Sueño de poeta
Por Ariel Glaria Enríquez
HAVANA TIMES – Cecilia y yo vivimos juntos un tiempo. Tenía intereses distintos a los míos, pero apoyaba mi sueño de convertirme en poeta.
Su apoyo se revirtió en una vida fácil para mí; No hacía nada, tampoco escribía cosa alguna. La mayor parte de mi tiempo lo pasaba entre la lectura y el amor.
Ella, por su lado, me convirtió en el centro de su vida. Se volvió impetuosa en el amor. Pensaba solo en el presente, su trabajo y el dinero.
Yo, sin embargo, mientras correspondía a su ímpetu amoroso con la vanidad de mi pasión recompensada, sostenía una ilusión que me hacía ansiar el futuro, considerar cualquier trabajo una rutina vacía y no pensaba en el dinero.
Así apareció la primera grieta entre nosotros, que yo, en mi juvenil quimera, convertí en abismo.
Hoy que no realicé mi sueño de ser poeta, que para mí solo existe el presente y no pienso en otra cosa que en mi trabajo y el dinero, estoy seguro que Cecilia no se hubiera resignado. Pero… ¿Quién puede saberlo ya?
Ariel: Son etapas de la vida por la que transitamos las personas que tenemos el anhelo de escribir, pero no se puede vivir de las letras, aunque hay algunos escritores que viven de eso solamente, pero son casos aislados, otros tienen que trabajar paralelamente en cosas ajenas o no con la escritura, muchos son periodistas sin vocación, sin embargo, algunos pueden hacer múltiples cosas y se realizan. Los que están al lado de los escritores no entienden bien estos sueños, porque salen de lo espiritual y hay que trabajar incansablemente con las palabras. Ellos creen que eso no es trabajo. Hay que ser muy valiente para creer en uno mismo, y los escritores debemos serlo a pesar de todo. Suerte con todo amigo.