Humor y Arte, un dúo poderoso

Tanque de madera en Carabobo, Venezuela, 17 de agosto de 2024

HAVANA TIMES – Los dictadores como Nicolás Maduro de Venezuela, y sus compañeros Daniel Ortega (Nicaragua) y Miguel Díaz-Canel (Cuba), pueden insultar, calumniar y menospreciar cualquier voz disidente y tienen garantizados aplausos resonantes y una cobertura desproporcionada en sus medios de comunicación censurados por el Estado. Desafortunadamente, no están solos en el mundo.

Estos gobernantes también dejan claro hoy en día con «leyes», que criticarlos a ellos, o a sus principales funcionarios militares y civiles, es un delito grave considerado traición o terrorismo, o ambos. Los autoproclamados «revolucionarios» de por vida tienen el derecho de atacar, pero no pueden ser criticados o, peor aún, ser objeto de burlas. Se toman a sí mismos muy en serio.

Los artistas que viven bajo dictaduras a menudo utilizan formas sutiles para expresar sus opiniones. Ayer fue un ejemplo claro de una crítica constructiva convertida en delito por la dictadura de Nicolás Maduro.

Un peligroso tanque de madera enoja a los funcionarios de Maduro

La joven artista Mabel Meléndez construyó un tanque de madera visto en la marcha de la oposición en Carabobo, Venezuela.

La obra de arte atrajo la atención de los participantes en la gran manifestación de la oposición el sábado 17 de agosto en la región central, como parte de las protestas nacionales e internacionales por el robo de las elecciones del 28 de julio por parte de Maduro.

La construcción, hecha completamente de madera, tenía varios mensajes que conmovieron a la multitud: perdón, reconciliación, unidad, dignidad, seguridad, voluntad y sabiduría. En el frente, había tres palabras: Paz, valor y luz.

El arresto de la artista fue confirmado por la abogada de Carabobo, Nikoll Arteaga, a través de las redes sociales. Los cercanos a la joven informaron que la policía esperó hasta que ella estuviera sola para secuestrarla.

No es nada nuevo que aquellos que usan la represión violenta contra protestas pacíficas acusen a los manifestantes de ser los terroristas, sobre todo, ni Dios lo quiera, si además se atreven a incluir en su protesta un poco de humor y arte.

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