Este asunto del Agua
Danae Suárez
Años atrás cuando caminaba por las calles de La Habana Vieja, siempre iba mirando hacia arriba, no porque me gustara contemplar el cielo, o la arquitectura, sino por temor a que en algún momento algún viejo balcón se desprendiera y viniera a caerme en la cabeza.
Me resultaba increíble contemplar la ciudad envejecida y semi-derrumbada como si una devastadora guerra la hubiera aquejado.
Hoy con el proyecto de reconstrucción del casco histórico, asumido por el Historiador de la Ciudad, Eusebio Leal, caminar por las calles de la Habana vieja ya no parece un peligro, al menos en ese sentido.
Hoy, como en La fabula de los tres hermanos (famosa canción del trovador Silvio Rodríguez) voy mirando hacia el suelo. No porque tenga puesta mi mirada en el presente, como alude metafóricamente la canción, sino por la cantidad de calles llenas de salideros o aguas albañales que encuentro a cada paso.
Este mal, para ser sinceros, no solo aqueja las calles del casco histórico. Me atrevería a decir que todos los municipios de la Habana están inundados de fosas desbordadas que nadie atiende, salideros de agua corriente que avanza cuadras y cuadras y que pasan inadvertidos.
Esto, paradójicamente, a pesar de la cantidad de anuncios publicitarios convocando al pueblo al ahorro de este preciado liquido y de la situación deplorable de las principales fuentes de abasto de la capital producida por las grandes sequias.
No hacemos nada con hacer grandes convocatorias de ahorro de agua mientras las entidades encargadas de solucionar estos problemas se cruzan de brazos.
Tampoco resuelve demasiado Eusebio Leal añadiendo colorete a La Habana como si de una antigua viuda se tratara mientras obliga a los turistas a remangarse los pantalones para disfrutar el paseo por dicha calles, pues recuerda al que hace un montoncito de basura detrás de la puerta cuando viene una visita para aparentar que la casa está limpia.
Se trata de un esfuerzo mas profundo por resolver necesidades que son del pueblo y que pueden afectar incluso la salud de la población, pues muchos de estos salideros son auténticos criaderos de mosquitos y caldo de cultivo de otras enfermedades.
Solo espero que las instituciones responsabilizadas con la solución de este problema concienticen la necesidad de atender con urgencia este tipo de demandas.
Y pensar que el agua a la Habana en las casas no entran todos los dias, mi hna que vive en la H.Vieja muchos Lunes no ha podido ir a trabajar esperando que le entrara el agua en la casa para llenar los tanques, los cubitos, la banadera y hasta la madre de los tomates, que falta de respeto