Extrañando a Shakira
Dmitri Prieto
La Academia Latina de la Grabación en Estados Unidos, que en 2011 eligió a la colombiana Shakira como la figura más relevante de la industria discográfica, le otorgó su mayor galardón como persona del año, acabo de leer en la BBC: La noche en que Shakira fue la reina de la música latina.
Por razones obvias no pude estar en Las Vegas, pero no puedo negar que siento felicidad por esa muchacha colombiana de 34 años (en Cuba, a quienes nos dedicamos a la creación nos consideran jóvenes hasta los 35) cuya imagen para algunos cubanos se ha tornado en símbolo sexual, y para algunas cubanas, en arquetípica idea de éxito.
Nos informan también que Shakira –quien comenzó su carrera musical a los 13 años- encabeza la Fundación Pies Descalzos, que ha recaudado millones de dólares para mejorar las oportunidades educativas de niños desplazados y de bajos recursos en Colombia, y que es miembro del comité asesor del presidente Barack Obama en temas de educación hispana.
Ante la noticia, no pude evitar un deje nostálgico: desde hace mucho, dejé de seguir a Shakira, cuya femenina figura y tan familiar voz nos son ofrecidas diariamente como una de las metáforas triunfales gestadas en el seno de la globalizada industria del entretenimiento.
No pude evitar el recuerdo de aquellas canciones de esa bella chica trigueña de ancestros árabes, hija de un país en guerra, que alegraban mi vida de bioquímico acabado de graduar, encuevado días y noches en un cuartico de estudio del habanero Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología.
Canciones donde Shakira atacaba con vehemencia, convicción y hasta erotismo al machismo, la pobreza y otros significados demasiado operativos que son la otra y no menos eficaz cara de ese mismo sistema planetario que hoy –y montándose en su singular talento- la lanza al Grammy de honor.
No me extraña: sé perfectamente que las dinámicas del mercado, en definitiva, convierten al arte crítico en una suerte de tecnocracia del espectáculo.
Ahora sólo extraño más a la Shakira de los pies descalzos, aquella rebelde chica barranquillera de los ´90.
Y es a ella a quien dedico de todo corazón mis felicidades por el premio.
Gústese o no ahora el neoliberalismo manda.
Dmitri, !qué extraña nota esa saliendo de ti!
Descarado, a ti lo que te gusta es la hembra esa y ahora le haces tu homenajito.
gracias