Dos Cartas pastorales en 20 años
Dariela Aquique
HAVANA TIMES — Carlos Gardel no tenía razón. Que veinte años no es nada…, solo funciona como letra de tango. Veinte años en la vida de un país, pueden ser casi nada, apenas minutos en el reloj de la historia.
Pero en la vida de los hombres y mujeres de un país, es demasiado tiempo, una buena parte, o la mitad de la vida, o hasta la vida entera. En veinte años las gentes envejecen, enferman, se mueren, pierden las esperanzas.
Sin embargo para aquellos que abrazan la fe, desde cualquier religión o creencia, sentencias como El amor todo lo espera, o La esperanza no defrauda, no son meras frases hechas.
Exactamente veinte años trascurrieron entre la Carta Pastoral, llamada El amor todo lo espera, y el reciente escrito emitido por la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba bajo el nombre de La esperanza no defrauda.
Fechada 8 de septiembre del 2013, día de la Virgen de la Caridad del Cobre Santa patrona de Cuba, en su saludo inicial dice, y lo trascribo textualmente:
“Queridos hermanos y hermanas: los obispos de Cuba, dentro de la celebración del Año de la Fe, nos dirigimos a ustedes sacerdotes, diáconos, religiosos y religiosas, a los fieles laicos y a todos los cubanos, con el propósito de compartir esta Carta Pastoral que desea aumentar en nuestros corazones la esperanza que debe animar a cada persona y cada pueblo. Esta invitación a la esperanza parte de nuestra fe cristiana, de la buena voluntad y de la necesidad y el deber de buscar entre los cubanos un futuro mejor para todos.”
Dicha misiva, consta de varias partes que bajo subtítulos, logra ir hilvanando el mensaje religioso, con el reclamo cívico. En el apartado Los cambios alientan la esperanza de nuestro pueblo, hay apuntes como estos:
“Cuba ha cambiado en los últimos años, el presente no se parece a los años pasados. Tampoco los cubanos de hoy somos iguales a los cubanos de veinte o cuarenta años atrás. Es normal que así sea (…) la carta pastoral de los obispos de Cuba ‘El amor todo lo espera’, publicada en 1993, contenía varias solicitudes de las cuales varias ya se han alcanzado y otras están aún pendientes.”
Más adelante en el párrafo Las esperanza de un futuro mejor incluyen también un nuevo orden político, se acota: “Cuba está llamada a ser una sociedad plural, siendo la suma de muchas realidades cubanas o, en otras palabras, Cuba es la nación de todos los cubanos, con sus diferencias y aspiraciones, aunque no siempre haya sucedido así. Debe haber derecho a la diversidad con respecto al pensamiento, a la creatividad, a la búsqueda de la verdad. De la diversidad surge la necesidad del diálogo.”
Y no es casual que a estas palabras le sucedan enunciados tales como: “El diálogo entre cubanos abre un camino a la esperanza.” O “Cuba en el concierto de naciones: motivos de esperanza”.
En sentido general la misiva de los obispos, no es más que un mensaje de fe y de difusión de la palabra de Dios desde las perspectivas de la iglesia católica. Es un canto a la unión y a la esperanza en un futuro mejor para nuestra nación.
Muy parecida a su antecesora, salvo en detalles como reseñar acontecimientos importantes para la iglesia y sus feligreses, como la visita de dos Papas a Cuba, en un período menor de 15 años. La del beato Juan Pablo II, bajo el epíteto de Mensajero de Verdad y la esperanza, en 1998 y la del hoy Papa emérito Benedicto XVI, como Peregrino de la Caridad, en la primavera del 2011.
También se hace un reconocimiento a la puesta en práctica de un conjunto de medidas o reformas que han incidido en algunos cambios para los entornos económicos, social y hasta cierto punto político del país (y con este último, yo no estoy muy de acuerdo, pues no veo realmente ninguno).
Pero para las personas como yo, de naturaleza laica, que tienen cierto problema con la fe, sus puntos de vista de futuro no pende de la esperanza o de la espera. ¿Nos bastará con conformarnos con cinco o seis pasos dados en cincuenta años? Y esperar dar tres o cuatro más, ¿en qué tiempo?
Yo respeto y apoyo esta carta pastoral, la que invito a todos los cubanos a leer. Pero mi irreligiosidad me supera. Seguro que de entre los obispos que escribieron aquella primera epístola, El amor todo lo espera, algunos no están hoy entre nosotros.
Ellos no vieron los cambios. Pasaron veinte años y hoy, La esperanza no defrauda, continúa con peticiones y reclamos. ¿Habrá una tercera, aún anhelante? Gardel se equivocó, en Cuba, veinte años es demasiado.
Continuará…
Dariela,
Excelente tu análisis, coincido plenamente con tu punto de vista.
Felicidades.
Muy buen analisis, en 20 a~os yo tender 55, y estare esperando latercera carta??? ojala no.
No por Dios, no va ocurrir una tercera carta, con dos basta y sobra, dentro de veinte años la esperanza serà para los cubanos un hecho consumado donde estaremos inmersos en un toma y daca con nuestras habilidades sin nadie que nos diga còmo tenemos que pensar y què sè puede y no hacer. Muy buen artículo Dariela, como siempre. Besitos por el cumple.