Alfredo Fernández
Leyendo la novela “El hombre que amaba los perros” de Leonardo Padura, el personaje Iván me trajo a la memoria un tema que siempre aparece en los cursos de filosofía de las escuelas cubanas: Tres fuentes y tres partes integrantes del marxismo.
En Cuba todos tenemos un expediente. Si eres estudiantes lo tienes en tu centro de estudio, si trabajas, en tu centro de trabajo y si ni estudias ni trabajas o si estudias y trabajas tienes otro, en el Comité de Defensa de la Revolución (CDR).
Tener un expediente no es problema, el problema es tener “una mancha en el expediente.”
Cualquier anotación “negativa” que aparezca allí, puede ser un impedimento para conseguir un buen empleo, para que te autoricen un viaje o para resolver cualquier gestión por sencilla que sea.
Lo “negativo” en el expediente puede estar asociado a muchos comportamientos de la persona, pero el más temible es aquel que hace referencia a algo dicho o hecho que pueda calificarse de “ideológicamente cuestionable.”
Esa frase y esa oración no son nada sin “el compañero que nos atiende.” Ese difuso pero omnipresente compañero es un miembro del Ministerio del Interior asignado a cada centro laboral o CDR que busca información sobre tu actitud ideológicamente cuestionable que dio lugar a tu mancha en el expediente.
¿Serán esas tres frases partes, fuentes o ambas cosas del …ismo cubano? Lo cierto es que –la mancha en el expediente, lo ideológico cuestionable y el compañero que nos atiende- forman un trío indisoluble que ha contribuido al miedo y a la doble moral en el pueblo cubano.
Presentamos las noticias internacionales en breve recopilada por Democracy Now el martes 30 de abril de 2024.
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