El Artista, la Revolución y las Cuerdas Amarillas

Armando Chaguaceda

Cintas amarillas para los Cinco.
Cintas amarillas para los Cinco. Foto: cubadebate.cu

HAVANA TIMES — Una nueva campaña -inundar la isla y el ciberespacio con Cintas Amarillas alusivas a la liberación de los Cinco (u Cuatro) prisioneros cubanos en EEUU- generó, desde su arrancada en días pasados, una aguda polémica.

En las redes sociales, sus partidarios enfatizaban las bondades de la iniciativa –que presentaban como ciudadana, al ser impulsada personalmente por René Gonzales, el único de los agentes liberados tras cumplir su condena- mientras otros comentaristas lo consideraban otro ejemplo de propaganda oficial.

Vale la pena reconocer que, en situaciones como esta, sobran las visiones simples o inocentes. En esta campaña se mezclan la agenda política del gobierno cubano -con su enorme aparato de movilización y propaganda puesto en acción- con la decisión personal -y diversa- de los adherentes.

Esta última reúne tanto a quienes gustan de congraciarse con el Gran Hermano -por su doble condición de patrón y policía- como personas honestas que consideran injusta la prolongada ausencia de estos cubanos, separados por más de una década de sus familias.

De tal forma la razón de estado, el cálculo pragmático y la nobleza humana coinciden en campañas como la de las Cintas Amarillas.

Sin embargo, creo que la misma no puede ser definida, simplemente, como una acción ciudadana, por varias claras y comprensibles razones.

En primer lugar, porque, además de tener todos los recursos del estado a su disposición, bajo el orden vigente existe un escasísimo margen para el disenso público de los ciudadanos desinteresados u opuestos a la campaña y a los argumentos que le sustentan.[i]

Pero -y acaso eso sea lo más importante- porque incluso quienes apoyan el reclamo por los agentes presos, tienen poca oportunidad para añadir autónomamente contenidos -más allá de la mera experimentación estética- y para matizar con sus puntos de vista el repetido discurso oficial sobre la “Gran Injusticia cometida con estos luchadores antiterroristas cubanos.”

Así, en ocasión de esta iniciativa, estudiantes, comunicadores y simples ciudadanos podrían lucir, con más o menos swing, los mentados lazos y las gastadas consignas…pero no tendrían chance de desconocer las directrices de la campaña.

Además, la expansión de las redes sociales ha permitido que quienes pueden acceder a Internet –aun en un entorno comunicacional y político tan controlado como el cubano- estén expuestos a un mayor flujo de información, diversa y en tiempo casi real, que rebasan las interpretaciones oficiales.

Así, en tanto los promotores de la campaña habitan el ciberespacio algunas horas, es presumible que acceden a esas posturas e informaciones alternativas. Dicho de otro modo: saben más de lo que aparentan y sus posturas no son atribuibles a la desinformación.

Por ello resulta sintomático que muchos de los entusiastas encintados hagan mutiz ante situaciones similares, cometidas en territorio cubano, como la prolongada prisión del contratista estadounidense Alan Gross. Gross es una persona enferma, retenida en las cárceles de la isla por introducir tecnología de comunicación para grupos opositores; cuya esposa y anciana madre han pedido reiteradamente al presidente Raúl Castro, como acto humanitario, su indulto.

Pues bien, si se estableciese un rasero que ponga en igualdad de condiciones (y juicio) la actitud de ambos gobiernos (Cuba y EEUU) respecto a estos prisioneros, con arreglo a los principios humanistas y cívicos que sustentan las iniciativas ciudadanas a nivel global, los adherentes a esta campaña deberían, al menos, interesarse con proporcional vehemencia por la vida del anciano estadounidense.

Es algo que cualquier activista entendería como un asunto de elemental coherencia identitaria; y que, al menos quien escribe estas líneas, no ha visto abrazar dentro del coro pro-liberación de los Cinco (u Cuatro) prisioneros.

