Candidatos independientes sin plataformas

Dmitri Prieto

Razones para votar por un candidato. Foto: radiorebelde.cu

HAVANA TIMES, 24 abril – Cuando transito por las calles en estas jornadas pre-electorales, suelo encontrar en lugares visibles (vidrieras, murales, paredes…) hojas de papel expuestas al público, con fotos y biografías de candidatos a los cargos de delegados de Asambleas municipales.

Siempre aparecen varias fotos y biografías, obligatoriamente más de dos y que usualmente no pasan de cuatro (aunque teóricamente puede haber hasta ocho personas nominadas por circunscripción). Dos, la mayoría de las veces. A veces, tres. En  raras ocasiones, cuatro.

Técnicamente, todos los candidatos a las elecciones municipales cubanas son independientes. Porque no fueron propuestos por ningún partido político, y por tanto ningún partido está autorizado a hacer campañas a favor o en contra de algún candidato.

A los candidatos los proponen ciudadanos en asambleas de barrio, que después deciden (a mano alzada) cuál de los propuestos será nominado y por tanto aparecerá en la boleta. En cada circunscripción se hacen hasta ocho asambleas, de ahí que ese es el número máximo de candidatos.

Las fotos y ensayos biográficos –además de algún probable conocimiento personal- son las únicas fuentes informativas con las que contamos los electores. Los candidatos no aparecen en los medios de comunicación social, no hacen debates entre sí, tampoco realizan mítines ni encuentros con los electores.

Se supone que los ciudadanos decidimos por quién votar a partir de los méritos de cada persona, que es lo que supuestamente debe aparecer en la biografía. Por supuesto, también pueden entrar en juego las simpatías personales – a través del conocimiento personal de los candidatos, referencias de amigos, o simplemente el carisma que se aprecia (o no) en la foto.

Las fotos son siempre demasiado oficiales, en mi criterio. Algunas personas sonríen, pero no es lo más común. La mayoría de los líderes locales a escoger miran con caras serias, como si estuvieran ante un interrogatorio policial.

Tiene su lógica: los ojos de los electores teóricamente deben acceder a escudriñar la futura eficacia (o no) de sus potenciales representantes, teniendo la foto como una fuente mínima de información. Un interrogatorio fisiognómico democrático.

Así, nos miran desde vidrieras y paredes, mujeres y hombres, jóvenes y viejos, negros, blancos y mestizos, gordos y flacos. A veces son dos hombres negros y gordos, otras veces dos muchachas sonrientes, hay cuando aparece el rostro de un voluminoso señor mayor, jubilado, blanco, canoso y con bigote, entre una señora negra, ama de casa de indefinible edad (pero ésta se puede comprobar rápidamente por la biografía) y un muchacho mulato, elegante, recién graduado de una carrera militar y cuadro de la Juventud Comunista.

Algunos candidatos militan en la Juventud Comunista (UJC), otros en el Partido, otros no son militantes. No son datos suficientes para saber cómo piensan, pues aún dentro de esas organizaciones existen posturas diversas, cómo de sobra se ha confirmado en los últimos debates públicos sobre el futuro de Cuba en asambleas de la UJC así como en las páginas del periódico oficial Granma que los viernes publica algunas cartas de sus lectores, muchas polémicamente diversas.

Las biografías, por su parte, aportan algunos elementos básicos sobre qué es lo que cada candidato sabe hacer (según los estudios que cursó, los cargos que ocupó, los trabajos en que se desempeñó), pero no sobre si sabrá o no resolver los problemas que nos circundan.

La ley cubana explícitamente prohíbe cualquier propaganda electoral más allá de las fotos y biografías, y los candidatos no están autorizados a presentar programas ni plataformas.

Me pregunto: ¿por qué no podemos los electores enterarnos de cómo nuestros futuros delegados pretenden resolver los problemas de nuestros barrios? ¿Qué piensan sobre la situación del país y las vías para mejorarla? ¿Qué ideas llevarían a las Asambleas Municipales y Consejos Populares? Al menos, ¿cuáles son sus posturas en las materias que  todos los viernes se debaten en el Granma?

Si no le preguntas directamente al candidato, probablemente no llegarás a saber las respuestas. Para esta votación es demasiado tarde, pero quisiera que para la próxima hubiese alguna modificación en la ley que permitiera a los candidatos formular plataformas breves, con referencia a sus ideas y su futura gestión.

Será más trabajo para las comisiones electorales y también quizás para los electores a la hora de escoger, pero espero que también se convierta en una necesaria (pero no suficiente) primicia para la mejora en el desempeño de nuestros municipios.

Dimitri Prieto-Samsonov

Dmitri Prieto-Samsonov: Me defino por mi origen indistintamente como cubano-ruso o ruso-cubano. Nací en Moscú, en 1972, de madre rusa y padre cubano; viví en la URSS hasta los 13 años, aunque ya conocía Cuba, pues veníamos casi todos los años de vacaciones. Habito en un quinto piso de un edificio multifamiliar, en Santa Cruz del Norte, cerca del mar. Estudié Bioquímica, Derecho (ambas en La Habana) y Antropología (en Londres). He escrito sobre biología molecular, filosofía y anarquismo, aunque me gusta más leer que escribir. Imparto clases en la Universidad Agraria de La Habana. Creo en Dios y en la posibilidad de una sociedad donde seamos libres. Junto con otra gente, en eso estamos: deshaciendo muros y rutinas.

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