Perros en los tejados
Dmitri Prieto
Voy por la calle, miro hacia arriba, y veo perros.
Los perros me ladran.
Soy un cubano de a pie, y vivo en Santa Cruz del Norte. Antes era habanero, ahora soy mayabecoño, por la nueva provincia que nos crearon “desde arriba. ”
Soy un cubano de a pie, no cabalgo como Don Quijote. No me acompaña Sancho.
Pero los perros me ladran. No es el caso de “ladran, porque cabalgamos”: soy pedestre, no un caballero andante.
Ladran desde arriba. En Santa Cruz la gente ponen perros en los techos de las casas.
El perro ladra. Avisa a la familia de la casa por si hay algo sospechoso.
O simplemente ladra, porque le da la gana.
Ladra desde arriba.
Digo “perro,” pero puede perfectamente ser una perra. A lo mejor debo decir “perrx. ” O “perr@. ”
“El perro y la perra son el mejor amigo y la mejor amiga del hombre y de la mujer. ” El “respectivamente” sobra.
O bien: “La perra y el perro son la mejor amiga y el mejor amigo de la mujer y del hombre.” El femenino primero: sospecha de patriarcado disfrazado de caballerosidad.
No soy un caballero andante. Pero los perros ladran. Aunque no cabalgue. Ladran incluso cuando voy con mi novia. Ladran desde arriba.
¡Dmitri tiene novia!, dirá algún/a lector/a de HAVANA TIMES, ¡no lo sabíamos!
¿Qué les importa –digo yo- cuando los perros ladran?
Los perros ladran desde arriba.
Hasta ahora no vi a ninguno tirársele encima a nadie, desde el tejado a la acera. . . Si lo hubiese visto, me darían miedo esos perros que ladran desde arriba. Pero no.
Entonces, se aplica plenamente: perro que ladra no muerde.
Dicen que tienen miedo de las alturas.
Las alturas que separan arriba de abajo.
Los perros sólo suben, no bajan. Para bajar un perro habría que hacerlo a la fuerza.
Un gato quizás se tiraría.
Los gatos son anarquistas: se mueven en todas las direcciones.
Y no ladran.
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