La Farsa de las Elecciones Bajo Dictaduras
HAVANA TIMES – A las dictaduras modernas les gusta presentarse como gobiernos democráticamente reelegidos, pero no engañan a nadie que dedique unos minutos a estudiar las condiciones de sus elecciones.
Digo esto a pesar de ser muy consciente de los circos electorales que ocurren en los Estados Unidos, donde la danza de muchos millones de dólares a menudo determina los candidatos y el resultado.
Los casos de Nicaragua, Cuba y Venezuela son excelentes ejemplos de cómo las dictaduras intentan justificar su perpetuo dominio. No están solas en el mundo, pero Cuba y Nicaragua son el enfoque principal de nuestra publicación, y también reportamos sobre Venezuela, aliado cercano de ambos países.
En Venezuela, acabamos de ver a la principal candidata de la oposición, María Corina Machado, que recibió más del 92% en una reciente primaria, descalificada para postularse en las aún no programadas elecciones presidenciales de 2024. Como medida adicional, Henrique Capriles, que se postuló dos veces anteriormente, también fue prohibido como candidato. Nicolás Maduro fue lo suficientemente amable como para permitir que algunos políticos de la oposición menos populares participaran en las futuras elecciones.
En Nicaragua, Daniel Ortega y Rosario Murillo se vieron a sí mismos como altamente impopulares cuando se acercaba las elecciones presidenciales de 2021. Para no correr ningún riesgo de ser removidos del poder, encarcelaron o exiliaron a todos los posibles candidatos de la oposición y luego anularon su ciudadanía nicaragüense como medida adicional. Con una participación muy baja, los gobernantes «ganaron» una victoria abrumadora contra algunos candidatos aliados a los que permitieron participar en la farsa. La próxima edición de la comedia está programada para 2026.
En el caso de Cuba, ni siquiera se permite la más mínima posibilidad de una derrota electoral, ya que la población no vota por su «presidente». Como estado de un solo partido, el presidente es decidido internamente por el liderazgo del Partido Comunista y luego ratificado por sus legisladores. En los estados de un solo partido (dirección hacia la que se dirigen Venezuela y Nicaragua), no hay pretensión de enfrentarse a los votantes en una elección justa en la que podrían arriesgar perder el poder. En Cuba, el mismo partido/gobierno ha estado en el poder durante 64 años y espera llegar a cien a pesar de la situación desastrosa de su país, que atribuyen al embargo de Estados Unidos.
En los tres casos, no creo que muchos de sus propios seguidores o funcionarios crean que podrían ganar una elección justa con observación nacional y/o internacional. Lamentablemente, a quienes se benefician de las dictaduras no parece que les importa «ganar» a toda costa.
Mientras tanto, las tres dictaduras comparten en común una masiva emigración, especialmente de las generaciones menores de 40 años. Aunque las tres siempre afirman gobernar en beneficio de su pueblo y eternamente actúan con las mejores intenciones para ellos, tanta gente votando con sus pies habla por sí misma, hipotecando el futuro de estos países.
Y había gente tan ingenua que pensaba que María Corina Machado iba a ser habilitada y derrotaría a Maduro en Elecciones.