Mercados Miseria

Daisy Valera

Jubilado vendiendo dulces. Foto: Caridad

HAVANA TIMES — Me aterra la vejez.  No precisamente la futura flacidez de mis senos, los dolores en los huesos, las arrugas como consecuencia de los gestos repetidos una y otra vez.

Me asusta envejecer, sobre todo, porque me asusta Cuba.

La Habana es una ciudad para jóvenes; capaces de correr tras los camellos, de resistir infinitas colas, de comer muchos carbohidratos y pocas vitaminas.

Cuba necesita jóvenes dopados con cafeína pero los principales actores de esta ciudad/país son los ancianos.

La emigración y la baja natalidad hacen que mis paseos sean un constante encuentro con abuelos e incluso bisabuelos.

Están en todas partes y no puedo dejar de mirarlos y sentir casi escalofríos.

No son demasiados los rostros que tienen la marca de repetidas sonrisas en la comisura de los labios.

Se repiten como una constante las caras de amargura y cansancio.

A los ancianos les toca luchar al mismo ritmo que los jóvenes; el retiro no se convierte en vacaciones y juegos con los nietos.

Más bien es el anuncio de un trabajo futuro que será aun más precario.

Los viejos son los principales vendedores de los únicos productos que cuestan un peso: el cucurucho de maní, el trago de café y los esos caramelos alargados que nos recuerdan tanto el sabor de la pasta de dientes.

Se convierten en pregoneros de periódicos y ofrecen cerca de los mercados bolsitas de nylon.

También mueren de frío en algún hospital psiquiátrico o piden limosnas en las turísticas calles de La Habana Añeja.

Por último, para mi terror, se han convertido en los dependientes de los únicos mercados baratos de la capital, mercados que por falta de un nombre estatal  (y el obligado pago de impuestos) he terminado bautizado como Mercados Miseria.

Los principales están ubicados en las esquinas de Belascoaín y Monte, Infanta y Carlos III o Zulueta y Apodaca.

Ancianos, enfermos mentales y alcohólicos nos ofrecen lo que han logrado recuperar de los latones de basura.

Una blusa que puede utilizarse diez veces más, relojes despertadores desteñidos, cepillos de pelo con pocos dientes, zapatos todavía con la suela y algunos huecos.

Todo en moneda nacional.

Los veo y entristezco, sus pensiones de retirados nos les alcanzan para vivir.

No sirvieron de mucho los trabajos voluntarios, las guardias cederistas, la asistencia y la puntualidad.

Para ellos no llegara el luminoso futuro prometido.

No tienen opciones y saben (como yo) lo difícil que resulta levantar carteles.

¿Dónde están los trabajadores sociales cuando son necesarios?

¿Qué pasa con esos imprescindibles hogares para ancianos?

¿Dónde encontrar una alimentación adecuada para tantos diabéticos e hipertensos?

En fin, me muero de miedo.

Daisy Valera

Daisy Valera: Edafóloga y Blogger. Escribo desde la Ciudad de México, donde La Habana a veces se hace tan pequeña que llega a desaparecer; pero en otras, la capital cubana es una ciudad tan pasado y presente que te roba la respiración.

Daisy Valera has 187 posts and counting. See all posts by Daisy Valera

8 thoughts on “Mercados Miseria

  • esa cuba llena de frustacion y sin futuro no solo le provoca miedo a ti Daisy, tambien a todos los que viven alli y muchos mas a los que la visitan, estuve en cuba la semana pasada, visite tres hospitales por familiares enfermos y lo que cuento es poco para los horrores que pude ver, la miseria humana ya supera la miseria material, de cuba solo me lleve tristeza y dolor

  • Después de medio siglo de Revolución, pagando un peaje enorme en forma de carencia de derechos y libertades políticas, porque al parecer el comunismo no sabia hacerlo de otro modo, llegar a este punto de precariedad e indigencia; para ese viaje no hacían falta esas alforjas.

  • Creo que es un hecho triste pero real, y haz retratado una realidad que se ve a diario pero que no nos damos cuenta en ocaciones que existe debido a la velocidad conque se vive en este pais.. donde hay muy poco tiempo para detenernos y egoistamente aveces tampoco tenemos tiempo para interesarnos por los problemas ajenos.. Pero aun tengo confianza que debajo del caparazon fuerte del cubano que ha creado para luchar, aruñar y raspar como dicen en la calle aun hay fibras sensibles que se agitan y sienten..

  • daisy copie la foto, hay que hacer algo, al menos los stencil ayudan a reflejar lo que en carne y hueso mucha gente ve y no se dan cuenta, ¿sera por el hecho de atreverse a pintar cuando los demás duermen?, no se, pero por lo menos no me quedo de brazos cruzados

  • Daisy,

    La mejor manera de prepararse para la vejez es ahorrar dinero. Todos los meses hay que retirar un pequeño porcentaje del sueldo y meterlo en una inversión a largo plazo.

    Ya sé que eso es poco habitual en Cuba. Por eso, ya va siendo hora de que se convierta en un hábito, como en el resto del mundo.

  • Estas sociedades nuestras no nos estan dejando mucho espacio de maniobra, nos dejan tan pocas alternativas, yo te dire una con palabras adjudicadas a James Dean: “Vive rápido, muere joven y deja un bonito cadáver”

  • Daisy que buena puntería tienes mija! me encanta esto.

    A pesar de que muchos cubanos lo necesitan, los subsidios van desaparecioendo. Por alguna parte de los “lineamientos”, que ya algunos catalogan como la “biblia del partido” como si fuera la solución milagrosa dice (no cito) que los subsidios desaparecerían, pero que se haria más fuerza en el trabajo social enfocandolo mejor en aquellos que lo necesiten bla bla bla, pero por que cada día son más los que me extienden la mano pidiendo dinero en las calles?
    Son tantos que si diera un peso (cubano!) a cada uno tendrá yo que unirme ellos quince días después del cobro, por eso los ignoro o digo que no tengo (sin mentir), pero no dejo de preguntarme cuantos como yo se preguntan dónde estan los trabajadores sociales o mejor, dónde está la asitencia social para esos cubanos que mendigan? Cuando les vamos a ayudar? aaaah! pero claro, esto no es tema para una jodida reunión de los organos políticos, hay más cosas más importantes que debatir, verdad? Mejor escuchar, repetir y repetir y repetir una vez más lo que quieren oir mientras decimos sí con la cabeza.

  • Daysi eres muy valiente, muchas gracias por lo que escribes; pero hasta cuando vamos a estar en las mismas a los cubanos nos hace falta otra cosa para podernos librar de esta maldicion.
    Te diré en Cuba viven muchas personas que no quieren que nada cambie y yo pienso que es la gran mayoria, es un pueblo completamente idiotizado.
    Que pena, que miseria admitida, que ademas yo veo muchas gentes felices en ese gran basurero que es La Habana, lo siento nos hemos convertido en un pueblo sin identidad, no nos da miedo pedir limosna o putear, no somos capaces de hacer nada. Hablae, hablar no lleva a ningun sitio es hora de cambiar, pero cambiar el sistema que es quienes han llevado a mi pueblo a esta penuri, por favor unamonos todos porque en la union esta la fuerza

Comentarios cerrados.