Los sospechosos habituales

Alfredo Fernández Rodríguez

A los sospechosos habituales es fácil identificarlos, están en la puerta de los eventos culturales o debates de opinión, donde se les prohíbe la entrada.

¿Quiénes se la prohíben? También es fácil saberlo: tipos vestidos de civil –entiéndase policías– que por una extraña operación lingüística gritan “provocadores” a los que impiden entrar, cuando en realidad los únicos provocadores son ellos.

Crean un ambiente desagradable en lo que debía ser un feliz estreno de un filme, la inauguración de una exposición o el debate de una revista. Pero ahora estos espacios se reservan el derecho de admisión.

El “apartheid” incluye a los bloggers más irreverentes, también a atrevidos fotógrafos de la realidad cubana y hasta una banda de rock.

Sobre estos sospechosos cada vez se cierra más el cerco, por ejemplo: poco importa que usted sea un importante escritor, humorista y director de cortos de ficción como Eduardo del Llano, a quien le bastó con invitar a Ciro, voz líder de la banda de rock Porno Para Ricardo, a su peña  para que nuestros “vigilantes culturales” lo castigaran cerrándole el espacio con la aclaración de que “jamás se volverá a repetir algo así.”

A cuatro meses de haberse entregado la “Carta en rechazo a las actuales obstrucciones y prohibiciones de iniciativas sociales y culturales” todo continúa igual. Quiero pensar que la misiva se traspapeló en el marasmo burocrático oficial, ya que las prohibiciones a tan inofensivos sospechosos se realizan sin mayores contratiempos en pleno siglo XXI.

Ruego a Dios para que la carta sea leída por alguien de la oficialidad que detenga esto, sobre todo antes que mi foto vaya a caer en manos de alguien que me grite provocador y luego me impida entrar al cine, exposición o debate intelectual; y si no fuese leída por un dirigente “que piensa,” entonces que Dios me proteja para que estos vigilantes culturales no me incluyan en su lista de los sospechosos habituales.