Reinventado la cultura

Dariela Aquique

Abel Prieto.  Foto/archivo: radiohabana.cu
Abel Prieto. Foto/archivo: radiohabana.cu

HAVANA TIMES — El otro día leí en algún lugar que Abel Prieto, asesor del presidente Raúl Castro y exministro de Cultura, había expresado su preocupación por lo que él llama la yanquización de la cultura.

Desde hace algún tiempo, las autoridades en la isla vienen mostrando su inquietud por esta desestimación de lo oriundo, cada vez más explícita en algunos sectores de la población, sobre todo las nuevas generaciones, en las hay una fuerte tendencia a gustar de lo foráneo.

En la calle vemos a las gentes con pullovers, gorras, cintos, pañuelos y carteras con las insignias de Estados Unidos, Gran Bretaña, España, Italia o cualquier otro país. Y va resultando raro encontrar a alguien con enseres que tengan alegorías gentilicias.

Los jovencitos imitan las costumbres extranjeras y hacen fiestas temáticas al estilo Halloween. Las chicas llaman piyamadas a quedarse en casa de las amigas y quieren hacer equipos de porristas. Los muchachos salen a las discotecas particulares donde el DJ y la música electrónica suplantaron a las ruedas de casino.

La sociedad cubana se torna bien ajena a lo vernáculo. A los niños y las niñas les ponen nombres extranjeros como Jonathan, Jordán, Cristian o Estefany. Y en un país donde el acceso a Internet es tan restringido y complejo, la gente cada vez más quiere hacerse de tecnología sofisticada y aparatos de conexión inalámbrica de última generación, a veces solo por alardear.

En un país donde el peculio es un caos, la gente se paga mascotas caras. Hacen bailes de parejas en las Fiestas de 15 y celebran Bodas pomposas, con maestro de ceremonia y todo, aludiendo a una “high life”, que la Revolución creyó haber abolido, pero como el Ave Fénix resurge de sus cenizas.

En casa, las familias prefieren pagar los llamados paquetes y verlos en sus DVD y repelen la programación televisiva.

Pero, ¿esto por qué?

Sencillo Abel Prieto, esta yanquización o extranjerización, como quiera ponerle, es la lógica respuesta a tantos años de politización de la cultura nacional.

Qué arraigo a la cultura se puede esperar de un país que decidió imponer en los medios a Pello el Afrokan y prohibió a los Beatles. Y no es que la originalidad del Afrocán no tenga méritos, pero vedar al fenómeno musical más grande del siglo pasado, es un sacrilegio y una muestra enorme de incultura.

Mucha literatura, mucho cine, mucha música dejó de publicarse, de verse, de oírse en Cuba por décadas, solo porque eran hechas por desafectos al gobierno, o peor aún, porque el gobierno no les profesaba afectos. En cambio eran bastante difundidos los adeptos, aunque fuesen mediocres, como en algunos casos.

¿Don Abel no recuerda que en los 70 y los 80, sufrimos la sovietización de la cultura? Que lo pullovers de entonces tenían impreso el rostro de Gagarin o del Osito Micha. Que más de la mitad de mi generación son: Alexei, Mijaíl, Vladimir, Natacha o Nadia. Que conozco a más de dos negros que se llaman Volodia.

Sí, es verdad que hoy los jóvenes prefieren llevar camisetas de los clubes de futbol Barça o Real Madrid o de los equipos de béisbol Yanquis de Nueva York o de los Cardenales de St. Louis, que uno de Industriales, Pinar del Rio o Santiago. Y esto es, primero porque sus diseños y facturas son de mayor calidad y atractivo, y es mejor inversión pagarse uno de estos que comprar confecciones de media en tiendas en divisas, o lo que es lo mismo en M.N a precios excesivos.

La monserga del gobierno comunista reprimió todo lo que consideraba rezagos burgueses, como los concurso de belleza, denominándolos certámenes pueriles. Eventos estos que fueron todo un hábito social en la Cuba prerrevolucionaria. Así, la mujer cubana pasó de los cosméticos, las perchas y las pasarelas, para subir a las montañas a alfabetizar, a las escuelas al campo, a los trabajos voluntarios y a las prácticas de tiro para ¡defender a la Patria de cualquier agresión enemiga….!

