La Constitución de un país debe ser reflejo de su época histórica

Elio Delgado Legón

HAVANA TIMES – La historia de las constituciones cubanas es la de las distintas épocas que hemos vivido, desde la primera de la República en armas, aprobada en Guáimaro el 10 de abril de 1869, solo seis meses después de comenzada la Revolución contra la dominación española.

La segunda Carta Magna fue redactada en Baraguá, luego de la viril protesta del general Antonio Maceo en contra del pacto firmado por una parte de la insurrección, con la representación de la metrópolis en Cuba. Solo 74 días duraría esa Constitución, pues la guerra fue imposible seguirla.

En 1895, al reanudarse la lucha contra los españoles, con la guerra organizada por José Martí, se promulga la tercera, firmada en Jimaguayú y que estuvo vigente hasta 1897, cuando se redacta la conocida como Constitución de La Yaya, que sería la última de la época insurreccional contra la dominación hispana.

Cuando ya España estaba casi vencida, en 1898, la intervención estadounidense frustró la independencia total, que había costado al pueblo cubano tanto dolor y tanta sangre.

Bajo la ocupación yanqui se gestó la Constitución de 1901, que nació encadenada, pues aun cuando muchos constituyentistas no estuvieron de acuerdo en aprobarla con la enmienda impuesta por Estados Unidos, conocida como Enmienda Platt, el chantaje político no se hizo esperar y se aprobó la Constitución con esa enmienda o las tropas estadounidenses no abandonarían la Isla.

Así, bajo esa presión, con el país ocupado militarmente, tuvo que ser aprobada la primera Constitución de la etapa pseudorrepublicana y, como es lógico, respondía al triste momento histórico que vivía nuestro país.

Al pasar el tiempo y también un desfile de gobiernos plegados a los designios del imperio, incluyendo la sangrienta dictadura de Gerardo Machado, se dieron las condiciones históricas para redactar una nueva Carta Magna, ya sin el apéndice de la enmienda Platt, la cual fue promulgada en 1940.

La del 1940 poseía un carácter progresista para su época, por el alcance social de los conceptos que introdujo; sin embargo, las medidas progresistas que contenía nunca fueron cumplidas, pues los encargados de aprobar las leyes y disposiciones complementarias solo respondían a los intereses de la burguesía y los latifundistas, muchos de los cuales eran compañías de Estados Unidos, que se consideraban intocables.

Con el comienzo de la sangrienta dictadura de Fulgencio Batista, el 10 de marzo de 1952, la Constitución fue engavetada y el país comenzó a regirse por los llamados Estatutos Constitucionales, que no eran más que un conjunto de normas que justificaran la violación de la legalidad que se había implantado. Esta situación llevó al pueblo cubano a tomar de nuevo las armas para tener al fin la república con todos y para el bien de todos por la que lucharon José Martí y varias generaciones posteriores.

Con el triunfo de la Revolución Cubana, el primero de enero de 1959, y para comenzar a ordenar e institucionalizar el país, se redactó la Ley Fundamental de 1959, que recogía muchos de los artículos de la Constitución de 1940. Sin embargo, según se fue organizando el país, se fue haciendo necesaria una nueva, la cual se redactó con la participación del pueblo y luego fue refrendada el 24 de febrero de 1976, en un referéndum en el que se obtuvo más del 97 por ciento de los votos, pues respondía al momento histórico que se vivía.

Luego de pasar 42 años en un país en revolución, muchas cosas han cambiado, tanto desde el punto de vista económico como social, y la experiencia ha mostrado que era necesario modificar muchos aspectos de la Constitución de 1976 y el pasado año 2018 se llevó a cabo un proceso de redacción de una nueva Carta Magna en la que participó todo el pueblo y del que salió un documento  que verdaderamente responde al momento histórico que vivimos y que será sometida a referéndum el próximo 24 de febrero, fecha histórica que marca la reanudación, en 1895, de las luchas independentistas interrumpidas en 1878 con el Pacto del Zanjón.

Solo con leer el primer artículo de esta nueva Constitución, podemos percatarnos que responde al momento histórico que vive nuestro país, pues expresa lo siguiente:

“Cuba es un Estado socialista de derecho y justicia social, democrático, independiente y soberano, organizado con todos y para el bien de todos, como república unitaria e indivisible, fundada en el trabajo, la dignidad, el humanismo  y la ética de sus ciudadanos, para el disfrute de la libertad, la equidad, la igualdad, la solidaridad, el bienestar y la prosperidad individual y colectiva”.

