Percepción de riesgo

Dmitri Prieto

Esperando comprar en una bodega de La Habana.

Casi todos los días, en los noticieros de la TV cubana aparecen llamamientos a incrementar la percepción de riesgo frente a enfermedades epidémicas que hoy existen en la isla.

Escuchamos llamados a no bajar la guardia frente a posibles focos de reproducción del mosquito Aedes aegypti, trasmisor del dengue, para cuyo exterminio se crearon cuerpos de personal especializado que inspeccionan viviendas, vecindarios y centros laborales.

También nos hablan sobre lo importante que es taparse la boca cuando uno estornuda, pues al hacerlo se transmiten virus, y nunca se sabe si se es portador de la (potencialmente) mortal gripe A H1 N1.

Cada vez más frecuentemente nos llaman la atención sobre lo importante que es el lavado de las manos.

Al mismo tiempo, hay spots sobre cómo no discriminar a los enfermos de tuberculosis…

Con cierta frecuencia, ponen uno que otro reporte sobre personas que se han enfermado y salvado de la influenza A H1 N1. Casi siempre, embarazadas y niños.

Pero nunca sale un ejecutivo de Salud Pública o Defensa Civil con datos concretos sobre cuántas personas han enfermado, y de qué enfermedad. Sencillamente, no vemos esos datos. No sé si son públicos o secretos, pero está claro que no se divulgan por la TV.

Una vez el Ministro de Salud Pública (hoy depuesto de su cargo) habló de cuatro epidemias. Contamos: dengue, influenza, conjuntivitis… Nos preguntamos: ¿cuál sería la cuarta? ¿Tuberculosis? ¿Leptospirosis?  No hubo ni la más mínima sugerencia, más allá de interpretaciones que uno mismo se puede hacer en torno a las campañas oficiales de marketing social.

Y al mismo tiempo, los médicos que hablan por la TV se quejan de que la población cubana ha bajado la guardia, de que estamos perdiendo percepción de riesgo…

Pienso que si tuviéramos cada semana los datos sobre la situación real de las enfermedades epidémicas, podríamos ser más críticos y reflexivos en materias de riesgos. Más conscientes, quiero decir. Quizás el caso del VIH/SIDA sea un buen ejemplo de socialización de la información.

Me parece que sería muy útil tener esos datos; sin ellos, los lamentos por la baja “percepción de riesgo” suenan a lógica de Lewis Caroll. Sería mejor para nosotros mismos tener acceso a las estadísticas medicas, y en todo caso ayudaría a mejorar nuestra salud pública. Un instrumento de concientización y no un “arma en manos del enemigo,” o un vehículo de alarmismo antisocial, como algunos todavía piensan.

Dimitri Prieto-Samsonov

Dmitri Prieto-Samsonov: Me defino por mi origen indistintamente como cubano-ruso o ruso-cubano. Nací en Moscú, en 1972, de madre rusa y padre cubano; viví en la URSS hasta los 13 años, aunque ya conocía Cuba, pues veníamos casi todos los años de vacaciones. Habito en un quinto piso de un edificio multifamiliar, en Santa Cruz del Norte, cerca del mar. Estudié Bioquímica, Derecho (ambas en La Habana) y Antropología (en Londres). He escrito sobre biología molecular, filosofía y anarquismo, aunque me gusta más leer que escribir. Imparto clases en la Universidad Agraria de La Habana. Creo en Dios y en la posibilidad de una sociedad donde seamos libres. Junto con otra gente, en eso estamos: deshaciendo muros y rutinas.