Generaciones enteras crecieron en un ambiente pletórico de consignas y de propaganda política presente en todos los eventos deportivos, artísticos y culturales en general, lo que ha generado un rechazo casi involuntario. Porque como dijo Marx:… la ley se agota en el cumplimiento… y todo lo prohibido queda agazapado esperando su momento. Ante las supuestas “aperturas sociales” estas proscripciones han retornado como un bumerang.

Lo peor es que esta marea trae cosas buenas, pero también malas. En esta isla la gente sabe leer y escribir, pero la educación estética es bastante cuestionable. Por eso un buen grupo de personas escogen la banalidad de los culebrones mexicanos, venezolanos y las teleseries colombianas donde el protagonista siempre es un narcotraficante, los reality shows y certámenes amarillistas, los noticiarios sensacionalistas y otros demonios.

Porque aunque no puede negarse que buena parte de la programación nacional apuesta por lo didáctico y por la promoción de las artes, en cambio la precaria ambientación e iluminación de los sets televisivos; y la maldita circunstancia del mensaje político por todas partes, la han hecho perder audiencia.

El fantasma de la subversión política y el miedo al enriquecimiento personal, ha sido pretextos y razones para cercenar proyectos culturales de gran valía. Recordemos el caso Padilla y su obligado monólogo de mea culpa, hace más de 40 años. O más recientemente el cierre del Taller de Artes Plásticas de Pedro Pablo Oliva. O el del negocio gastronómico cultural El Cabildo del barítono Ulises Aquino, por solo citar algunos.

Los cubanos vivimos un futuro incierto. La incertidumbre social y la crisis política se traducen en esa búsqueda a tientas de una identidad que se trastocó.

¿Ahora el asesor del presidente Abel Prieto teme una yanquización de la cultura? Pero ya tuvimos en Palabras a los intelectuales, una fidelización de la cultura. Y después una sovietización de la cultura. Hoy algunos con buena fe y talento crean. Otros se pierden en la mediocridad y el facsímil. Ambas partes, a su manera, están reinventado la cultura.

 

 

Dariela Aquique

Dariela Aquique: Recuerdo mis años de estudiante como Bachiller, aquella profe que interrumpía la lectura de obras y con histrionismo sorprendente hablaba de las posibilidades reales de conocer más la verdad de un país por sus escritores, que por crónicas históricas. De ahí mi pasión por las letras, tuve excelentes profesores (claro, no eran los tiempos de maestros emergentes) y la improvisación y el no dominio de la materia quedaban descartadas. Con humildes pretensiones y la palabra de coartada quiero contribuir a mostrar la verdad de mi país, donde la realidad siempre supera a la ficción, pero donde un estilo novelesco envuelve su existencia.

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14 thoughts on “Reinventado la cultura

  • Dariela, muy bueno tu articulo; desde el fundamentalismo es muy dificil comprender toda la actividad humana, es desechado o superflujo todo aquello que no es justificado por la ideologia.

  • Bien por tu post Dariela, pero es que siempre ha sido así, lo que pasa es que Abel Prieto es tremendo cínico (para no llamarle zorro), porque empezando por El, Silvio y todos los demás, siempre han estado bien yanquizado. Ya a lo que han llegado es a un cuadro clínico de descaro. Cuando dejemos de ver(aunque gracias a Dios ya no se ve) al comandante con su chamarra de Adidas, a Raul con sus Ray-Ban, a Mariela y a las demás revolucionarias Damas con carteras Hermes de shopping en las grandes ciudades yankees y a Tony Castro con Rolex, ah y que quiten la estatua que le hicieron a Lennon en la Habana, es cuando podrán hablar, mientras No tienen moral hasta que no cumplan con lo que critican.

  • Eso no es particular de la sociedad cubana en transformacion. Lo mismo ha ocurrido en Vietnam, China, Rusia y el resto de lo que fue el campo socialista y hasta en España despues de Franco. Siempre tras la rigidez dictatorial viene el despelote.

  • Si Abel Prieto ve el video de la fiesta de cumplennos de mi nieta,

    nacida de padres cubanos, pero una Barbie rubita, de ojitos azules

    donde los niñitos bailaron con Minnie y Mickey Mouse, le da una sirimba.

