En La Esquina con Alberto (II)

Osmel Almaguer

Creo que nuestros especialistas deben actualizarse

Como Alberto, muchos buenos atletas han abandonado el beisbol de alto rendimiento, pero no todos por el mismo motivo. Además de las “injusticias” cometidas a la hora de seleccionar los equipos, está el sobre-uso de los peloteros.

Los que demuestran cierta calidad son utilizados sobremanera, sin respetar el descanso necesario. Entonces vienen las lesiones. Un ejemplo palpable lo tenemos en el equipo de Industriales, que tuvo lesionado casi toda la temporada pasada al 80 % de su nómina.

Otro de los azotes es la emigración hacia países desarrollados. Los peloteros buscan  generalmente los Estados Unidos, país con la liga beisbolera más fuerte del mundo, que promete a quien se impone en ella el fin de una vida llena de limitaciones materiales, como la que viven la mayoría de nuestros deportistas.

Lo cierto es que no todo el que “va y ve”, triunfa, como el emperador romano. La mayoría no llega a “las grandes”, y muchos ni siquiera pueden jugar. Mientras, el beisbol cubano se va debilitando, aunque a decir verdad, no todos los problemas son de origen exógeno.

Tenemos grandes problemas en la búsqueda y captación de talentos, muy pocos terrenos, carestía y carencia de los imprescindibles implementos deportivos como pelotas, bates y guantes, así como amiguismo y corrupción en la selección de peloteros.

Si a eso le sumamos que llevamos 19 años de Período Especial, en el que ya se han desarrollado algunas generaciones, cuya alimentación, por mucho que se diga, no ha sido óptima. Por eso ya no salen lanzadores de velocidad, ni bateadores de fuerza, y la mayoría de los que llegan, no son suficientemente valorados y se pierde su talento, como le pasó a Alberto.

Creo que nuestros especialistas también deben actualizarse, pues parece que todavía juegan en la década de los 80 cuando con mejores peloteros que los de hoy, enfrentábamos a equipos de aficionados casi juveniles, ya no es así. Ya no podemos jugar al batazo porque los lanzadores rivales son mejores, y ni siquiera tenemos sluggers.

Está comprobado que esos que aquí dan 25 o 30 jonrones en 90 juegos (equivalente a unos 45 o 54 en las Grandes Ligas) lo hacen enfrentándose a un pitcheo endeble, con un arbitraje cuya zona es muy restringida, lo que obliga a tirar al medio, y ahí viene el batazo.

Por eso, al llegar a los eventos claves, no le bateamos ni al pitcheo de Italia, como nos acaba de suceder en la Semana Italiana de Beisbol, a pocos días del comienzo de un Mundial, que tampoco reúne una gran calidad.  Esto, aunque nos coloca con una desgastada etiqueta de favoritos de cara al evento, anuncia el peligro que nos acecha, porque los peores momentos no parecen haber pasado.