Combatir la desinformación autoritaria

By Armando Chaguaceda

Ilustración: karlypinoa.blogspot.com

HAVANA TIMES – En materia comunicacional existen grandes diferencias a la hora de lidiar con los derechos de medios y públicos, a la información y expresión, en autocracias y democracias.

Claro que no existen en el orbe santuarios en los que la censura desaparezca totalmente. Incluso, en las sociedades abiertas hay interferencia gubernamental, amén de desigualdades culturales y materiales que afectan las capacidades de los públicos para procesar y difundir la información.

Sin embargo, el pluralismo informativo que en democracia queda parcialmente constreñido por las asimetrías de capital -económico, cultural, político- es bajo los regímenes autoritarios estructuralmente controlado o, in extremis, suprimido. Bajo una concepción monista del orden social que no admite el disenso.

En las autocracias, los dirigentes buscan legitimarse a través de los portavoces y mensajes de las instituciones educativas, académicas y culturales, de las organizaciones subordinadas y de los medios de comunicación estatales o aliados.

La esfera pública amplifica el discurso oficial, aceptando peticiones y quejas controladas. Se reconocen errores administrativos, de funcionarios de bajo rango. Pero no críticas a las políticas y dirigentes máximos.

Sin embargo, los regímenes autoritarios buscan, en la actualidad, operar dentro de las sociedades democráticas aprovechando los espacios y herramientas abiertos por la globalización.

Ese proceso, enfocado en las modalidades y objetivos del accionar del Estado ruso en las sociedades occidentales, así como las posibles respuestas democráticas, son el tema central de Striking Back. Overt and Covert Options to Combat Russian Disinformation (The Jamestown Foundation, 2020, 289 pp).

En sus siete capítulos, basándose en entrevistas a 160 funcionarios, académicos y activistas de la contrainformación, el autor de la obra, Thomas Kent, contrasta los fundamentos epistémicos, deontológicos, políticos y mediáticos de la propaganda autocrática y la persuasión cívica.

Él explora, además, los problemas de eficiencia que lastran la difusión de información democrática en el ecosistema mediático ruso y los retos de la protección contra la infoguerra del Kremlin en las sociedades occidentales.

También destaca que la respuesta democrática a la desinformación promovida por Moscú ha sido débil y descoordinada, basada, sobre todo, en medidas reactivas y defensivas, como los programas de capacitación en temas de comunicación y los mensajes liberales en redes sociales. Propone, en su lugar, un esfuerzo para exponer los trasfondos y los objetivos de las narrativas oficiales rusas y para promover valores democráticos dentro y fuera de Occidente.

Centrándose en experiencias de África, Europa y Latinoamérica, el autor propone que se redoblen las medidas gubernamentales y que se refuerce el apoyo ⸺tanto oficial cómo privado⸺ a activistas y periodistas. Junto con una mejor comunicación democrática dirigida a los propios ciudadanos de Rusia, podría ser un contrapeso significativo para las operaciones del Kremlin.

A partir de su experiencia como presidente de Radio Europa Libre y Radio Libertad, Kent opina que se pueden hacer progresos sustanciales contra las operaciones rusas de desinformación con los recursos ya disponibles, tanto en los medios de comunicación tradicionales como en el ciberespacio y sus plataformas y redes sociales.

Destaca, también, la importancia de las organizaciones civiles que hacen campañas por la democracia, la transparencia y la veracidad informativa, así como el papel de los periodistas y los expertos que contrarrestan directamente a los troles y a los sitios de desinformación de Moscú.

Kent considera importante que los gobiernos y las organizaciones no gubernamentales difundan narrativas positivas sobre la democracia como régimen político y modo de convivencia cívica, en la actual coyuntura de desafección que corroe a ciertas sociedades del mundo.

Defiende la valía de intensificar una comunicación democrática dirigida a los ciudadanos rusos, para lo cual deben comprenderse sus valores, culturas y representaciones. Esta comunicación serviría, igualmente, de apoyo a las fuerzas rusas favorables a la apertura del régimen y para demostrar el poder de la información y la influencia de Occidente.

El libro plantea, asimismo, un debate sobre los tipos aceptables de “acción encubierta” para enfrentar la actual ofensiva de desinformación rusa.

El apoyo económico al periodismo independiente, así como la denuncia de las operaciones de espionaje, propaganda y saboteo del Kremlin, entran en la panoplia sugerida por el texto, además de mantener siempre abierto el debate sobre lo que es eficaz y éticamente aceptable.

El autor considera crucial entender la diferencia entre la difusión liberal de la información y el efecto de la propaganda autocrática, basándose en niveles divergentes de apego a los hechos, de la posibilidad de debatir ideas y de la no agresividad del discurso promovido.

Se trata de una obra que, aun si toma de partido, arroja luces sobre la disputa ideológica y política por la información que confronta dos modelos de gobernanza en el mundo actual.

Toda política implica un tipo de nexo entre medios y fines, para transformar relaciones de poder. Si el entorno es democrático, la disputa admite ritmos y modos tersos, amables. Cuando el contexto es cerrado, bajo un poder autocrático, los recursos son limitados, asimétricos y precarios, en detrimento de los ciudadanos. Tener eso en cuenta, en las disputas globales por la expansión o derrota de los derechos humanos y las libertades de expresión y comunicación, es fundamental.

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Armando Chaguaceda

Armando Chaguaceda: Mi currículo vitae me presenta como historiador y cientista político.....soy de una generación inclasificable, que recogió los logros, frustraciones y promesas de la Revolución Cubana...y que hoy resiste en la isla o se abre camino por mil sitios de este mundo, tratando de seguir siendo humanos sin morir en el intento.

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One thought on “Combatir la desinformación autoritaria

  • Cuando un gobierno se cree ser dios oh la absoluta, autoridad simplemente no pueden haber cambios positivos para el pueblo porque el ego los tiene ciegos en su tiranía es lamentablemente porque el pueblo cubano tiene mucho potencial enorme en todos los planos y campos y se les está suprimiendo su conciencia y eso es un crimen grave que no se paga aquí si no en el más allá??????

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