Roberto Carcasses en una presentación en agosto.

El atrevimiento del músico Robertico Carcassés

Sin embargo, volviendo al terreno de la campaña y sus impulsores, la lógica del poder controlador y excluyente parece no aminorar. Ahora, cuando el compositor e intérprete Robertico Carcassés se atrevió (https://havanatimesenespanol.org/?p=90612) en una transmisión en vivo por la TV cubana, a acompañar su legitimo reclamo por los presos y por el fin del bloqueo con no menos pertinentes pedidos de reconciliación entre compatriotas y de cambios en la isla, las reacciones alérgicas de algunos de los entusiastas impulsores son, cuando menos, alucinantes.

Le acusan, al peor estilo funcionarial, de “no utilizar el sitio y lugar correcto” para expresar sus ideas…desconociendo que las convocatorias, contenidos y estructuras establecidas en Cuba para el debate ciudadano están creadas para que operen como correa de transmisión de ideas en un único sentido: vertical -como ordenes de la jerarquía a la población, como información, queja y petitorio de las bases hacia arriba- , pero nunca horizontal –entre públicos conectados entre sí por medios vibrantes y autónomos, dentro de la esfera pública.

Mostrando una doblez impresionante, los hoy censores de Robertico son los mismos que aplauden a artistas contestatarios como Calle 13 o las Pussy Riot, cuando estos utilizan cualquier foro -en tono frecuentemente más subido que el del criollo- para lanzar reclamos políticos, provocando (dicho sea de paso) el agrado particular de quien esto escribe.

Estos ángeles/demonios le señalan al creador que ha sido “oportunista”…olvidando que ha expresado anteriormente esas mismas ideas (http://www.telegrafo.com.ec/cultura1/item/cuba-es-una-isla-de-musicos-y-todos-se-sienten-artistas.html ) y que la obra que ha impulsado con sus colegas (https://www.youtube.com/watch?v=1417HqISEx0&noredirect=1) es un ejemplo de experimentación artística y de búsqueda de mayores márgenes de autonomía, dentro de un estadocentrismo políticamente dominante  y culturalmente asfixiante.

Se olvida, procaz y olímpicamente, que libertad con cortapisas no es libertad…y que eso lo dijo, hace casi un siglo, una comunista alemana que murió por sus ideas de justicia y gobierno popular.

Ahora que el cantante ha sido sancionado -y previsiblemente barrido de las instituciones y cartelera oficiales, lo que en Cuba equivale a desaparecer del mapa cultural- el desenlace evidencia un problema neurálgico que, repetido hasta el cansancio por décadas, debería mover la conciencia de quienes persisten en avalar campañas como esta, otorgándoles un cariz ciudadano: la autonomofobia del estado cubano.

El problema, señores y señoritas, es que son los funcionarios de ese estado quienes interpretan y establecen –ley y fuerza mediante- QUE/QUIEN ES (y QUE/QUIEN NO ES) una persona y propuesta dignas de la condición “revolucionaria”.[ii]

Eso alcanza a los modos y los contenidos de toda crítica, sugerencia, iniciativa ciudadana….sea un foro de debate estudiantil, una besada masiva en la vía pública o una siembra de plantas en un terreno baldío.

Menciono estos tres ejemplos no alusiva o metafóricamente: fueron iniciativas de cubanos comprometidos con una vida más feliz, plena y libre, en el aquí y ahora de su patria, alejados de los fondos de la CIA y las veladas en la SINA, que los agentes del estado cubano abortaron -con su mezcla de sanciones profilácticas, complicidades de colegas y presiones brutales- en años pasados.

Este tema da tela para cortar…y seguro será motivo de discusión durante algún tiempo. O quizá no, pues tal vez la maquinaria del ostracismo -reforzada por la insolidaridad gremial- quiebre las energías del artista…engrosando la sangría de talento que cada día asesina el futuro del país.

