Calidoscopio

Armando Chaguaceda

Un viejo proverbio chino recuerda que una sola imagen dice más que mil palabras. El mosaico de fotografías que ahora les regalo recorre parte del espectro simbólico político de la Cuba actual. Algunas son fruto de la propaganda confeccionada en imprentas del aparato partidista, en forma de vallas (1, 2, 5, 6) para la vía pública o convocatorias oficiales a marchas (7). Otros representan la creación de colectivos populares (8) y talleres de artistas (3, 4).

Mirándolas recorro aquellos minutos en que imágenes como estas acompañaron nuestras dudas, rabias, elecciones y esperanzas. Pienso, desde el impresionante nivel educativo y demandas culturales de mis compatriotas, en sus reacciones ante los mensajes, chatos o sugerentes, que estos recursos transmiten. Mis ojos oscilan entre tantos valores e ideales diversos, solapados o contrapuestos: disciplina y autonomía, creatividad y simplificación, fiesta y sacrificio, militarismo y ciudadanía, renovación y sacralización, vejez y juventud, simulación y compromiso, triunfalismo y crítica.

En sus cauces desborda la pluralidad invisibilizada, la autonomía acosada, la espontaneidad adormecida por las inercias burocráticas. Y asoma, cual tierno botón de rosa, la herencia martiana de justicia, soberanía y libertad, que aún debemos regar, trasplantar y proteger.