  • Buen artículo, disfruté su lectura. en mi opinión en cuba lo que se está produciendo más que una yanquización, es simplemente un gusto por lo prohibido, la gente quiere (aún más los jóvenes) disfrutar sin cortapisas de todo lo que una cultura globalizada ofrece. Afortunadamente he viajado por cuestiones de trabajo a diferentes países latinoamericanos, al margen de de la yanquización (motivo de gran preocupación para Abel Prieto) esos países conservan su cultura popular y tradicional mucho mejor conservadas que la cubana; y estamos hablando de Latinoamérica, donde se supone que el desarrollo cultural de la población sea menor que en Cuba; por qué sus exponentes culturales están vigentes y conservados? , a mi entender la respuesta está en que en estos países no se vetó lo extranjero, se asimiló como consecuencia lógica de un mundo actualizado en que uno puede encontrar las más dísimiles expresiones culturales en un entorno social, eso lejos de minimizar lo propio lo enraizó aún más. La acción inquisitoria del departamento ideológico del Cómite Central sobre los medios de difusión es nefasta, al final ellos deciden que saldrá al aire, que tema es bueno y que tema es malo, y ni hablar de las carencias escenográficas, de iluminación y demás. Todavía recuerdo hace unos años un engrendo de mala muerte que pasaron en el espacio de la novela cubana (no recuerdo el título, se trataba de una historia ubicada como en los años 40, en que un avión en un pueblo de campo soltaba una cantidad de dinero al aire), pues bien, las críticas fueron atroces, la gente quería que euitaran aquello de la TV, pero los “compañeros” directivos del ICRT la mantuvieron estoicamente; la justificación? que ya estaba grabada!

  • kamikaze:

    Así mismo es: hay incluso países (también en Europa) que, cuando los muchachos se gradúan, van a su acto de graduación vestidos con su traje nacional. cansado estoy de ver a jóvenes latinoamericanos, esos mismos que bailan rock y de todo cuanto hay en las discotecas, que saben bailar muy bien sus bailes tradicionales: la cueca, la cumbia, el galerón. Pregunta cuántos jóvenes cubanos saben bailar un danzón, no digamos ya un zapateo.

  • En parte la globalización y en parte que lo poco “hecho en Cuba” no trae buena calidad. Excepto quizás el tabaco y el ron pero quien quiere buscarse un cáncer.

  • Sería un contrasentido que Cuba se “yanquizara” ahora. Si en medio siglo de república, cuando los yanquis entraban y salían de la Isla como Pedro por su casa, y hasta configuraban nuestra economía y política, mantuvimos nuestras raíces, nuestro “sabor”, ¿cómo se explicaría que ello aconteciera tras décadas de ir en sentido opuesto?… O quizás sea por eso mismo…

  • 100% de acuerdo con usted Jorgealejandro. Saludos.

  • Un post inteligente y coherente. Felicidades.

    Dicen los viejos pescadores que cuando todo el peso va para un solo lado de la barca esta termina siempre por voltearse.

  • Ese pais esta como esta, porque hasta nuestra pelota la desplazada por el balompie (me gusta) porque existen funcionarios cara de guante como este abel prieto, panzista y oportunista, deja que los yanquis se hagan sentir en el nuevo contexto y posiblemente pelee por ser el representante cultural de la Embajada de Cuba en la Yuma. A estos tipos hay que barrerlos de la faz de la tierra.
    Merecen el mayor desprecio, para ser del estado islamico, no solo es decapitar fisicamente, estos malvados marxistas han sido el estado islamico de nuestra autentica cultura.

  • En Panamá son altamente gringueros pero cada año como relojito se ponen los trajes típicos y desfilan en las fechas patrias.

    Y ni me digas na que el trajecito es obligatorio en la clase de folclore y es mas caro que el uniforme. Y eso el de varon. Los de niña, la saya cuesta como 50 la mas sencilla. Si me voy a trajes de mujer que los usan hasta en bodas hablamos de 5 000.00 en adelante solo el vestido, las prendas son mas de 30 000.00 dolares y pasan de generación a generación.

    Aprovecho para pavonearme: mi bebita salio en una portada vestida con el traje típico cuando tenia cinco meses.

    Conste, no me gaste 30K en en eso.

  • Por cierto, el título debería ser “Reinventando” la cultura…

  • O “reventando”

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