Pero incidentes como este al menos sirven para dejar cada vez más claro algo: si eso que llamamos Revolución es –como creo- un legado contradictorio de mito y creación, censura y resistencia, opresión y libertad, auténticamente hecho por el pueblo y espuriamente administrado en su nombre, hay que revisar de qué lado nos ponemos en coyunturas como esta. Cuando, tras el lirismo de unas Cintas Amarillas, es posible advertir en toda su crudeza, las Cuerdas que sujetan las mejores esperanzas y voluntades del país.

El conservadurismo y las ideologías de derechas avanzan rampantes en el país, junto a la censura estatal y la lógica mercantil que someten a la creación cultural.

Sería magnífico que, incluso desde las coordenadas de la Revolución –entendida como promesa legitima de justicia, democracia y soberanía populares- emerjan reclamos frente mamarrachadas y barbaridades como estas.

Pero si, aún sabiendo, se elijen los silencios y los peros tantas veces esgrimidos, entonces ya no hay nada que hacer: es cuando se abandonan los predios, confortables o ingenuos, de la utopía para habitar, llanamente, los de la complicidad y el cinismo.


[i]*Los pioneros -niños pequeños sin plena conciencia política- y, más directamente, sus padres –imposibilitados de sostener una negativa libre de sanción- fueron compelidos a llevar el símbolo amarillo a las aulas.

[ii]**Ver al respecto el corto “Pravda”, musicalizado con un tema de Los Aldeanos, en  http://www.youtube.com/watch?v=w7irxBbHFEc

Armando Chaguaceda

Armando Chaguaceda: Mi currículo vitae me presenta como historiador y cientista político.....soy de una generación inclasificable, que recogió los logros, frustraciones y promesas de la Revolución Cubana...y que hoy resiste en la isla o se abre camino por mil sitios de este mundo, tratando de seguir siendo humanos sin morir en el intento.

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15 thoughts on “El Artista, la Revolución y las Cuerdas Amarillas

  • Te felicito Armando, muy sensato y preciso tu post.

  • Incoherencia, doble rasero, mordaza, oportunismo y clientelismo político….

    . Es una TIRANíA: “No os asombréis de nada”

  • ¡Bah!.otro dialoguero, que pide que liberen a los cinco y que piensa que el justo embargo es un bloqueo…ni con Dios, ni con el Diablo. Tanto enredo, coqueteo, quedar bien con unos y otros , lo complicó más…para mi , es uno más, como “la pelua”, o “el eliecer”, que quiere visitar la tumba del Carnicero de la Cabaña…¡Bah!, uno más, de los conciliadores, …no me interesa…

  • Gracias Armando, como siempre genial, aunque no soy de tu misma linea de pensamiento, siempre me impresiona tu coherencia y autenticidad de manera que sin coincidir contigo no me dejas otra que coincidir contigo, jajaja y valga el trabalenguas.

  • Armando, me dejaste intrigado con lo de “u Cuatro”…

  • Muy buen analisis. He revisado las secuelas de las declaraciones de Robertico y me sorprendo que no cambian los supuestamente comprensivos representantes ideologicos de la vieja revolucion cuando dicen que debio de usar el momento y lugar adecuados para hacer su reclamo. Esto lo estoy escuchando desde que tenia 14 años, incluso a mi padre a quien respeto profundamente y que siempre me decia que el planteaba las cosas en el lugar y el momento apropiados. Cual sera ese momento y lugar??? Pues ya hubo uno que lo encontro….. y me alegro por el.

