Buscando trabajo ando yo (I)

Erasmo Calzadilla

 There are numerous publications in Cuba but none lists job vacancies.  Photo: Caridad
Hay numerosas publicaciones en Cuba, pero ninguna ofrece una lista de plazas vacantes, foto: Caridad

Tengo en mi mente gravada la imagen, por haberla visto mucho en la tele o el cine, de cómo se las arregla la gente para buscar trabajo en los países… de donde vienen los seriales y las películas: el interesado abre un diario de amplias hojas lleno de ofertas y va circulando con tinta aquellos que podrían convenirle.

Aclaro para los lectores mal pensados, que conozco muy bien de los problemas para conseguir trabajo también allí donde se aplica esta técnica sofisticada de publicar las plazas vacantes en la prensa.

Lo digo por que ahora que ando en esa fase de localizar un empleo, pues fui despedido con una medida disciplinaria de la universidad, por impartir, según la administración, una filosofía no acorde al programa que emana del Comité Central del Partido (según sus propias palabras); ahora que llevo días de caminatas y averiguaciones sin encontrar pincha que sirva, ahora pues me da por recordar aquellas pelis, y aquellos anuncios en la prensa, porque aquí tal costumbre apenas existe.

Si alguien busca un curralo que valga la pena, uno decoroso donde paguen al menos lo suficiente para sobrevivir, tiene dos vías para ello, o contacta con todos sus amigos, sobre todo los poderosos,  por si alguno le resuelve, o sale a preguntar de puerta en puerta por cada centro laboral, que es lo más loco del mundo, además de ser el método más engorroso e ineficiente.

Yo que soy un malpensado, ya estoy sospechando que la ausencia de dicha práctica de divulgar las plazas vacantes, que haría la vida tan cómoda a los trabajadores, es una situación sino propiciada, al menos no combatida por la burocracia, tal vez para conservar entre los suyos los mejores puestos.

No me queda otra cosa que pensar, porque no creo que sea tan difícil exigir, aquí donde el control es total, que cada plaza vacante sea obligatoriamente publicada al menos a nivel provincial, antes de ser cubierta por alguien. Y no es que no haya papel y recursos, porque hasta un periódico con la programación de cines y teatros disfrutamos ya.

No es menos cierto que en los barrios los trabajadores sociales ofertan trabajo a los desempleados, pero por lo que he podido apreciar con mis propios ojos, se trata de aquellos oficios que nadie quiere asumir.

Continuará…