El café y las cooperativas

Daisy Velera

Vendedora de café. Foto: Elio Delgado

Aunque en esta isla no hay demasiadas cosas que llevarse a la boca, y es una batalla diaria encontrar y comprar comida, los cubanos siempre intentan procurarse la infusión más popular del país: el café.

Con las nuevas licencias que ha otorgado el Estado cubano, sobre todo las licencias para ventas de alimentos, han aparecido un sin número de cafeterías y de vendedores ambulantes de café.

Los vendedores caminan por las calles más transitadas de la ciudad a tempranas horas de la mañana (horas en las que a un por ciento nada despreciable de cubanos se le antoja tomar un buchito de café).

Una pequeña taza de café es el desayuno de muchos y la merienda de otros tantos.

En un lugar donde un paquetito de café cuesta en el mercado negro 15 pesos cubanos y un paquete de leche 60 (en el mejor de los casos), no es raro que la gente desayune solo café.

Otro papel importante es el que juega la libreta de abastecimiento, mediante la que le entregan a cada adulto del núcleo familiar uno de los paquetitos que mencionaba por solo 5 pesos.

Hace aproximadamente un año también a los niños del núcleo se les asignaba café, pero esto se eliminó como el inicio del proceso de eliminación de la tan necesaria libreta.

Los nuevos vendedores de café vienen a solucionar el problema que tiene el Estado para crear locales para la venta de este producto tan apreciado como necesario.

El proyecto de Cafés Literarios naufraga, ya no promueven la lectura y muchos han pasado a ser bares porque el café se acaba demasiado pronto.

Y los puestos que el Estado ha creado para la venta de expreso no funcionan porque se han roto las máquinas y no hay repuesto (los que funcionan están atiborrados de personas todo el día).

El cuentapropismo viene a ser la solución a la gran demanda de la población, pero al ser vendedores ambulantes o puestos de ventas de otros alimentos los que facilitan el consumo de esta infusión hacen que la calidad no sea tan buena y que no existan lugares adecuados para este fin.

La creación de cooperativas que tuvieran el propósito de crear espacios para el consumo de las variadas formas de preparación del café sería una solución.

No se caería en la depauperación que caen todos los negocios estatales y al no ser el negocio de una persona con trabajadores asalariados podrían venderse un producto mejor elaborado.

Las cooperativas donde los trabajadores pondrán la misma cantidad de recursos y se sentirían como asociados y no explotados es quizás la forma de mejorar la situación de los servicios en Cuba, y específicamente la extendida venta de café.

Estaríamos más a tono con el proyecto socialista que se pretende y se lograría preservar la cultura de consumo de café de una manera más agradable para el pueblo.

Daisy Valera

Daisy Valera: Edafóloga y Blogger. Escribo desde la Ciudad de México, donde La Habana a veces se hace tan pequeña que llega a desaparecer; pero en otras, la capital cubana es una ciudad tan pasado y presente que te roba la respiración.

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One thought on “El café y las cooperativas

  • ¿Mija en qué planeta de qué galaxia de cuál universo vives tú?

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