Nueva embestida contra los valores

Erasmo Calzadilla

Durante la enseñanza primaria, secundaria, preuniversitaria y hasta universitaria existe un tipo de preguntas propicia a salir en los exámenes: “Valore tal o mas cuál cosa.”

Pero, ¿qué hay detrás de esta pregunta?  Generalmente la valoración ya está hecha, el profesor la dictó previamente en clases y lo que está pidiendo es su reproducción.

¿Recuerdan las valoraciones que hacíamos de las figuras históricas?: “Valore a Antonio Maceo”: y respondíamos: “era valiente, decidido y… capaz.”  Queda así prostituida la palabra valorar, que viene a ser lo mismo que pensar.

Al menos en Cuba la gente no suele asociar las palabras “valores” y “valorar.”  Los valores son los hijos de una valoración, pero unos hijos tiesos, muertos y despojados de la menor traza del pensamiento que los hizo nacer, es decir, de valoración.

Los valores son como diamantes que encandilan pero no engendran la vida: son estériles y esterilizantes.

Los valores son por cierto una magnífica herramienta para dominar desde “dentro” y ejercer así el poder total. Después de inculcados, es decir, instalados, es muy fácil la manipulación de las personas tal si fuesen marionetas.

La labor, si de lo que se trata es de promover la formación de hombres libres, no es inculcar valores, sino impulsar a que cada cuál valore de la mejor manera que le es posible, es decir, piense por sí mismo.