 

Elio Delgado Legon

Elio Delgado Legón: Soy un cubano que ha vivido ya 80 años, que conoce bien la etapa anterior a la Revolución porque la sufrió en carne propia y en la ajena y a quien le duele que se escriban tantas calumnias sobre un gobierno que lucha a brazo partido para darnos una vida mejor, y si no lo ha podido hacer a plenitud es por tantos obstáculos que se le han puesto en el camino.

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8 thoughts on “La Constitución de un país debe ser reflejo de su época histórica

  • “Cuba es un Estado socialista de derecho y justicia social”
    una mentira total, desde el pricipio, desde el 1 de enero de 1959. es un estado de pandilleros y delincuentes.

  • “La Constitución de un país debe ser reflejo de su época histórica”

    Tienes toda la razón, y es precisamente esa la carencia de la que más adolece ese bodrio que llamas “constitución” que está totalmente de espaldas a las aspiraciones y a la voluntad de la inmensa mayoría de los cubanos en esta época histórica: año 2019, siglo XXI. La Constitución debe, en primerísimo lugar reflejar la voluntad de la nación, la voluntad del pueblo que es donde reside la soberanía, no en el capricho de cuatro viejos corruptos que solo quieren aferrarse al poder.

  • Con todo el respeto que usted se merece, abuelo, son 80 años ya, y usted no se da cuenta aún de que nuestro sistema Socialista no funciona.
    Esta Constitución es continuidad, y continuidad significa: seguir pasando por situaciones desagradables que no mejoran, el transporte continua tan mal como siempre, en Cuba la situacion alimenticia es otro problema, más agravado para niños y personas de la tercera edad, donde lo incluyo a usted que tiene que darse cuenta que no hay suficiente comida, y la que hay es cara y de poca calidad. El sistema de atención médica también funciona mal, los consultorios médicos son un desastre, no hay medicamentos, no hay médicos, y la Habana es un basurero. Y para no alargarme, podría hacer una larga lista de cosas que están mal, y que votando sí o no, continuarán siendo continuidad porque nada en Cuba cambiará, y cuando usted cierre sus ojos , podrá hacerlo con tranquilidad, porque por lo visto en nuestra isla todo seguirá siendo eso: una continuidad de miseria y sinsentido.

  • “La Constitución de un país debe ser reflejo de su época histórica”, eso significa que Cuba tiene que salir del estancamiento y de la inmovilidad civil, que los cubanos por primera vez desde 1959, tenemos la “libertad” y el “derecho” de estampar un rotundo NO, en la hoja de votación y declarar, lo mínimo que puede decirse sobre esa Constitución, que es un contrasentido total de principio a fin, y solo intentar entenderla es un ejercicio peligroso, no ya para la tolerancia o la paciencia, sino para la razón de cualquiera.

  • Primera ley revolucionaria: Restablecer plenamente la Constitucion de 1940. No se si el guerrillero Elio se entero alguna vez que se jugo el pellejo para restablecer la C-40 mancillada y violada por Batista en 1952. Parece que se le olvido que decenas de jovenes cubanos entregaron su vida por esa Constitucion que fue traicionada y asesinada el mismo 1ro de enero de 1959 por el mismo lider de la revolucion.

  • Cada vez que intento leer un artículo de Elio, siento como si me estuviera cayendo cemento en el cerebro…

  • Leyendo de nuevo el título me di cuenta de que Elio tiene toda la razón. La actual propuesta de Constitución que se promueve en una campaña unilateral y asfixiante (solo falta que el día 24 nos agarren la mano para forzarnos a escribir el SÍ), es un exacto reflejo de esta triste y largaaaaa época histórica. El documento es un ejemplo de demagogia y del absurdo de intentar mezclar palabras, conceptos y realidades totalmente incompatibles, como esos mismos carteles que inundan las paredes de establecimientos estatales y dicen: “Sí por la democracia”. Cuando la democracia consiste precisamente en que puedas decidir por ti mismo.

  • Ayer, mientras recorría la barriada, vi que habían aparecido ofertas en los mercados, la pescadería… Y pensé: “Mmm… se ve que se acercan las elecciones”. También me pregunté cuántas de esas personas en la cola votarían sí, solo por inducción. Bueno, este método parece haberle dado resultado al gobierno durante décadas. Cuánto tiempo más necesita el pueblo para hartarse?

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