¿Zonas cubanas libres de reggaetón?

Dmitri Prieto

Osmany Garcia, foto: ecured.cu

HAVANA TIMES, 5 dic — Se me ocurre una solución a la profusión de cierta espiritualidad que en cantidades industriales es despachada sobre nosotros por vía del reggaetón (me refiero a la práctica de poner reggaetón en prácticamente cualquier lugar público de Cuba, con la probable excepción de las funerarias).

A quienes no nos gusta el reggaetón debemos ponernos de acuerdo y buscarnos un buen diseñador o diseñadora. Y que haga un logo con la frase: territorio libre de reggaetón (REGGAETON-FREE ZONE).

Entonces, con un poco de dinero, imprimimos pegatinas con el logo y la frase.

Y las pegamos por prácticamente cualquier lugar público de Cuba, con la probable excepción de las funerarias.

Esa será nuestra lucha, nuestra batalla de ideas.

Casi pudiéramos decir: la continuación de la campaña de alfabetización de 1961.

¿Qué les parece? ¿Alguien se embulla?

Dimitri Prieto-Samsonov

Dmitri Prieto-Samsonov: Me defino por mi origen indistintamente como cubano-ruso o ruso-cubano. Nací en Moscú, en 1972, de madre rusa y padre cubano; viví en la URSS hasta los 13 años, aunque ya conocía Cuba, pues veníamos casi todos los años de vacaciones. Habito en un quinto piso de un edificio multifamiliar, en Santa Cruz del Norte, cerca del mar. Estudié Bioquímica, Derecho (ambas en La Habana) y Antropología (en Londres). He escrito sobre biología molecular, filosofía y anarquismo, aunque me gusta más leer que escribir. Imparto clases en la Universidad Agraria de La Habana. Creo en Dios y en la posibilidad de una sociedad donde seamos libres. Junto con otra gente, en eso estamos: deshaciendo muros y rutinas.

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3 thoughts on “¿Zonas cubanas libres de reggaetón?

  • Jajajajaa… seguro ya tienes encima a todos aquellos que se dicen defensores del pluralismo, de la libre elección y la tolerancia(simple manera de retraerse, hipócrita forma de llamar a un estado de sujeción manifiesta)… digo, yo difiero: me declaro totalmente intolerante, y en cuanto a música aún más todavía. No acepto el jazz cubano, ni el europeo, privilegio la salsa neoyorquina por encima de lo que hacen cubanos, colombianos, boricuas y venezolanos; para son montuno únicamente el hecho en cuba, de ahí para allá no hay más. Algunos imbéciles insinuaron la cercanía del “reguetón” con el reggae, nada más alejado de la realidad, lo que hacen es mierda, reguetonero que se monte a la tarima me interesa poco, es mierda y punto. Tenga poca o mucha labia, es mierda; intenten con mucho o poco drum and bass, es mierda, le metan billetes y billetes en producción: es mierda! Y ya que estás muy anglosajón agrégale a las pegatinas: “… don’t consume that fckn sht!”

  • Dimitri, cargado de humor e ironía tu post. Me parece bien si se llega a concenso, porque el lugar público es de todos, sl2s.

  • Recuerdo que nunca has permitido que se le llame dictadura a lo que sucede en Cuba o Rusia. Lo he entendido por las cuestiones profundas q has argumentado. Por eso mismo no entiendo porque siendo antropologo y libertario siempre llevas en la boca esa intolerancia con el reggaeton. Acaso asumes lo mismo que criticas. O peor aun, acaso quieres decir q la música clásica, que se q aprecias, es un camino mas directo a la libertad. Vaya amigo, siempre te he preguntado porq esa radicalidad con el cocinero y esa diplomacia con el sensor. Se que eres valiente, se que eres libertario, pero siempre se produce un silencio cuando te veo tan aferrado a esa critica a un cuestión cultural popular. Acaso sera q tiene sentido tu actitud. De que la condena al reguaeton no implique necesariamente algo antiético. Y entonces brother, porq entre tragos nunca has aceptado el termino dictadura para Cuba y Rusia. La cuestión no es ser chistoso o irónico, pues seamoslo siempre amigo, porque podemos crear falsas opiniones sobre nosotros. recuerdo a otro amigo horrorizado por ver la playa llena de gente, de trabajadores, de pueblo. Horrorizado. Ese mismo amigo libertario me dijo un día que se resistía a tratar despectivamente a un agente de la seguridad del Estado. Si amigo, se produce un gran silencio, muy grande.

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