La Biblioteca Nacional de Cuba y su nefanda política de inscripción de usuarios

Daisy Valera

Carnet de la Biblioteca Nacional de Cuba
Carnet de la Biblioteca Nacional de Cuba

HAVANA TIMES — Juan Breá, un escritor surrealista cubano termina su recopilación de ensayos “La verdad contemporánea” con una lista de pensamientos que podríamos calificar de intuitivos o extravagantes.

El hombre es el único animal capaz de morir por una delicadeza o por una borrachera. He aquí su diferencia, no su virtud.

Copié cada página de La verdad…Un libro del año 1941, mucho más conocido del otro lado del Atlántico que en la isla y condenado a no ser reeditado jamás.

Final feliz garantizado por mi licenciatura en Radioquímica.

La Biblioteca Nacional José Martí (BNJM) es, resumiendo: un edificio imponente, aproximadamente 4 millones de materiales,  sillas incómodas, insípidos cuadros de Kcho, ancianas vigilantes y una política de inscripción infame.

La biblioteca reabrió sus puestas al público el pasado octubre casi con sonidos de bombos y platillos y sin escatimar reconocimientos que alcanzaron (quién sabe por qué) hasta a nuestro Ministro del Interior.

Su política de inscripción instaurada desde el año 2000 no se flexibilizó ni un ápice a pesar de que las reparaciones y restructuraciones en el seno de la institución tomaron más de 45 meses.

Para lograr acceder a los libros tienes que obtener primero un Carnet de Asociado, requisito totalmente comprensible.

Pero el mencionado carnet solo te es entregado si perteneces a algunas de las siguientes categorías: Investigador, Profesional, Estudiante Universitario o de Enseñanza Artística Especializada.

Interior de la Biblioteca Nacional de Cuba
Interior de la Biblioteca Nacional de Cuba

Lo anterior se traduce en una exclusión directa de la inmensa mayoría de la población al patrimonio bibliográfico, documental y sonoro de Cuba. Una exclusión imposible de justificar con el torpe argumento de la BNJM: la caracterización de los usuarios es una práctica común en la actividad bibliotecaria mundial.

Pero el afán de organizar/limitar el acceso a la información no termina cuando pruebas con carnet de identidad, fotos y copias de título que perteneces a unos de los grupos minoritarios a los que la biblioteca abre sus puertas.

Existe una regulación que establece  que el usuario debe consultar los documentos que realmente necesite para su actividad laboral, investigativa o docente. Con esto la biblioteca tiene el derecho a impedir el acceso a la información que no se relacione con el área de formación que aparece reflejada en el expediente del asociado. Por ejemplo, a un biólogo se le podría negar la consulta de documentos sobre arquitectura.

Continúa, para tener acceso a la información contenida en los documentos valiosos atesorados en la BNJM, el usuario deberá presentar una carta aval de su centro de trabajo o estudio. Regulación que implica que prácticamente ningún profesional en Cuba podrá contar con importantes materiales de la biblioteca para emprender investigaciones no confirmadas por instituciones estatales.

¿Dónde ha quedado aquella consigna tan inclusiva de crear un pueblo culto y lector?

Los esfuerzos de la década del 60, que resultaron en la Red Nacional de Bibliotecas Públicas, la Escuela de Capacitación Bibliotecaria, la Campaña de Lectura Popular o el Movimiento de Bibliotecas Recuperadas efectivamente lograron fomentar el hábito de lectura entre la población.

La conservación de los materiales de la Biblioteca, que podría conseguirse por multiples vías, no es excusa suficiente para estos 13 años de secuestro de la información.

La crítica calidad de la educación en todos los niveles y la constatable disminución del acceso a la enseñanza universitaria son hechos que reafirman la necesidad de eliminar semejantes restricciones.

Permitir la entrada de todos los interesados a las bibliotecas del país no fue, como se pretende hacer creer en estos tiempos de reforma, un gesto anacrónico de inicios de la Revolución.

Daisy Valera

Daisy Valera: Edafóloga y Blogger. Escribo desde la Ciudad de México, donde La Habana a veces se hace tan pequeña que llega a desaparecer; pero en otras, la capital cubana es una ciudad tan pasado y presente que te roba la respiración.

