El caserío “La Peña”

Daisy Valera

En el post anterior traté de describirles mis peripecias en el viaje que acabo de hacer al campo de Pinar del Río.

Esta vez quiero hablarles de un caserío que se llama “La Peña.” de su gente, de sus carencias y de cómo ha cambiado la vida por allí.

“La Peña” queda a un costado de “La Macagua” en el municipio Minas, a más o menos a una hora y media de camino a pie desde la carretera, y debe su nombre a la forma de los mogotes cercanos.

La piel de su gente está curtida por el trabajo bajo el Sol y los mosquitos les tienen sin cuidado.

La única persona que vi usar zapatos fue el niño de tres años, aunque no sé si era por tener visitantes o por cuidarle los pies al chico.

Para vivir cultivan arando con bueyes: maíz, malanga, boniato, yuca, tabaco o cualquier cosa que se de en los campos, que se riegan solo con el agua que cae del cielo.

El entretenimiento preferido de los hombres de La Peña son las peleas de gallos y contar historias en las noches, historias en ocasiones un tanto exageradas.

Cualquier visitante causa curiosidad y siempre se atiende con esmero.

Los guajiros con los que hablé me dijeron que hace un par de años vinieron unos muchachos a visitar a Emilio, un poblador de “La Peña.”

Me contaron también que en ese momento todas las casas eran de madera o simples bohíos que hicieron sus habitantes, que no había electricidad, pero que la visita de esos muchachos cambió la suerte del caserío.

Según me cuenta el guajiro, que me pidió no mencionara su nombre, los muchachos hicieron un documental sobre la vida en esos parajes y lograron pasarlo por la televisión local.

El documental causó tal revuelo que la delegada del Poder Popular (PP) Iraida Hernández Machín, gestionó los recursos necesarios para hacerles casas de mampostería a los de “La Peña.” porque como dijo en algún momento Fidel -pensé- : “Revolución es construir.”

Se trajo también una planta eléctrica con la que empezaron a ver televisión por las noches y a partir de ese momento la vida allí cambió, porque como dijo Lenin -pensé- : “Revolución es electrificar.”

Tomamos a Lenin y a Fidel como teóricos no muy rigurosos o asumimos que hasta hace un par de años la Revolución no había llegado hasta esos lugares, no hay de otra.

La cosa no terminó allí.

Me contaron que la delegada del Poder Popular tomó represalias con Emilio por ser el anfitrión de los muchachos.

Fue el único al que no le hicieron su casa de mampostería y le advirtió a todos los vecinos, que si se repetía una situación así, ella (la delegada) iba a tomar medidas.

Emilio aunque es del Partido, decidió no llevar la injusticia hasta las autoridades.

Pero no es Emilio el único afectado; una señora que padece de cáncer (habitante de la cercana Pons), solo acompañada por un padre ciego y un niño pequeño, tienen una casa afectada por los pasados ciclones, en la que llueve más dentro que fuera.

Esta mujer enferma no tiene techo, pero cuentan los campesinos que los familiares de la ya mencionada delegada del PP han logrado hacerse con buenas casas, incluso acaparando las de los que han emigrado legalmente del país.

Amigos míos, las decisiones obviamente no la están tomando los de abajo y todavía hay muchas preguntas por contestar:

¿Es un delito de hacer un documental sobre “La Peña.” donde se muestre la vida tal como es en este lugar?

¿Alguien tiene derecho a intimidar y castigar a los que como Emilio hablan de sus problemas y cotidianidad?

¿Esta delegada se beneficia de su puesto o pone en práctica la política del PP?

¿Hasta cuándo tendremos una lista larga de desposeídos silenciosos?

Daisy Valera

Daisy Valera: Edafóloga y Blogger. Escribo desde la Ciudad de México, donde La Habana a veces se hace tan pequeña que llega a desaparecer; pero en otras, la capital cubana es una ciudad tan pasado y presente que te roba la respiración.

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