Voluntariedad forzada

Dariela Aquique

Foto: Linda Williams

HAVANA TIMES — Militancia es la actividad del que integra en un partido, asociación o cualquier otra agrupación. Es un grupo de personas organizadas, con principios y preceptos ideológicos comunes que defienden una misma opinión o línea de conducta.

Partido es en especial aquel que está constituido en organización política.

Pero pertenecer a un partido, parte del principio de la voluntariedad de quien o quienes van a integrarlo; o sea  a partir de la disposición de la persona de cumplir con ciertas obligaciones, por mera convicción.

Todo partido consta de ciertos documentos importantes, entre los que están mayormente los Estatutos o Reglamentos. Y en todo partido es indispensable la práctica del criterio de la democracia partidista.

Como es sabido en Cuba, desde 1959 quedaron abolidos todos los partidos. La aplicación del unipartidismo ha tenido como único objetivo la instauración y perpetuación del Partido Comunista de Cuba (PCC).

El que se conceptualiza como: (…) Organización que agrupa a la vanguardia de los revolucionarios cubanos. La Constitución de la República de Cuba, aprobada en referéndum popular, lo define como “martiano y marxista-leninista, vanguardia organizada de la nación cubana, es la fuerza dirigente superior de la Sociedad y el Estado”(…)

Las captaciones para formar parte de la filas del partido comunista, tienen sus antecedentes en otra organización, la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC).

Desde tempranas edades los estudiantes pasan por los llamados procesos de recomendados, donde desde las aulas se seleccionan a aquellos, que según “ciertas reglas”, cumplen con los requisitos para ser futuros militantes. Pero llegada la edad de 32 años, los jóvenes asociados deben crecer (es el término literalmente usado), a las filas del PCC.

Si por cualquier motivo un joven militante decidiese no continuar afiliado, es decir no pasar al Partido, es sometido a un riguroso análisis, donde debe exponer las razones de su decisión.

Debe llenar por escrito un formulario inquisitivo, además de hacer una exposición en una reunión con sus superiores y demás compañeros. Las causas deben estar claramente detalladas y ojo, bajo ningún concepto denotar problemas ideológicos (vuelvo a los términos literalmente usados).

Esto indica que en la mayoría de las ocasiones, obliga a los jóvenes a mentir, objetando problemas de salud, o crisis económica familiares que le hacen imposible seguir pagando las altas cuotas mensuales que deben abonar los militantes (esta si es muy cierta), entre otras mentiras piadosas.

Todo, menos cuestionar a la organización y sus arcaicos cánones, que tanto decepcionen a sus integrantes. Muchos permanecen asociados por doble moral, por lo que puede ayudar a ser promovido de cargo laboral, o por el aval que implica ser militante, para la autorización a una colaboración o a una superación o beca en el extranjero.

Por esta mala experiencia acaba de pasar un amigo. Lo que me motivó a este comentario y a preguntarme una vez más, ¿de qué va la democracia partidista?, ¿ser militante es un juramento sagrado y de por vida?, ¿o es una voluntariedad forzada?

Nota: No importa cuál noble sea la razón expuesta, toda baja de la militancia, aunque sea solicitada por el propio miembro, implica una sanción.

 

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