¡El que se queda se queda así!
Danae Suarez
“El retrato de Martí, el que se queda se queda así” rezaba un antiguo juego infantil donde los muchachos, después de mencionada esta frase, se quedaban congelados en el lugar bajo la condición de no moverse. El que se movía, perdía el juego.
Tristemente, recordaba hoy este juego mientras paseaba frente al antiguo Teatro Martí y en un tono irónico le tararee: “El Teatro Martí, el que se queda se queda así”.
Y es que el Teatro Martí, ubicado en el corazón de la habana vieja y antaño emblemático símbolo de la cultura cubana, cede del famosísimo y muy bien recibido Vernáculo cubano, ha quedado hoy congelado en medio de un proceso de remodelación que comenzó hace no se cuantos años y que parece no tener fin.
La pregunta que asalta a todos los cubanos que hoy pasan frente a este lugar es evidente.
¿Que sucede que esta obra de remodelación comenzada por el historiador de la ciudad Eusebio Leal, que con tanto empeño se da a la tarea de rescatar nuestra cultura, no acaba de culminar?
¿Habrá un interés implícito de no reinaugurarlo escondido tras esta insólita e injustificada demora?
¿Será que este teatro, centro de ardientes criticas sociales, manifestadas a través de las obras que allí se exponían con hilarantes pinceladas de autentico humor criollo, hoy causa temor en nuestros medios?
No hay por que temer. Rescatemos nuestra cultura. Retomemos el vernáculo como una genuina expresión estética del teatro cubano. Los fantasmas de Rita Montaner, Alicia Rico, Carlos Pous y Enrique Arredondo, por solo citar algunos, esperan ansiosos entre bambalinas que se vuelva a brindar a los cubano la mas genuina y tradicional expresión del teatro y estoy segura nuestro pueblo lo sabrá agradecer.