  • Magnífico post. Creo firmemente que algo debemos hacer para dar apoyo a Robertico, no solo por ser uno de los más originales y virtuosos músicos cubanos contemporáneos, sino sobre todo por dar muestras de una decencia y un civismo dignos de imitar.
    Coincido en buena parte con el análisis de Armando (quizás no con su tesis de que buena parte de los “encintados” tengan acceso a la web, y conozcan de otros casos con los que no se solidarizan; me consta que acá casi nadie sabe quién es Alan Gross).
    Pero sobre todo, concido con que esta campaña de “ciudadana” tiene muy poco, por eso no usé cinta amarilla, aun cuando soy de los que apoya (a mi manera, y no la manera impuesta por el estado) el reclamo por el regreso de los cuatro agentes que quedan presos.
    Solo tres aportes de mi experiencia personal:
    1. A una vecinita, que estudia en la primaria, le exigieron un lacito amarillo en el uniforme. Ella tiene pulsos amarillos, felpas y hebillas amarillas, y otras prendas amarillas… pero no, el lacito amarillo en el uniforme era obligatorio ese día, y no otra prenda.
    2. En un policlínico de la capital, una trabajadora, cumpliendo orientaciones de la administración, fue departamento por departamento, con pequeñas cintas amarillas y una presilladora, para presillarle el lazo a todos aquellos que no portaban uno.
    3. El gran lazo de nylon amarillo que adornaba la puerta principal de mi trabajo, no fue iniciativa de mis compañeros, sino que fue expresamente enviado por la entidad a la que estamos subordinados a nivel provincial.
    En fin, que tenemos un gobierno especializado en desbaratar las inciativas que intentan ser ciudadanas, con solo meter su gran mano en el potaje. Es una pena, y una verguenza.
    Y repito, para terminar, que algo debemos hacer con el tema de Robertico. En este caso no hay dudas posibles (como sucede muchas veces con otras violaciones difíciles de comprobar), pues el concierto fue trasmitido en vivo, y las suspesiones de los conciertos de Interactivo ya sucedieron este fin de semana.

  • Gracias, Isbel, por tu valoración y sobre todo por los testimonios…aunque siempre habrá quien diga que fueron “iniciativas de funcionarios aislados”, otro eufemismo tan banal como el del “lugar, modo y forma”..un abrazo ¡

  • Realmente admiro lo que ha hecho Robertico, y lamento haberme ido a dormir esa noche, pero en el texto hay una mención inexacta de implicaciones significativas:
    La Besada por la Diversidad, organizada por el Proyecto Arcoiris en junio de
    2012 no fue abortada por nadie, ni segurosos ni guapos homofóbicos repentinos. Esa fue la primera pregunta que nos hizo la prensa extranjera en su momento, y aclaramos, bien alto, que la Seguridad nos llamó, si, para pedir que la siguiente actividad la hicieramos fuera de la Zona de Seguridad del Consejo de Estado, pero que por esta vez podíamos besarnos todos y todas junto a la Terminal de Ómnibus, que no había problema.
    Claro que no es el escenario democrático de los sueños de Chaguaseda y muchas personas más, pero “abortar” es un verbo bastante fuera de lugar respecto a esa iniciativa. Repito: 46 participantes, sin contar a intregrantes de Arcoiris ni a la prensa. Nada de abortos, ni acosos ni traiciones.
    Por cierto, Isbel, que es el que se la pasa organizando actividades para que gentes de todas las edades siembren árboles, nunca me dijo que le abortaran nada a nivel institucional. Hay testimonios, si, de gente mesquina y asesina de plantas, pero esas andan por todo el planeta, no necesitan del G2 para hacer su daño.

  • Rogelio y Yasmín

    No sé porque asumen que estas alusiones son a las actividades que ambos mencionan: hubo una sugerencia, casi en broma, de organizar una besada, hace unos años, por parte de un conocido y respetado periodista de JR…y la abortaron….y lo de sembrar plantas no se reduce a la meritoria labor de Guardabosques: desde fines de los 80s han existido al menos tres proyectos comunitarios anteriores que combinaban la ecología con el activismo autónomo que recibieron semejante “tratamiento”…por demás, saludo que aporten esas informaciones aunque no creo que la imprecisión la merezca: ni es tan significativa ni, insisto, va dirigida a ustedes….creo que en lo de fondo – la trascendencia del acto de Robertico y la valoración del absurdo tratamiento dispensado- estaremos de acuerdo

  • No es posible establecer “…un rasero que ponga en igualdad de condiciones (y juicio) la actitud de ambos gobiernos (Cuba y EEUU) respecto a estos prisioneros…” – los Cinco Cubanos y el yanqui Alan Gross – por la sencilla razón que las autoridades cubanas ya propusieron en varias oportunidades el cambio de los Cinco Cubanos prisioneros políticos en EE.UU. por Gross. Hasta ahora niet categórico de Washington, confirmando así la hostilidad enfermiza del gobierno US contra Cuba. Parece que el autor de este artículo no está al tanto.

