La esperanza está en los niños

Danae Suárez

Hace ya varios días venía camino a casa en el autobús y no mentiría si dijera que me sentí totalmente fuera de contexto entre los pasajeros.  De la reproductora del chofer salían todo tipo de canciones de reggaetón.  No recuerdo haber hallado entre la avalancha de jóvenes que montaban continuamente en la guagua a uno solo que no conociera, cantara, e intentara bailar entusiasmado cada uno de los temas allí reproducidos.

De momento una niña de unos 6 años saltó de las piernas de su madre y desafiando a una muchacha, comenzó a bailar haciendo gestos a mi juicio demasiado eróticos para una criatura tan pequeña.

Sin pretensiones de puritanismo puedo decir que sentí pena por esa criatura que crecía entre una música banal, que casi siempre venía acompañada de textos sin sentido y que probablemente la indujera a asumir códigos equivocados como estilo de vida.

Sin embargo dos días después mientras leía el periódico Juventude Rebelde encontré un interesante artículo sobre un concurso literario para niños, realizado en Cuba.

La maestra encargada de alentar dicho concurso y de fomentar la creatividad entre los niños que están bajo su amparo, hablaba en primer lugar de comprender las motivaciones del infante para estimular así un dialogo capaz de educarlos, satisfacer sus necesidades y estimularlos en su aporte a la construcción de un mundo mejor.  Para ello tomaba como referencia  las enseñanzas de dos grandes maestros: José Martí y Félix Varela.

“¡Vaya, por fin alguien haciendo algo verdaderamente serio!” fue mi reacción inmediata y continué leyendo interesada.   Mi emoción llegó a su clímax cuando al final del artículo, como un auténtico regalo, pude disfrutar del cuento ganador del concurso.

No exagero si les cuento que de mis ojos saltaron lágrimas de conmoción y respeto ante la creatividad, elegancia y sobre todo hondura de pensamiento que encontré en dicho cuento.  Muchos recuerdos vinieron a mi mente, pero uno de ellos -y para seguir con el tema de la música- fueron las palabras de Aldo Rodríguez, integrante de grupo “Los Aldeanos.” cuando afirmó en una entrevista realizada en Miami el pasado noviembre, que lo que necesitaba verdaderamente Cuba era un cambio espiritual.

Pensé llena de optimismo que ese cambio tal vez se estuviera engendrando en nuestros niños y que si la providencia los ayudaba a crecer entre menos carencias que al parecer emponzoñan el corazón de las almas débiles, nuestro futuro como nación y el añorado cambio espiritual estarían garantizado.

Pido permiso a Havana Times para publicar el cuento que me conmovió y empujó a escribir este artículo y espero que en los corazones de quienes lo lean despierte la misma esperanza que brotó en mi aquella tarde.

 

 

LA PUREZA

Autora: Gabriela Ortega Martin, sexto grado.

En un reino muy lejano había nacido en el medio del bosque la criatura mas extraña que jamás los seres humanos habían visto.

¿La madre?, una hermosa e inteligente hada que había sido seducida por el rey de los animales, que en aquella época no era el león sino un blanco y gracioso ratoncito.  Estuvo siete días y siete noches para poder tenerlo, y al fin, cuando nació, quedo sorprendida ante aquella rara pero tierna criatura.

¿Qué tenía de extraño el recién nacido? Pues bien, para empezar tenía una parte de cada animal que habitaba en el universo.  ¿Te lo puedes imaginar? Claro que sí….Entonces así mismo era.

Pero lo más sorprendente de aquella criatura era su ojo situado justo en el centro del cuello, que poseía tal poder que era capaz de descifrar  todos los sentimientos malignos que existían y convertir a cada persona que lo poseía en una piedra lisa y fría como las que existen en el fondo de los ríos.

Pronto la noticia corrió entre los pobladores y cada uno de ellos se escondía para no ser visto.  El ojo implacable daba vueltas como un carrusel cuando el pequeñín saltaba y corría entre las montañas.

Al concluir el primer día de nacido cientos de personas rodaban cuesta abajo convertidas en piedras y con ellas la envidia, el egoísmo, la hipocresía,  la avaricia, la mentira, la insensibilidad y muchas otras desaparecían.  Las personas que poseían algunas de estas características a la vez, se podían observar  manchas y musgos incrustadas en ellas.

Una gran tristeza se apoderó de los pequeños del reino, pero a la vez se asombraban  de que a ninguno de ellos les ocurriera tal desgracia.  En una semana solo quedaban en aquella región niños pequeños que corrían de un lado a otro tratando de descubrir lo que estaba sucediendo.

Una pequeña que tenía entre sus brazos acurrucados a nuestro personaje le dijo en voz baja:

“Por favor, ¿porque haces esto? Ayúdanos a recuperar a nuestros padres y familiares.”

“Lo haría con gusto, pero la humanidad está a punto de desaparecer si dejamos que todo continúe como está y tantas virtudes que poseían las personas ya no existen y se sustituyeron por todos los sentimientos negativos”, explicó.

Pronto estuvo rodeado por miles de niños que escuchaban atentamente.  Entre ellos sobresalía un pecoso que pidió la palabra y dijo así:  “Pienso que debemos darle una oportunidad a nuestros familiares y cada uno de nosotros en nuestros hogares se encargará de que papá y mamá aprendan la lección.”

Sin escuchar mas nuestro purificador cerró su ojo mágico y donde había cada piedra salió una flor que nuevamente se transformó en persona.  Cuando todo había acabado y los niños felices abrazaban a sus padres, alguien se dio cuenta que nuestro amiguito se elevaba suavemente sobre una nube por encima de todos, dejando una frase en el aire:

“Siempre los estaré observando, y gracias porque yo también aprendí algo entre ustedes: a perdonar”.

Los habitantes del reino trabajaron sin descanso durante un mes construyendo un inmenso monumento para quien los enseñó a ser mejores, y cuentan que fue la región mas prospera de toda la tierra.

 

Danae Suarez

Danae Suárez: Siempre me he sentido en la responsabilidad de defender valores que son eternos y que por desgracia han quedado olvidados en un mundo que tiende más a la despersonalización del ser humano y ¿Qué mejor lugar que mi país para hacer la tarea que debería asumir cada ciudadano consciente? : Trabajar por una sociedad mejor. Nunca olvido la famosa frase de la Madre Teresa de Calcuta: “Todo lo que hacemos no es mas que una gota en el océano, pero si no lo hacemos, esa gota faltará para siempre” y yo, estoy comprometida -desde mi convicción- a que mi gota no falte.

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One thought on “La esperanza está en los niños

  • Los ninos siempre han sido (y Dios mediante seguiran siendo) lo mas limpio y diafano que este mundo brutal alberga….Impresionante!!…
    Dios guarde la inocencia de Gabriela y haga su cuento realidad..

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