Un hijo agradecido de la Revolución
Dariela Aquique

HAVANA TIMES — Hace solo unos días el pasado 11 de junio, falleció Teófilo Stevenson Lawrence, uno de los más grandes pugilistas de la historia del deporte cubano, tres veces campeón olímpico y mundial en el peso completo.
Y el espacio radiotelevisivo cubano de la Mesa Redonda dedicó este miércoles su transmisión a conmemorar quien fuera esta figura.
Yo, realmente esperaba un programa que acopiara detalles puntales de la trayectoria personal y deportiva de quien sin duda fue el boxeador amateur que más brilló, al punto de convertirse en un ícono del boxeo internacional.
Esperé también comentarios de sus ex-compañeros y amigos y hasta de sus familiares, evocando al que dio muchos momentos de alegría a la afición del deporte de los puños. Esperé un programa que homenajeara al hombre y al atleta, sin sacralizarlo.
Pero salvo uno que otro comentario anecdótico, se centraron las observaciones en:
…el Stevenson, boxeador fruto de la Revolución, en su incondicionalidad con el proceso y especialmente en su lealtad a Fidel. En las tantas ocasiones que rechazó ofertas materiales, en su posición crítica ante las deserciones y en su eterno agradecimiento al Comandante…
Víctima de un infarto a los 60 años de edad, terminaba la vida de un hombre que se consagró al cuadrilátero y apenas escuché hablar de su insuperable técnica de boxeador fajador y contraofensivo, de su estilo de “guardia básica” que tanto intimidaba a sus rivales.
Nada oí de sus certeros golpes, de su jab, su directo, su cross, su uppercut, su gancho, su swing o su volea. De la efectividad de sus pegadas y su velocidad. Fueron todas historietas donde se enfatizaba su militancia comunista.
Alusiones muchas: … a su procedencia humilde, venido del oriente cubano, de allá de Las Tunas, le debía todo a la Revolución y como hijo agradecido que fue, hizo siempre una defensa irrevocable del más justo de los sistemas sociales…Lo llamaron incluso,… quien prefirió ser rojo a millonario.
Se lució el periodista y presentador Reinaldo Taladrid en su lata oficialista, haciendo culto a la personalidad del comandante, contando pasajes de la relación estrecha entre Fidel y Teófilo. Les confieso que por momentos, no estaba muy segura si el programa era dedicado al púgil o al ex mandatario.
Personalmente no soy muy aficionada a este deporte de lucha. No obstante fue una figura que hizo época durante mi niñez y mi adolescencia y recuerdo a los fanáticos vitorear sus triunfos y su imagen ante las cámaras, el hombre moreno, alto y fornido que de manera siempre ininteligible, entre sudores y adrenalina balbucea el clásico texto aprendido de memoria por los atletas cubanos: “Esta medalla es para mi pueblo y para el comandante”.
excelente muy sincero y sentido
Amiga!! te comento “otro dia sobre elarticulo””…..