Terror infligido a las mujeres

Por Ben Anson

Activistas del grupo “Yo No Quiero Ser Violada” en Tegucigalpa, Honduras. Foto: Cristina Baussan/Al Jazeera]

HAVANA TIMES – Normalmente no soy una persona que se involucre activamente en el feminismo, ni me sujeto a la mayoría de los pensamientos e ideas contemporáneos, como la terriblemente popular idea de que todos los hombres blancos son privilegiados, bestiales mujeriegos o cualquier imagen que los medios occidentales de hoy intentan mostrar.

Sin embargo, debido al fuerte amor de mi madre y a sus maravillosas enseñanzas, me educó con el máximo de sus esfuerzos, ella me inculcó -lo cual desarrollé desde temprana edad- un profundo respeto por las mujeres.

Simplemente no toleraré ninguna forma de violencia de un hombre contra una mujer.

Ese respeto que me caracteriza es algo que ciertamente no encuentro y que nunca he visto en abundancia aquí en Honduras.

Las hondureñas me han confiado algunas cosas realmente horribles y desgarradoras. Cuentan experiencias verdaderas. Estas son historias desagradables y perturbadoras. Historias que casi todas las mujeres adultas aquí parecen ser capaces de contar. Me atrevería a decir que casi el 90 por ciento ha pasado por una experiencia sexual traumática con algún pedazo de basura.

Mientras pasaba un domingo en la playa con una amiga mía, entre nadadas y almuerzo me refirió una de esas historias. Al escucharla, pensé que sería bueno compartir lo que ella me contó, junto con otras igualmente dolorosas que las mujeres me han confiado a lo largo de los años que he residido en Honduras. No puedo soportar escuchar esos horribles relatos; son bastante inquietantes y completamente rancios.

Señorita número uno

Se encontraba en su departamento, donde vivía con su madre, en la ciudad de San Pedro Sula. Tenía 15 años en ese momento. Dos ladrones armados y enmascarados entraron a la fuerza. Rompieron una ventana y treparon. Todo ocurrió tarde en la noche. Al ver a la niña de quince años entrar en pánico junto a su madre, declararon que iban a follarla una vez que hubieran empacado todo lo que deseaban robar: televisores, microondas y adornos, etc.… La madre les rogó que la usaran a ella. Y así lo hicieron. La adolescente vio y escuchó todo, sin poder salvar a su madre. La relación entre ellas se deterioró después de eso, tal vez su presencia solo le recordaba la atrocidad a la que habían sido sometidas.

Señorita número dos

También una adolescente, vivía en Santa Bárbara, cuando una noche se encontraba caminando para realizar un encuentro con algunas amigas y primas. Un automóvil grande y lujoso se detuvo junto a todas ellas, mientras desandaban por una calle; la ventana se bajó y un conocido suyo que conducía el automóvil le dijo que “entrara y cerrara la boca”. Se trataba de un narco mexicano que empleaba como criado al primo de la chica, en su mansión en las colinas.

Temerosa de él, ella hizo lo que le dijeron. Fue llevada a la mansión, y allí se encontró en una habitación llena de otras chicas rodeadas de alcohol y drogas por los alrededores del espectáculo. El mexicano se emborrachó y se drogó en poco tiempo. Fue entonces cuando sacó una pistola y la pegó en la cabeza de la niña ordenándole que bailara para él y lo besara delante de todos. Ella lo hizo. Temía por su vida. Sin embargo, la escoria no estaba satisfecho. Luego le informaron que tendría que acostarse con él, con la pistola apuntando a su cabeza nuevamente. Ella me dijo que Dios la salvó, porque el narco fue llamado para ir a atender algunos asuntos urgentes y ella logró escapar. La joven salió rápidamente de la región.

Señorita número tres

Víctima de un robo a mano armada en su lugar de trabajo, le ordenaron que se tirara al suelo junto a sus otras colegas femeninas, mientras los tres ladrones armados vaciaban la caja registradora y todo lo que estaba a la vista. Luego volvieron su atención hacia las mujeres. Esas chicas indefensas fueron sometidas a prolongados manoseos y toques de sus partes privadas e incluso forzadas a desnudarse y mostrar sus senos y la parte inferior. Nadie se libró de eso.

Señorita número cuatro

Fue violada repetidamente por su primo, desde los siete hasta los diecisiete años. Su familia no le creería. Ella fue golpeada y violada por él, pero ningún miembro de la familia movió un dedo. La niña se escapó de casa a los dieciocho años, embarazada del bebé de su primo.

Señorita número cinco

Violada por un grupo a la edad de cinco años, pasó por las manos de su tío y de sus amigos varones. Ahora tiene dieciocho años y se prostituye como un medio de supervivencia.

Creo que cinco historias son decididamente suficientes. He escuchado muchas más, pero para mí quizás estas son las peores.

Me gustaría pensar que los asquerosos perpetradores de dichos actos han encontrado un final terrible y sufrido de manera miserable. Si alguna vez me encuentro con algo así frente a mí, siento que pasaría tiempo en prisión, por asesinar a la escoria que cometa tal maldad contra alguna mujer.

Por supuesto, la violencia solo genera más violencia y quitar la vida es un pecado del que nadie se escapa. Simplemente, no sé cuál debería ser la solución o el castigo para tal pedazo de mierda.

Confieso que, cuando era joven, no tenía idea de la terrible realidad que enfrentan tantas mujeres. Una realidad bastante ajena a la mía, porque no necesito temer tal terror. Mis ojos se han abierto y rezo, aunque sea en vano, que ninguna otra mujer experimente cosas así tan terribles. A todos los imbéciles que han cometido tales atrocidades, se pueden quemar todos en el infierno. Los efectos psicológicos deben ser la peor parte que tienen que soportar estas mujeres.

Ni una más.

Por el amor de Dios, son mujeres. Como hombres, estamos aquí para protegerlas y amarlas.

El que hiera a una mujer, nunca será un hombre.

Ben Anson

"En el momento en que salgo (de un avión), noto que todo en mi cuerpo y en mi mente se reajusta para mí". Así lo comentó Gabriel García Márquez, cuando hablaba de su relación con el Caribe. Él sintió la conexión física y mental más fuerte posible con esta parte del mundo, y consideró que era "sepulcral" e inmensamente "peligroso" para él abandonar esa zona. Solo aquí "Gabo" se sintió "bien" con él mismo. Honduras hace eso conmigo -precisamente lo mismo que el Caribe hizo por Márquez. Una nación resplandeciente, pero problemática, de la que decididamente no he podido separarme desde 2014. Por lo tanto, trato de capturar su esencia a través de la palabra escrita.

Ben Anson has 31 posts and counting. See all posts by Ben Anson

2 thoughts on “Terror infligido a las mujeres

  • Gracias por compartir estas historias terribles e injustas que ninguna mujer se merece. Creo que estos hombres son bestias inmundas que debian ser juzgados y darles la pena maxima.

  • Así es Irina. Unos monstruos son, bestias sin amor ni compasión. Hijos del diablo.

Comentarios cerrados.