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9 thoughts on “La Biblioteca Nacional de Cuba y su nefanda política de inscripción de usuarios

  • Cuba es la Sociedad del Espectáculo.

    Palabra de orden es: ORGANIZACIÓN.

  • Daisy:

    Olvidaste mencionar que en “La Verdad Contemporánea” también hay textos de Mary Low. A ellos se debe el testimonio sobre la revolución española “Red Spanish notebook”. Crónicas de cuando la revolución estaba en pleno apogeo, es decir, lo opuesto a lo que encontró Orwell cuando llegó.

    Hace tiempo no escribía porque en el infierno quitaron la conexión de las casas para volver a ponerla en los Joven Clubs de Computación. Un Saludo

  • Daysy muy buen post, te felicito. Reseñar todos los impedimentos para buscar información en las Bibliotecas nos actualiza sobre los mecanismos que vivimos todos los que necesitamos consultar e investigar en las Bibliotecas. Lo lamentable de lo que cuentas es que nada ha cambiado en relación a las décadas anteriores.
    Saludos.

  • Lo que expone Daisy es un fenómeno más o menos reciente, de hecho ella señala el año 2000 como su inicio. Antes de esa fecha, recuerdo haber consultado toda la bibliografía que se me antojó sin que nadie me pusiera pegas, aunque siempre ha habido un fondo exclusivo para investigadores. Lo que no se entienden son esas restricciones “sectoriales”, que suponen un abierta discriminación al grueso de los lectores. Esta política merece una carta de protesta de los usuarios. Si logran ponerse de acuerdo…

  • Burda mentira la de la BNJM, aqui en Montreal, la BANQ (Biblioteca y Archivo NACIONAL de Quebec), con la sencilla prueba de que eres residente en la provincia te otorga GRATIS el carne de asociado, seas profesional, artista o un simple trabajador agricola

  • -Recuerdo mis visitas mientras trabajaba de investigador. Aquellas bibliotecarias idas de todo lo relacionado con su trabajo, y los de seguridad tratándote como si fueras culpable de algo. Uno no podía ni dar un pestañazo, ni apoyar la cabeza en la mesa para desconectar de la lectura. Decían que aquello no era para dormir. Quizás temen que los que viven o pernoctan en la calle ocupen la biblioteca. Pero básicamente es otra de esas estrategias de control de la información. Una rutina a cumplir, aunque no les quede bien claro cuál es el peligro. Ahora le temen más a internet. Saben que con esa tecnología le pueden desconstruir la cortinita censuradora. Apoyo la idea de una carta de protesta.

  • Recuerdo cuando todavía vivía en Cuba, que esa nueva politica me pareció elitista y adsurda. Me horroriza comprobar que no sólo se mantiene si que además la siguien defendiendo a capa y espada! Así vamos!! Biba el anhafavestizmo!!

  • Hace muchos años que dejé de ir a la BNJM. De hecho, solo fui cuando estaba en el segundo año de mi carrera, creo que en el 2005 o 2006. Iba con una larga bibliografía a consultar, y con la peregrina idea de pasarme el día entero en la biblioteca, cosa que açhacía con frecuencia cuando vivía en Santiago de Cuba y estudiaba en la Universidad de Oriente. El caso es que, de todos los libros que lograba localizar en los gaveteros, no bajan ni e 25 porciento, además de que debía esperar mínimo, media hora a que me dieran respuesta. Luego, cuando llegaba la hora de almuerzo, y bajaba a la cafetería, era la otra gran decepción… Preferí entonces, consultar bibliografía en la biblioteca de La Habana Vieja, no recuerdo el nombre, (Rubén Martínez Villena?), en la cual no había que hacerse asociado, y la atención de las bibliotecarias era tan buena, que no parecían cubanas, además del aire acondicionado.
    Las barreras que nos imponemos, cada vez disminuyen más su radio de acción. No tarda el día en que estemos todos asfixiados, con las caras violetas, y aún seguiremos dando gracias…

  • la biblioteca nacional de Cuba es eso, una biblioteca nacional, no es una biblioteca pùblica como la Villena aunque si tiene un area circulante…de ahì la confusiòn

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