Ave caesar, morituris te salutant

Una farmacia en Mayarí, Holguín.

Por Eduardo N. Cordoví Hernández

HAVANA TIMES – Hay toda una serie de medicamentos que, por su importancia para el usuario, o quizás por su posible peligro para quien no tiene que consumirlo, o por su destino para un reducido sector de la población, para ser comprados en las farmacias, debe presentarse la receta médica prescripta por el médico.

Cuando se trata de un medicamento que el paciente debe consumir diariamente mientras viva, como es el caso de los diabéticos, hemofílicos, hipertensos, etcétera y para no tener que estar llevando cada mes una nueva receta para lo mismo, se habilita un registro anual mediante una tarjeta de control –que acá llamamos Tarjetón, aunque no es grande– que coincide con un listado que obra en poder de la farmacia y que se actualiza anualmente mediante un Certificado médico.

La hipertensión y la diabetes son dos enfermedades del tipo degenerativas no infecciosas ¡tan extendidas! que podrían ser consideradas epidémicas, al menos en los países occidentales, pero igualmente en todas las grandes ciudades de cualquier parte del mundo. De ahí que se les consideren dolencias modernas, o de la civilización, debido a que tienen mucho que ver con los hábitos o estilos de vida que impone el desarrollo científico-técnico, en cuanto a la calidad de los tipos de alimentos llamados industrializados y al estímulo sostenido de la atención; debido al miedo inducido por la constante amenaza de diversos riesgos como prisas, exceso de trabajo y disímiles preocupaciones; y que se resumen con la palabra inglesa: stress.

La hipertensión arterial y las diabetes son enfermedades mortales. Sin embargo, no es requisito indispensable estar aquejados por alguna de ellas, para morir a consecuencia de tales. Incluso padeciendo ambas. Alguien puede ser hipertenso por diversas causas, entre ellas la diabetes. Pero la diabetes por lo general desencadena la hipertensión, entre otras tantas como disfunción eréctil, ceguera, candidiasis, problemas renales… Pero, reajustando los hábitos de vida y con la medicación recomendada, el paciente logra controlar su estado y prolongar su tiempo de vida, incluso morir longevo por otras causas.

Desde hace meses en Cuba, este año 2023, se han estado presentando dificultades en el abastecimiento a las farmacias de, al menos que sepa con seguridad, Enalapril. Un medicamento que inhibe a la enzima que convierte la angiotensina, y del que depende el control de la estabilidad saludable de una enorme población de hipertensos. Ya sé que no es este medicamento solo. Todos los otros están en la misma situación.

A veces por razones de trabajo uno no está en el barrio el día que vienen los medicamentos o se le olvida; pero, como uno está registrado y tiene una tarjeta para adquirirlos, los podía comprar dentro del mes. Ya no. Pues los medicamentos no llegan completos para todos. No alcanzan, aunque tengas tarjetón, aunque ese día tengas la presión alta, aunque no abastecieron el mes anterior.

Así que el día que abastecen se forma la cola, si llegas algo tarde puede suceder que no alcances. Sin embargo, hay personas que venden ¡No la cajita! Que trae tres blisters, de diez pastillas o el pomito plástico de treinta, en el precio regular de unos veinte pesos, sino cada blíster en el astronómico precio de doscientos cincuenta. Se trata del mercado de la vida, del enriquecimiento de algunos a costa de tu miedo a pasar por el mal rato de que te suba la presión, en el que también puedes morirte.

Así que hace días pasé por la farmacia y pregunté, por si acaso, si había Enalapril. Me dijeron que había; pero no podían traerlo. Problemas de transporte. No hay petróleo. Unas veces resuelvo comprándolo a sobre-precio o consiguiendo con amistades un blíster con cuatro pastillas aquí, alguien que me regaló dos allá.  Y las ahorro, tomo la mitad en lugar de la pastilla completa. Tomo suficiente agua, evito incomodarme, hago ejercicios casi todos los días, como con poca sal, mínimo de azúcar y no refinada… En fin.

Otro día volví a pasar, estaba otra chica ese día, e hice la misma pregunta. La joven bajó la cabeza para mirarme de abajo hacia arriba, bajó también las comisuras de los labios haciendo un arco con la boca, pero subió una ceja para decirme en tono de interrogación exclamativa: ¡¿E-na-la-PRÍL?!  No logré discernir si ella me preguntaba a mí o si le sorprendía que yo le preguntara a ella. Sin embargo, me quedó claro que parece no va a haber por algún tiempo.

Ya no es sólo el Enalapril, sino todos los medicamentos. De hecho, muchas farmacias que siempre tuvieron turno permanente, ya no tienen turno de guardia nocturna. Pronto no habrá nada que vender y las cerrarán también. Están vacíos los estantes, anaqueles y repisas.

Tengo la seguridad de que ¡Gracias al poder de Dios! nuestros dirigentes estarán exentos de estas faltas de medicamentos, pues en todos se aprecia sobrepeso, obesidad, y cuando no suficiente grasa abdominal como para diagnosticar resistencia a la insulina y stress oxidativo. Sus vidas transcurren en largas travesías aéreas, reuniones, entrevistas, simposios, y otros eventos internacionales donde la puntualidad y el protocolo hacen elevar los niveles de exigencia de presentación, dicción y un largo etcétera. También habría que incluir el contratiempo de a veces no ser comprendidos ni reconocidos por los desmedidos esfuerzos realizados en las funciones que desempeñan.

Mientras escribo escucho en Radio Enciclopedia Popular, el instrumental Pobre gente de París.

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Eduardo N. Cordovi

Nací y vivo en Lawton, La Habana, el 29 de octubre de 1950. Ceramista, pintor y tallas en madera. He publicado en diarios y revistas del país y en la revista peruana de circulación continental Menú Journal. La Editorial Oriente publicó en 1989 mi libro, Bebidas notables, publicado también por loslibrosdigitales.com junto con mi novela Conspiración en La Habana.

4 thoughts on “Ave caesar, morituris te salutant

  • Asi mismo. Eso lo estamos pasando todas las personas que tenemos algunos de estos padecimientos y si es algun antibiotico peor , porque es por receta medica y en lo que fuiste al consultorio a buscar la receta cuando regresas a la farmacia ya se acabo

  • Gracias por leer el artículo y, también, dejar tu comentario.

  • Pobreza y Miseria: los 2 regalos del bandolero delincuente de Fidel castro.

  • Cordovi: La falta de medicinas es una cuestión grave, el otro día estuve seis horas haciendo cola en la farmacia de enfrente. Una señora vecina de 80 años me cuenta que hace la cola porque si va al otro día no hay medicinas. Pero además las que trabajan en la farmacia van cargadas cuando se van. Su nieta compra a estas empleadas medicinas a sobreprecio y sin hacer cola, por supuesto. La mayoría de la gente de esas colas son personas de más de 70 años y enfermas crónicas. La humanidad y la compasión no existen ya.

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