La fractura humana y el largo brazo de la corrupción

Dmitri Prieto

Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB). Foto: infomed.sld.cu

En uno de los recientes procesos por corrupción y apropiación de recursos estatales estuvieron involucradas personas que trabajaban en el Aeropuerto de La Habana y en el moderno sector de las industrias bio-farmacéuticas (especialmente la comercializadora Heber Biotec, del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología: CIGB).

En los ‘90, trabajé unos años en el CIGB y me impresionó que entre los condenados a penas de cárcel estuviesen dos conocidos míos. Uno era entonces un muchacho encargado de la tramitación de viajes internacionales; el otro, un hombre ya mayor que hacía gestiones en el aeropuerto para recibir las adquisiciones del Centro y exportar sus productos.

Del primero, tengo una remembranza de cómo me llevó en moto a la Embajada de Italia para recoger mi pasaporte ya visado: ese mismo día yo viajaría a un curso en Trieste. Del segundo, recuerdo cómo una tarde fuimos al aeropuerto a recoger una costosa computadora que para un proyecto de nuestro departamento investigativo enviaba una agencia sueca. Ambos eran personas amables y serviciales.

En aquel tiempo me sentía todavía un adolescente, y el CIGB era como un oasis de desarrollo y prosperidad sin par, rodeado por el desierto del Periodo Especial. A (casi) todos nos gustaba trabajar allí: era prestigioso, interesante, y estimulaba los sueños que se resistían a morir.

Para mí fue una experiencia controversial, pero aprendí un modo agresivo de “fajarme” con el trabajo que todavía envidio en mis propios adentros. Era esa “consagración” a los propósitos del Centro de la que tanto se ha hablado, y que no considero –como algunos- reductible a simple entusiasmo juvenil o a un interés material recubierto de hipocresía.

Me apena que aquellos ya lejanos colegas hayan caído en la trampa de la corrupción. No logro recordar nada malo en ellos; y eso me preocupa. Porque da fe de una fractura que de algún modo todos llevamos dentro.

Sé que muchos pensarán en política, o en las necesidades, o bien en el ánimo de enriquecimiento que asiste a las almas humanas y –según afiliaciones debe ser extirpado como lo quería el Che Guevara o convertido en motor al servicio interés social según ilustraba Adam Smith-.

Por mi parte, con Dostoievski aprecio la fractura humana, y cuando ésta llega a mis entrañas también siento dolor acompañado de un inverosímil cariño.

Hace más de 10 años dejé el CIGB, pero guardo aún el susurro de la vocación investigativa.
Y deseo en mi corazón que los hoy castigados encuentren un camino mejor.

Dimitri Prieto-Samsonov

Dmitri Prieto-Samsonov: Me defino por mi origen indistintamente como cubano-ruso o ruso-cubano. Nací en Moscú, en 1972, de madre rusa y padre cubano; viví en la URSS hasta los 13 años, aunque ya conocía Cuba, pues veníamos casi todos los años de vacaciones. Habito en un quinto piso de un edificio multifamiliar, en Santa Cruz del Norte, cerca del mar. Estudié Bioquímica, Derecho (ambas en La Habana) y Antropología (en Londres). He escrito sobre biología molecular, filosofía y anarquismo, aunque me gusta más leer que escribir. Imparto clases en la Universidad Agraria de La Habana. Creo en Dios y en la posibilidad de una sociedad donde seamos libres. Junto con otra gente, en eso estamos: deshaciendo muros y rutinas.

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6 thoughts on “La fractura humana y el largo brazo de la corrupción

  • Ay, CIGB, we miss you, dear monster…!!!

  • Sin duda Dimitri Prieto-Sansonov te has tomado la tropicola del olvido…. Me sorprende que te sorprenda la sorpresa que se llevo el pobre Medina… Me da risa que se te olvido la corrupcion campante y mediocre de influencias, y recursos que se vivia en el CIGB…

  • OLPL, aun recuerdo la electroforesis inacabada, aquel día con Karimi, cuando lo de la agenda. Invevitable. Grey monster. Eshg.

  • Huronazul, no digo que me sorprende, sino que me impresiona. Esa es la palabra que uso. Porque en realidad ya pocas cosas pueden sorprenderme, y menos esas.
    Y no creo que haya olvidado eso que dices. La tropicola no me gusta tanto, prefiero el té. Creo que cada uno de nosotros tiene una historia que contar, de eso que dices. Al contrario de ti, aquello no me da risa, e igualmente diverjo en lo de “sin dudas”: algo que aprendí allí fue dudar de todo, o por lo menos de unas cuantas cosas.
    Solo narro la impresión al escuchar en un parte judicial nombres de gente antaño cercanas al espacio personal de uno. En mi caso, “la corrupcion campante y mediocre de influencias, y recursos que se vivia en el CIGB“ y que tan justamente mencionas nunca fue el estimulo para entrar ahí, como probablemente tampoco lo fue para ti y unxs cuantxs mas. Solo doy fe de mis recuerdos, buenos malos y regulares, y pienso que tales hechos narrados de por si son lo suficientemente irónicos. Y tristes. Como muchos otros tantos.

  • Estimado Dmitri. Encontre tu post reenviado por alguien que esta registrado en facebook en el grupo de ex-cigb’s. Yo coincido contigo en la forma que enfocas el asunto. Todos conocimos las cosas que se hacian alla pero igualmente nunca esas manchas seran suficientes para desconocer el CIGB como lo caracterizas de verdadero oasis. La mejor prueba que lo aprendido y vivido alli es nostalgia para todos es que hasta cuenta de ex-cigb’s existe y las respuestas que has recibido aqui.

  • Dmitri estoy de acuerdo contigo hace ya muchos meses de esta publicación pero quisiera agregar que yo tambien trabaje alli y conoci muy bien a jair exelente persona y Medina que puedo decir de el estube enferma debes recordarme la camagueyana que padeci un linfoma Hogking en el 95,96 y 97 que trabajaba en el Bioterio y en Documentación bueno, Medina estubo al lado mio todo el tiempo y muchas veces cuando yo estab ingresada muy mal lloraba por mi con mi mama y las enfermeras pensaban era mi familia me iva a ver a diario como muchos otros y me llevaba todos los dias un ramo de flores rojas para alegrarme en aquella situación es muy triste saber estan en esas condicones y el en varias ocaciones me llevaba al cimeq en el carro de Gustavo de la riva, en fin una persona con una calidad y noblesa inmensa, creo en mi opinión ellos pagaron por muchos otros que hoy estan felices en el cigb. Saludos Tamara.

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