Repasos para la universidad

Danae Suarez

Este lunes comenzaron los repasos para estudiantes que culminan el 12 grado y se presentarán a los exámenes de ingreso a la educación superior.  Dicho tema suscitó muchas polémicas el año pasado debido a los resultados desastrosos que se obtuvieron principalmente en la asignatura de matemática.  Muchos fueron los padres que se quejaron de un examen demasiado “duro.”

En mi opinión el tema es mucho mas complejo, va mas allá de la calidad de un repaso por televisión o si el examen fue muy exigente.

Se trata de la mala preparación adquirida por estos alumnos que arrastraron un sistema de educación deficiente durante más de 6 años, constituido principalmente por maestros emergentes (muchachos que sin valorar si tenían aptitudes o no para ejercer el magisterio, sin medir ni siquiera el grado y profundidad de sus conocimientos, sometieron a una acelerada preparación con el objetivo suplir la carencia de maestros.)

No hay que olvidar tampoco que durante esos años de reforma de la educación los profesores  de la enseñanza secundaria  (emergentes o no)  impartían a veces hasta 4 asignaturas.  Sistema de enseñanza solo comparable con las lecciones recibidas por Alejandro Magno de su maestro Aristóteles.

Como colofón, y para no extenderme en citar errores, recordemos que la mayoría de las veces las aulas estaban abarrotadas por más de 40 muchachos, procedimiento que atentó también contra el aprendizaje de los mismos.

Hace un par de  años tuve la oportunidad de repasar matemática a una vecina mía que terminaba el doceavo grado y quería ir a la universidad.  Para ilustrar su desorientación, basta decir que me tomó 2 días lograr que entendiera porque la fracción ½ era lo mismo que decir 0.5.

Los resultados  se verán a largo plazo.  Pero vale aclarar que, pese a las buenas intenciones actuales, no es un repaso por la TV lo que va a definir si los alumnos salen bien o mal en el examen.   Hay que encarar que estos muchachos arrastran graves deficiencias como resultado de un sistema de educación mal concebido; error que al parecer se pretende actualmente enmendar, más para mi demasiado tarde.  El mal ya está hecho.