Celebración

Irina Echarry

En cada cuadra un comité
en cada barrio Revolución…

CDR celebration on Sept. 27, 2009
Reunión del CDR

Así reza el estribillo de la canción emblemática de los Comité de Defensa de la Revolución, más conocido por las siglas CDR, que por estos días (28 de septiembre) cumplió 49 años de fundada.

Cada adolescente, al cumplir los 14 años de edad, pasa a formar parte de esta organización que agrupa, como es de imaginar, a la mayoría de los cubanos y cubanas del país.  Más allá de la casi obligatoriedad del acto de inscripción (nadie dice que así sea), solo que las campañas, la presión y las posibles consecuencias no permiten a casi nadie tomar  la decisión de no aceptar.

Por ejemplo: para comenzar en algún empleo hay que someterse a una verificación en la cuadra, si el presidente del CDR habla mal de alguien será mejor que esa persona olvide que alguna vez quiso trabajar en algún sitio del estado), lo que más impacta en los días de celebración es la ridiculez, el estancamiento y la vejez que demuestra toda la escenografía que alude al tema.

Cual una puesta en escena revisitada en muchas ocasiones por el mismo dramaturgo, sin el más mínimo aporte de los actores, las cuadras se “engalanan” para recibir el día especial.

No importa que no haya adornos adecuados, todo sirve: trapos, hilos, banderas grandes o pequeñas, carteles improvisados con frases y hasta fotos de los líderes.  Es cierto que algunos lugares lucen más sobriedad que otros, pero eso es relativo al nivel de responsabilidad y pertenencia que sienta cada uno de los vecinos por el pedacito de espacio que le tocó para vivir.

No importa si en la cuadra hay algún enfermo grave y el edificio determina no hacer fiesta para respetar el dolor de esa familia.  El edificio de al lado o el del frente no tiene nada que ver con eso, Bob Marley o Baby Lores pueden gritar todo lo que quieran hasta la mañana siguiente, es el día oficial para escuchar música a todos los decibeles posibles.

Es el día oficial para hacer hogueras en la calle y cocinar las caldosas colectivas como si estuviéramos en una comunidad primitiva.

Es el día oficial del borracho, se puede beber públicamente y luego hacer espectáculos sin cohibirse: todos estamos celebrando.

No importa que en la mañana las calles se vistieran de luto porque el equipo de pelota perdió el oro frente a los “yumas.”

No importa que hace solo unos días murió uno de los comandantes de la Revolución.

No importa que el pueblo, el mismo que “celebra,” esté harto de la escasez, del aire caliente que se acumula en nuestros pulmones y nuestra mente como fuésemos una olla de presión.

No importa que en algún momento alguna de las ollas explote.  Alguien se encargará de minimizar sus consecuencias.

Nada importa, por la televisión siguen pasando el vídeo con el tema antiguo:

“en cada cuadra un comité,” eso es cierto.

“en cada barrio Revolución,” eso necesitamos, pero la celebración está por delante de todo, el cambio, la evolución o lo que sea, puede esperar.