. En realidad el estado keynesiano fue resultado de muchas luchas sociales, operó regularmente sobre acuerdos neocorporativos, e inevitablemente impuso candados sustanciales a la acumulación capitalista. Es cierto que su lógica estaba ligada a un capitalismo mercado internista de masas, donde el salario suficiente era condición para esa acumulación. También es cierto que se montó sobre la derrota de la semi-insurgencia obrera. Pero nada de ello omite elementos positivos en su balance histórico que la izquierda tiene que tomar en cuenta.

    Por último, una discrepancia que creo muy importante. De tanto discutir con los pregoneros del vaho ideológico oficialista y de abogar por una mayor autonomía social, una parte de nuestros intelectuales de izquierda han santificado el concepto sociedad civil como un actor y como positivo. No es ni una ni otra cosa en si.

    No es un actor, sino un espacio que ocupan muchos actores. Tampoco es progresista, pues puede contener una infinidad de actores reaccionarios y atrasados. Tan miembros de la sociedad civil son los sindicatos como los gremios empresariales, tanto las asociaciones feministas como las de machistas enfebrecidos, o los grupos de la supremacía blanca como los que abogan por la igualdad racial. La distinción de la sociedad civil estriba –y aquí simplifico en aras de la concisión- en que es autónoma y diferente, tanto respecto al estado como al mercado. Es un espacio contradictorio, donde se construye la hegemonía que finalmente desemboca en la cuestión de que hacer con el estado.

    Al menos, será así por un largo tiempo y me temo que cuando no sea sí, ni Erasmo, ni yo, ni los lectores de este artículo, estaremos deambulando por la superficie de nuestro vapuleado planeta. Los nietos, quizás.

Comentarios cerrados.