¡Vivan los puntos!

Daisy Valera

Foto: Irina Echarry

HAVANA TIMES — Ayer casi fui feliz. Aunque pueda parecer que contentarme no es cosa fácil.

Soy más de títulos como: “mi trabajo me va a matar” o  “mi salario no alcanza”.

Confieso que desistí, no seguí buscándole al gato la quinta pata: ¡Escribir un post alegre es demasiado difícil!

Si  se intenta no parecer cansón y se omite (solo por unos minutos) la gratuidad (puede leerse “gratuidad”) de la salud y educación cubana como motivos para la alegría: ¿Qué nos queda?

No tengo ganas de lucir exagerada y  responder NADA. Mejor les digo que ayer viví el milagro.

Desaparecieron, sin más, los pesos cubanos y el CUC. Le dije adiós a la espeluznante cuestión de la doble moneda.

Por unas horas no tuve que pensar en el dinero. Me centré en los puntos. Específicamente en 23 puntos.

Todos los trabajadores de mi centro montamos en una guagua y nos bajamos en Tarará.

Justo frente a una tienda improvisada pintadita de rosa (les ha dado por importar pintura rosada) con un cartel que rezaba: Tienda de estímulo de presencia Tarará.

No nos tomó por sorpresa un nombre que para otros podría ser enigmático; estamos acostumbrados a la jerigonza laboral/estatal.

La traducción a las formas coloquiales sería: tienda con un poco de ropa, zapatos y productos de aseo.

Íbamos a ser estimulados, nos permitirían comprar mediante puntos cosas prácticamente imposibles de adquirir mediante el salario.

Para trabajar y trabajar bien (aquello de ser eficientes y productivos) hay que tener algo de ropa ¿no?

Amontonados bajo el sol, inquietos, preocupados, pero contentos hicimos una cola de varias horas en la puerta.

Dentro de la tienda el corre corre (disponíamos sólo de 15 min.), probarse ropa en las esquinas por falta de probador, sacar cuentas, cuentas, cuentas…..pero felices.

Los 23 puntos me recordaron mi salario, pero no permití que esa idea echara raíces y me amargara.

Decidí finalmente, dos blusas (9,15 y 8,50 pts respectivamente) y con los puntitos que quedaban: un ajustador (2,60 pts), un pomo de champú (1,85), dos jabones (0,90) y cuatro máquinas de afeitar (0,60 pts).

Los zapatos costaban más de 25 puntos y la mayoría de las perfumes más de 10, pero terminé la compra conforme.

El motivo de mi felicidad es sencillo; los productos que adquirí solo se pueden comprar en las tiendas en CUC y saqué algunas cuentas.

Las blusas cuestan 15,50 y 11, 95 CUC, los ajustadores un mínimo de 4, el champú 1,95, cada jabón 0,55 y cada máquina de afeitar 0,45.

Si  los hubiera adquirido al precio establecido el gasto ascendería a de 36,30 CUC aproximadamente.

Y como mi salario es de 335 pesos cubanos (13 CUC), la compra equivaldría casi a tres meses de trabajo.

Así que fui feliz, casi comienzo a dar saltos y gritar: ¡Vivan los puntos!..… ¡Vivan!

¿Si mi salario fuera en puntos? ¿Si las tiendas fueran por puntos? ¿Si dejara atrás esta semiactitud de punto*?
—–
*punto: en esta ocasión se juega con la frase del argot popular ser un punto: expresión que se utiliza para caracterizar una persona incapaz de enfrentar la violencia que ejercen sobre ella otras personas o situaciones.

Articulos recientes:

  • Cuba
  • Noticias

Llega a Cuba algo de leche en polvo donado desde España

La Asociación de Iniciativas Solidarias Alhucema en Sevilla, España también apoya con suministros médicos para…

  • Cancion del Dia
  • Noticias

Africando All Stars – Canción del día

Nuestra banda destacada de hoy es Africando All Stars con músicos de Africa y Nueva…

  • Foto del dia
  • Noticias

Una foto de mi madre en los años 30, Canadá – Foto del día

David Patrick Green tomó nuestra foto del día: "Mi madre disparando una flecha en los…

Con el motivo de mejorar el uso y la navegación, Havana Times utiliza cookies.