Cordialidad en las manifestaciones públicas

Dmirti Prieto

Los Abakuá en las calles de La Habana. Foto: Isbel Diáz

Quizás haya pasado ya un poco de tiempo, pero quiero referirme nuevamente a la conmemoración del Día de descolonización histórica el 27 de noviembre.  Es una fecha gestada “desde abajo”: fue una iniciativa de varios ciudadanos cubanos comprometidos con la historia y la realidad del país comenzar a recordar a aquellos anónimos cubanos negros asesinados por los colonialistas hispanos en 1871, cuando también murieron 8 estudiantes (blancos) de Medicina, considerados los primeros mártires universitarios cubanos.

La “historia oficial” ha promovido la conmemoración de éstos, pero no de aquéllos.  La razón no es tanto racial, como de colonialismo interno: los mártires negros y al menos uno de los blancos pertenecían a la sociedad secreta Abakuá, considerada hasta hace poco una especie de red marginal-mafiosa.

Sólo gracias a los trabajos de viejos Abakuá como el historiador Tato Quiñones se han logrado rescatar los valores originales de esa fraternidad de hombres y se ha comenzado a estudiar su contribución a la Revolución cubana.

El caso es que hoy muchos adolescentes buscan iniciarse en las fraternidades Abakuá precisamente para adquirir prestigio en “el ambiente” machista y marginal donde están inmersos; en sus pretensiones, la guapería y la capacidad de cometer hechos violentos juega un rol importante.

El proceso de rescate ético de las tradiciones Abakuá solo comienza, y es probable que la conmemoración del 27 de noviembre cada año ayude a resignificar para tantos jóvenes el hecho de ser ekobios, es decir, hermanos partícipes de esa histórica fraternidad donde tanto negros como blancos invocan a ancestros africanos.

En la conmemoración del noviembre pasado, por primera vez los Abakuá, entre ritmos de tambores rituales y bailes de Íremes o diablitos (que representan a los espíritus de los antepasados) llegaron al Monumento de los Estudiantes de Medicina, cerca del Castillo de la Punta.  Fue precisamente en medio de una protesta armada contra el asesinato de los estudiantes que murieron los negros Abakuá en 1871.

Quizás algunos hayan pensado que tantos ekobios juntos pueden ser una fuente de actitudes antisociales; pero, aunque todos pudimos disfrutar del aguardiente cubano en medio de la liturgia fúnebre que para los Abakuá no está exenta de alegría, no se produjo ningún tipo de hecho violento.  Todo lo contrario: primó una cordialidad que hoy es cada vez más rara en las calles de nuestra Habana.

Quiero resaltar otro punto esencial: la procesión fue acompañada por agentes de la Policía, de Tránsito y de la Seguridad.  Pero ellos mostraron también una actitud cordial y pacífica ante los peregrinos.  Por tradición, para los actos públicos de ese día no se pide ningún permiso a las autoridades, pues se considera que lo legítimo está por encima de lo legal.  Esta vez, los agentes uniformados y de civil incluso ayudaron a que los motociclistas de la Policía de Tránsito parara el tráfico a la hora de cruzar las calles.

Me alegran esas actitudes.  Cuando llegaron recientemente noticias sobre choques xenófobos en Moscú –mi otra capital- me agrada saber que en La Habana es posible conmemorar un hecho tan “exótico” para la historia de otros países que alegan “integración étnica.”

Ojalá las fuerzas de orden y nuestros activistas cívicos mantengan la  actitud cordial y de cooperación en acciones como las del 27 de noviembre.

Dimitri Prieto-Samsonov

Dmitri Prieto-Samsonov: Me defino por mi origen indistintamente como cubano-ruso o ruso-cubano. Nací en Moscú, en 1972, de madre rusa y padre cubano; viví en la URSS hasta los 13 años, aunque ya conocía Cuba, pues veníamos casi todos los años de vacaciones. Habito en un quinto piso de un edificio multifamiliar, en Santa Cruz del Norte, cerca del mar. Estudié Bioquímica, Derecho (ambas en La Habana) y Antropología (en Londres). He escrito sobre biología molecular, filosofía y anarquismo, aunque me gusta más leer que escribir. Imparto clases en la Universidad Agraria de La Habana. Creo en Dios y en la posibilidad de una sociedad donde seamos libres. Junto con otra gente, en eso estamos: deshaciendo muros y rutinas.

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One thought on “Cordialidad en las manifestaciones públicas

  • Felicidades por esa iniziativa y que se siga conmemorando cada 27 de Nov, todos aquellos que han caido, caeran y seguiran cayendo por la Cuba libre son dignos de ser recordados, espero que cuando sea el dia de la conmemoracion de la muerte de Zapata sea recordada igual

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