Cuba bate record en el “dominio” del futbol – pero, ¿dónde están los goles?
Dmitri Prieto
Basta mirar las calles y parques de Cuba por estos días de Copa del Mundo para percatarse de la popularidad del futbol. Es mucho mayor que hace 15 ó 20 años, entre otras causas gracias a las transmisiones televisivas de los Mundiales y otros juegos importantes.
También el incremento de relaciones con extranjeros de diversos países futboleros y el discreto pero continuo aumento del acceso a internet han contribuido al interés de los cubanos por ese deporte.
Hoy, las calles y parques de Cuba tienen algo parecido a las de Brasil, Italia o Rusia, por los grupitos de niños y adolescentes que patean la pelota en torneos callejeros, incluidos por supuesto los frecuentes gritos de ¡Gooool!
Los juegos informales se complementan con el fanatismo de los hinchas cubanos que “le van” a los equipos de países mundialistas y cada vez usan más visiblemente la indumentaria propia de sus ídolos.
Temporalmente, el futbol desplaza al beisbol como deporte nacional.
Pero lamentablemente los equipos cubanos no son buenos en el futbol. Creo que en algún momento a principios del siglo XX lograron estar en el Mundial, pero eso para la mayoría es historia antigua. A pesar de la ayuda de algunos amigos de tierras futbolísticas y hasta de la reciente presencia de un entrenador alemán, no se alcanza el objetivo de tener un buen equipo (aunque para decir verdad, en la especialidad de futbol-sala los resultados creo que son mejores que en el de terreno).
Aunque hay una particular especialidad del futbol en la cual los cubanos y las cubanas tienen el Uno. Es el dominio del balón.
Por ejemplo, recién conocí que un cubano –Erik Hernández- acaba de batir su propio record de dominio del balón desde la posición de sentado. Estuvo unas cuantas horas pateando la pelota oficial del Mundial 2010 en el lobby del lujoso hotel Copacabana.
Obviamente, a pesar de la presencia de federativos de la FIFA que certifican oficialmente las hazañas de los “dominadores” (el término es del noticiero de la TV nacional) cubanos, más que de una contribución “seria” a la práctica del futbol en Cuba, se trata de actos de exhibición en aras de records curiosos dignos del Libro Guiness.
En la TV, el “dominador” se quejaba del rigor del entrenamiento y de dolores en la espalda y en las piernas. Pienso que son efectos inevitables de su rigurosa misión.
“Dominadores” y “dominadoras” de Cuba se especializan en conducir el balón largos kilómetros con los pies, en controlarlo horas con la cabeza o con las piernas, desde diversas posiciones del cuerpo. Visten vistosos uniformes Adidas y tienen el status de deportistas de alto rendimiento. Ello significa dietas especiales, acceso a servicios de alto nivel y una práctica cuasi-profesional de su especialidad atlética.
Algunos comentaristas hablan de una “escuela cubana del dominio del balón.”
Mientras yo pienso: el futbol es como la sociedad toda. Lo que vale es alcanzar las metas (el significado inglés de “gol”: goal) que se proponen. Y vale igual para el futbol, donde los goles logrados en un partido deciden quién gana, que para el éxito de un proyecto social, donde el “dominio” per se no configura el escenario, aun cuando se batan interesantes records.