Cuba sin reyes, ni magos
Dariela Aquique

Mis abuelos de niños oían la leyenda. Sus padres, gentes muy humildes que vivían de los ruines salarios pagados en los primeros años de la seudorepública, le contaban:
“…tres moros venían en sus camellos, mientras dormían los niños colocaban regalos y en la mañana los chiquillos encontraban los juguetes dejados por los reyes magos…”
Por supuesto que mis bisabuelos confeccionaban con sus propias manos los peleles y cacharros para sus hijos. Lo que no habrían de permitirse era dejar de alimentar sus fantasías.
Aquellos mocitos ya de adultos, vivieron etapas un poco más prosperas y siguieron la bella tradición. Enseñaron a mis padres a escribir cartas para los reyes magos, pidiéndoles juguetes. Así de generación en generación viajó la fábula.
Nosotros no tuvimos la opción de colocar caramelos y escribir las esquelas para poner debajo de las camas. En nuestro tiempo imperó la educación bajo preceptos marxista-leninistas. Fuimos preparados en la convicción materialista, donde no hay espacio para mitos, ni personajes bíblicos.
Éramos el proyecto de hombre nuevo y un compromiso tal, no puede consentir la debilidad ideológica de tener ni reyes, ni magos, ni Dioses.
Pero no todo fue terrible, fueron los tiempos de la ayuda solidaria y el tutelaje de la Unión Soviética y tuvimos juguetes. Ahora no los traían ni Melchor, ni Gaspar, ni Baltazar, podíamos ir en las vacaciones a mirar las vidrieras donde estaban exhibidos y escoger.
Mamá se iba a las tiendas con una tarjetica de cupones y tenía el derecho a tres lindos juguetes para cada niño. Así mi hermano y yo inventamos geniales escenarios.
Tengo gratísimos recuerdo de mi infancia. Hoy cuando pasó delante de un bazar de muñecos, no puedo evitar sentir nostalgia y una angustia indecible. Los precios en divisa de cualquier juguetico para un niño, pueden representar medio y hasta el salario completo de un mes de trabajo de sus progenitores.
Sé de memoria, que vivimos tiempos sumamente difíciles, no obstante si de infantes se trata creo que se pudiera reajustar el precio de su diversión. Los juguetes más que esparcimiento, significan desarrollo de la imaginería, de las habilidades. En los primeros años de la vida se forma la personalidad.
Ayer he visto a un nene empinar una cometa hecha con un bolso de nylon atado a una cuerda. Como cambian los tiempos, sus padres no tendrán entre tanta penuria ni espacio, ni empeño para hacerles juguetes de forma artesanal. No podrán llevarlo a las vidrieras a elegir. Tampoco les podrán contar la historia, son momentos muy duros, no hay ni reyes, ni magos.
Me hiciste recordar,tambien mi niñez,donde una vez,,mi padre(ya fallecido),me dijo que no habia juguetes,
Porque los «americanos»,no habian «dejado» entrar a los camellos,le habia escrito la carta a los «magos»…tambien «Busque yerbas» a los camellos» todo lo puse debajo de la cama,
Al final,no recibi ningun juguete,pero mirando el dia de los !Reyes magos! que era el 6 de Enero,vi,que a otro niño se llamaba Julio,vecino,le habia «regalado» un castillo,con «soldaditos» de plomo!
Pense si habian «distintos » camellos? para traer los juguetes! tendria yo 6 años,pero si me acuerdo!
Julio,el niño,me invito a jugar,,y solo en su castillo,y con los «soldaditos» de Plomos….»solo asi «hicimos una guerra»