Cómo deberían ser las cosas

Dmitri Prieto

Día de vacunación en el Electrico. Photo: Caridad

El fin de semana pasado tuve la oportunidad de estar junto con los colaboradores de HT Erasmo, Yusimí, Caridad, Irina, Regina, e Isbel, el coordinador de la red Observatorio Crítico, en el Reparto Eléctrico, barrio donde vive Erasmo.

Conozco el Eléctrico de hace unos cuantos años, pues allí vivían también algunos buenos amigos míos; hoy casi todos ellos viven en otros países, pues decidieron emigrar.

Pero esta vez Erasmo había coordinado una acción comunitaria junto con la red Observatorio y la Asociación Cubana Protectora de Animales y Plantas (Aniplant), en el curso de la cual al mismo tiempo se vacunarían perros y gatos, y también se sembrarían algunas plantas para embellecer el entorno.

Es un lugar, como muchos en La Habana y en Cuba toda, marcado por edificios de cinco plantas, grandes espacios de herbazales subutilizados, y pocas posibilidades protagonismo local. Esta vez, la iniciativa de Erasmo fue romper esa lógica y hacer algo bueno con la ayuda organizada de sus amigos.

Pues se solicitó un local a la Zona local del Comité de Defensa de la Revolución (CDR), y el CDR satisfizo la solicitud. Erasmo puso unos carteles anunciando la acción.  Aniplant envió a su veterinario, y Observatorio Crítico donó algo de sus fondos para que los participantes pudieran merendar, y también para comprar nuevas dosis de vacuna cuando se terminó la que traía el veterinario.

Por cierto, no es la primera donación en la historia del Observatorio: hace unos días despachamos algo de dinero (una suma mucho mayor que la usada en el Eléctrico) para los damnificados del terremoto en Haití. Tenemos hasta un recibo de esa donación.

Foto por Caridad

Pues en el Eléctrico las dosis se administraban gratuitamente, y se formó una cola de alegres propietarios con sus mascotas.  Es que de manera “normal” la vacunación habría tenido un costo en dinero, ya que los veterinarios viven de eso.

En Cuba ser veterinario es una profesión muy ventajosa. Conozco unos cuantos que son buenas personas. Pero hay algunos otros que sólo piensan en su negocio (sea legal o informal) y no en los animales.

Pero sí había un costo: los perros callejeros entraban a la vacunación sin hacer cola. Unos cuantos niños del barrio se encargaron de embullarlos para que fueran a vacunarse.

De hecho, es fantástico cómo Erasmo logra involucrar a los niños, que muy sinceramente aprenden a amar a la naturaleza y a hacer cosas interesantes y también valiosas para su comunidad. Si alguien prefiere (yo no) el concepto de “educación en valores,” se trata justamente de eso. Aunque más de los sentimientos y del amor solidario, diría yo.

También logramos proteger con cactus unos árboles recién sembrados para  que no resultaran víctimas de los depredadores ecológicos que aún abundan por allí.  Y llevamos al mini-vivero de Erasmo un producto de propiedad común: abono orgánico dejado por algunas vacas en un camino cercano que Erasmo había detectado antes. Literalmente un saco de estiércol. O de mierda, pues en Cuba no todos entienden el lenguaje técnico.

Los bienes comunes que para algunos son basura encuentran así su camino de vuelta al uso común, o sea, a formar parte del bienestar de la comunidad. Porque Erasmo utilizará el estiércol para reproducir más posturas de árboles que serán sembradas en el Eléctrico y más allá de los límites estrechos de su barrio.

El veterinario quedó cansado pero muy contento con la envergadura de la acción, y también con las condiciones que se crearon.  Al final, resultaron vacunados cerca de 200 perros y un gato. Francamente, no entiendo por qué apareció un solo gato.

Dimitri Prieto-Samsonov

Dmitri Prieto-Samsonov: Me defino por mi origen indistintamente como cubano-ruso o ruso-cubano. Nací en Moscú, en 1972, de madre rusa y padre cubano; viví en la URSS hasta los 13 años, aunque ya conocía Cuba, pues veníamos casi todos los años de vacaciones. Habito en un quinto piso de un edificio multifamiliar, en Santa Cruz del Norte, cerca del mar. Estudié Bioquímica, Derecho (ambas en La Habana) y Antropología (en Londres). He escrito sobre biología molecular, filosofía y anarquismo, aunque me gusta más leer que escribir. Imparto clases en la Universidad Agraria de La Habana. Creo en Dios y en la posibilidad de una sociedad donde seamos libres. Junto con otra gente, en eso estamos: deshaciendo muros y rutinas.

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One thought on “Cómo deberían ser las cosas

  • hola dimitri, nos conocimos en el observatorio crítico pero seguro no te acuerdas de mí, yo soy amigo de erasmo , me hubiera encantado estar allí en el tema de la vacunación de los canes, muy bueno todas estas iniciativas, también lo comenté en el articulo de irina, en fin. un saludo y abrazo . luismi.

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