  • Buen artículo, aún así discrepo en un puntito:
    “Le acusan, al peor estilo funcionarial, de “no utilizar el sitio y lugar correcto” para expresar sus ideas…desconociendo que las convocatorias, contenidos y estructuras establecidas en Cuba para el debate ciudadano están creadas para que operen como correa de transmisión de ideas en un único sentido”.
    No existe desconocimiento alguno, “ellos saben lo que hacen y aún así lo siguen haciendo” , es decir, cinismo político.
    En otros puntitos… en los puntos finales, me pregunto si la censura estatal, la cual es general y que se desglosa en el mundo real y cotidiano de los cubanos como un marco global de opresión y represión política y policial, es justamente la política mas conservadurista realmente existente en la Cuba de Raúl Castro.

  • Estimado, lea usted entendiendo la argumentación que sustenta el artículo con relación al problema del mismo: el foco está puesto en la actitud de un activismo autónomo…y ese, asumiendo ambas situaciones en igualdad (los prisioneros cubanos y Gross en manos de maquinarias políticas que los utilizan para sus fines de realpolitik) queda cojo si unos reclaman por los Cinco (u Cuatro) agentes y desconocen el otro caso…salud

  • Hola, Armando:

    Gracias por responder. Me refería en particular a la alusión a los cubanos presos en EEUU, llamándolos “Cinco u Cuatro”. A principio me pareció un error de imprenta, o resultado de alguna prisa al redactar. Por eso mi interrogante. Es que, para serte franco, me chocó el término. Primero, porque siendo lector habitual de tus textos, noto que se aleja bastante de tu estilo, que suele ser analítico, alejado de ligerezas y astracanadas al uso, y con frecuencia conciliador de posturas. Ahora veo que no es error: les llamas los “cinco u cuatro,” imagino que en alusión a la extinta banda del Pop cubano de los 60. Y es precisamente en la alegoría musical donde aprecio la disonancia.

    Como buen cubano, estás al tanto del peso que porta el choteo entre nosotros desde épocas lejanas (Mañach dixit). Es un arma ideal para desacreditar a un contrario, e incluso en ciertos lances, para privarlo de argumentos, siquiera por el hecho de que los demás interlocutores estallarán en hilaridad momentánea, con lo cual se desvirtuará la gravedad del asunto discutido.

    Aquí he leído las opiniones de quienes los consideran meros espías que pusieron en peligro la seguridad de EEUU (achacándoles delitos que ni siquiera se ha probado que hayan cometido), y que por ello merecen estar en la cárcel por los siglos de los siglos; también de los que les llaman héroes y, al igual que el Gobierno de La Habana, reclaman su salida inmediata. Y entre ambos extremos hay matices. Todo esto es comprensible. Ya sabemos que nuestra sociedad insular y transnacional es la mar de polémica y variopinta.

    Pero, estimado, el dardo de la burla a todas luces injustificada -sobre todo viniendo de una mente privilegiada como la tuya -, es el que no logro ubicar en este contexto. Será que mi sentido del humor anda romo, y que yo sería inpacaz – por poner un ejemplo peregrino -, de hablar de Alan Gross llamándole el “jodío judío Gross”, en aparente intento por agregar escarnio verbal al mar de penalidades que le han caído encima.

    Armando, ¿no dicen que lo cortés no quita lo valiente?

    Saludos cordiales

  • “incapaz”

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