Cincuenta por ciento humanitario, 50 por ciento misántropo
Por Ben Anson
HAVANA TIMES – Estimados lectores, me he visto forzado últimamente (si no a lo largo de toda la vida, en diferentes etapas a intervalos regulares) a llegar a la conclusión de que mucha gente de aquí es simplemente imbécil.
Las razones son muy variadas. Tanto, que uno podría escribir fácilmente un libro entero detallando los ejemplos de por qué la gente en general es decididamente desagradable.
La falsedad, la pura estupidez, la ignorancia, la envidia, los celos, etc., etc. ¿Necesitamos siquiera hablar de eso?
Estoy bastante seguro de que muchos sienten lo mismo, la mayoría de las veces.
Si eres amable con la gente, piensan que eres débil e inmediatamente empiezan a buscar formas de aprovecharse de tu buena naturaleza e incluso de faltarte al respeto.
¿Por qué?
La gente siempre hace comentarios sobre tu imagen: “tienes un aspecto horrible”, “ese corte de pelo no te sienta bien”, “solo tienes un par de zapatos? Siempre te veo con esos…”.
Estos, por cierto, no son ejemplos precisos de lo que me dice la gente -me dicen tantas cosas- estoy seguro de que han dicho cosas similares. Si me dieran un céntimo por cada vez que a alguien le parece “bien”, apropiado, ni remotamente grosero o normal acercarse a mí y hacerme un comentario personal, probablemente ya estaría preocupando a Donald Trump.
Le preocuparía que yo tuviera más dinero que él. Intrigante, también, cómo estos son siempre individuos que realmente deberían mirarse en el espejo.
Es como el dicho: “nadie que lo esté haciendo mejor que tú va a criticar lo que estás haciendo”. De hecho, nunca he tenido a alguien que fuera claramente guapo que viniera a hacer comentarios sobre mi aspecto personal. Ningún modelo me ha insultado nunca.
En el fondo, la verdad sea dicha, no soy el tipo más difícil de mirar, la gente simplemente está celosa.
Terriblemente infeliz también.
El que es feliz no jode. Un gran dicho en español.
El que es feliz no jode a los demás.
La gente también destaca por lo reacios que son a admitir cuando se equivocan o cuando estás solo diciendo la verdad.
Simplemente te miran con esa cara. Ya sabes de qué cara hablo. Los teóricos de la conspiración la llaman: “the fluoride stare”, jajaja.
“Si supieras lo que la gente dice de ti a tus espaldas no sonreirías a muchos”; otro gran dicho.
La gente tampoco soporta que seas tú mismo y no participes de su “tribu”.
Decir “no” a socializar con tus horribles colegas fuera del trabajo podría ser tu sentencia de muerte en el lugar de trabajo en cuestión, por ejemplo.
La gente es cansina, como mínimo.
La gente es imbécil, en el peor de los casos.
A una señora que falleció hace poco, creo que en Inglaterra, le preguntaron qué consejo le daría a alguien para alargar sus posibilidades de tener una vida larga y fructífera.
“Aléjate de los demás todo lo que puedas”, respondió. ¡Ja!
Sinceramente, no me levanto y voy por ahí echando mierda a la gente. Lo digo de corazón.
De ninguna manera doy a los demás ninguna pena. No, no creo que uno deba hacerlo.
Así pues, creo que ahora soy, con toda honestidad, cincuenta por ciento humilde y cincuenta por ciento misántropo. Y creo además que esta es la única postura que cualquier persona razonable podría adoptar.