Ancianos Ladrones

Danae Suarez

Cuando se habla de la crisis de valores a la que se vio expuesta nuestro país después de la caída del campo socialista (es decir, cuando la antigua URSS dejó de ser la URSS decidió desembarazarse para siempre del hijo bobo que representaba para ellos Cuba) siempre pienso en las generaciones que se iban formando en ese momento y mas aun en las que nacieron y se criaron en la debacle que representó para nosotros el período especial.

Sin embargo no solo nuestros jóvenes han estado recogiendo las amargas consecuencias de esta desvalorización.  También los ancianos buscan la manera de amoldarse a una sociedad donde ya “vale todo.”

Los incidentes en el tan mencionado agro o “placitas” son un termómetro para medir no solo la situación económica del país sino también los valores humanos.

Robar para muchos dejó de ser un pecado.  Fue muy triste hace unos días, escuchar por el mismo dependiente que eran los ancianos y no los jóvenes lo que le robaban los productos, pero más triste fue oír por boca de un mismo anciano, cuando  sorprendida lo increpé a que contestara, respondió:

”Ladrón que roba a ladrón, tiene 100 años de perdón”

No se cuan favorables o desfavorables podrán ser los nuevos cambios económicos que se avecinan, no se cuanto tardará el cubano en asumir, si fuera el caso, los enfoques de una nueva sociedad pero de una cosa estoy segura, tendrán que pasar muchos años para poder reivindicar una mentalidad que se ha visto lacerada, torcida y empañada por las consecuencias de estos años de lucha por la supervivencia.