Tribunal de Justicia climática: estados y empresas al banquillo

Armando Chaguaceda

Abriendo las sesiones.

El cierre de mi estancia en Nicaragua no puedo ser mejor. Invitado por los amigos del Movimiento Social Nicaragüense “Otro Mundo es Posible” formé parte del Tribunal Centroamericano de Justicia Climática, instalado el 29 y 30 de octubre, en Managua. Nicaragua integra también el Tribunal Permanente de los Pueblos.  El objetivo de la instancia fue denunciar ante la opinión pública diversos casos de atropellos a los Derechos Humanos de comunidades centroamericanas y abusos en contra del medioambiente.

En el Tribunal fue expuesto el papel de las instituciones financieras -Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial y Banco Centroamericano de Integración Económica, entre otros-, que facilitan recursos económicos para proyectos que afectan al medioambiente y a la sociedad, y la complicidad de Estados y gobiernos (Costa Rica y Nicaragua) en esas actividades de devastación.

En esta ocasión fueron presentadas varias denuncias: los efectos de la minería a cielo abierto de la comunidad Crucitas en Costa Rica; la contaminación y violación de derechos laborales de la empresa española Pescanova, en el Occidente nicaragüense; y el abandono de la Reserva Indio Maíz, en el río San Juan de Nicaragua, donde los cultivos tradicionales van siendo suplantados por el monocultivo de palma africana para la producción de biodiesel con apoyo de la cooperación alemana.

También se denunció el uso de agrotóxicos para la producción de banano en el Occidente de Nicaragua, afectando afluentes hídricos y perjudicando la salud de más de 8 mil trabajadores, ex-trabajadores y pobladores, responsabilidad del nicaragüense grupo Pellas y de las transnacionales Dow Chemical, Del Monte y Chiquita Brand, entre otras empresas.

Ver el testimonio fílmico de un joven afectado por los agrotóxicos, enfermo de insuficiencia renal, que exhortó a sus compañeros a continuar la lucha para que su muerte no fuese en vano, me emocionó. Pude sentir en carne propia el dolor e impotencia de esas familias porque hace cinco años perdí a mi padre de crianza, alguien vital en mi formación personal y política, víctima de ese terrible padecimiento.

Campamento de los afectados por agrotoxicos.

Durante el debate entre los testimoniantes, en torno a la responsabilidad del gobierno nicaragüense en la criminal situación de los enfermos de insuficiencia renal, me sorprendió que, mientras la activista acusaba con pasión a la empresa Pellas, eludía contestar en público la pregunta del Tribunal referente a la participación del gobierno del FSLN en el caso y defendía las compensaciones logradas sólo para algunos afectados.

Pero otro compañero recordó la necesidad de no exonerar de sanción al gobierno del FSLN por su estrecho vínculo con las empresas contaminantes, por su negativa a resolver la situación sanitaria y jurídica de la totalidad de los trabajadores afectados e incluso por el incumplimiento de un acuerdo conquistado, lucha mediante, al gobierno neoliberal de Enrique Bolaños.

Esta situación puso en evidencia los riesgos y costos de la cooptación de los movimientos sociales por los llamados gobiernos progresistas, y mostró la mediatización de las agendas de lucha como resultado de la pérdida de autonomía.

En el Tribunal también fueron analizados los conflictos por derecho a su territorio ancestral de una comunidad de la etnia mayangna, que acusó al Estado de Nicaragua ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. También, el caso de gobiernos territoriales indígenas opuestos a la concesión de tierras para la extracción de madera a empresas locales asociadas con transnacionales, en el marco del ALBA Forestal. Un último caso presentado fue el de la comunidad indígena de Jinotega, donde el gobierno nicaragüense, de manera inconsulta, construyó sobre su territorio, una generadora de energía eléctrica.

Cuartel General de los Pellas.

En el foro, cuyos veredictos no son jurídicamente vinculantes pero sí procesualmente rigurosos y moralmente inapelables, me acompañó, como presidente, François Houtart, sacerdote y sociólogo belga, secretario ejecutivo del Foro Mundial de Alternativas y miembro del Consejo Internacional del Foro Social Mundial de Porto Alegre.

También formaron parte del Tribunal Clemente Martínez Quinteros, meteoró­logo nicaragüense, especialista en recursos hídricos y coordinador de la Alianza de Organizaciones por la Defensa del Agua y Salvador Montenegro, quien actualmente es director del Centro de Investigación de Recursos Acuáticos en la Universidad Autónoma de Nicaragua. Como fiscal, William Montiel, activista social e hidrólogo, por años director del Centro Nacional de Estudios Territoriales de Nicaragua.

En el veredicto los jurados coincidimos en que, en todos los casos los gobiernos de Costa Rica y Nicaragua habían cedido a los mecanismos impuestos por las grandes trans­nacionales, sin velar por los derechos de sus ciudadanos y ciudadanas y por el respeto al medioambiente y a los recursos de sus países.

En el caso de los indígenas, el Tribunal aseveró que el gobierno de Nicaragua no había respetado ni reconocido su identidad, su propiedad y su derecho como parte de ese país. Consideramos que las empresas no habían respetado la legislación de cada Estado, al poner sus intereses por encima de los de las poblaciones afectadas.

En el caso de las bananeras, el jurado expresó que se trataba de un delito de lesa humanidad, por ser procesos depredadores de la Naturaleza y la Vida humana, desarrollados por la lógica del capital con la complicidad de los Estados nacionales.

Con este texto culmino la serie sobre mi estancia en Nicaragua, un país  que en diverso modo me recuerda a mi patria y a cuyos movimientos sociales he decidido acompañar en estos tiempos convulsos.

En la despedida, la belleza lacustre granadina.

La crónica parcial y personal de esta corta pero intensa visita no elude la subjetividad que permea mis saberes y sentires; tampoco se trata de entregar un conocimiento académico, para lo cual ya habrá tiempo, forma y lugar.

Creo que la pupila virgen del “otro” puede arrojar una luz diferente sobre las prácticas políticas y el vivir cotidiano, aunque ser ese otro siempre tuvo en Nicaragua fronteras difusas, pues jamás me sentí extranjero.

Es esa cercanía la que me hace recordar todo el sentimiento regalado en los barrios de Managua, el encanto de Ometepe, la majestuosa sencillez de Masaya, el cariño matagalpino, la belleza de Catarina, la historia viva de Granada y tanto regalo, íntimo e imborrable, de esta tierra y su gente. Ecos que resuenan en mi mente como los nuevos acordes de una antigua y hermosa melodía.

Armando Chaguaceda

Armando Chaguaceda: Mi currículo vitae me presenta como historiador y cientista político.....soy de una generación inclasificable, que recogió los logros, frustraciones y promesas de la Revolución Cubana...y que hoy resiste en la isla o se abre camino por mil sitios de este mundo, tratando de seguir siendo humanos sin morir en el intento.