Espiritualidad vs. religión

La religión es para quienes temen ir al infierno, la espiritualidad es para quienes ya estuvimos allí. -Proverbio Siux

Alfredo Fernández

Ilustración: magdalene.co

HAVANA TIMES – Días atrás leí en Internet la noticia de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) se encuentra próxima a incluir el fanatismo religioso en la lista de enfermedades mentales. Comparto la decisión en un 100%; de hecho, me impresionó, pues ignoraba que la OMS estaba al tanto de algo que, si bien me parece evidente, aún no tiene la atención que se merece de los gobiernos.

Desde hace seis años vivo en una nación donde el fanatismo religioso es algo con lo que tengo que lidiar a diario; raro es el día en que no se me invita a algún culto de cualquier denominación cristiana, de las tantas que pululan en Quito, o que a mi puerta no toquen los miembros de la secta Testigos de Jehová para evangelizarme. Por otra parte, la iglesia de los mormones aumenta en el país, y ni hablar de la más que establecida Iglesia Apostólica Católica Romana con su sinnúmero de adeptos.

Si bien todos los fanatismos son lamentables, el religioso lo es aún más, pues este no tiene tapujos en trasmitir a la víctima de su prosélito –que suele ser cualquier persona- el sentimiento de que eres un estúpido si no te decides a seguirlo. Él insistirá hasta el cansancio, y su conversación -que casi siempre es monólogo- nunca se apartará de lo imperioso de convertirte cuanto antes.

Hablo con conocimiento de causa, pues he sido víctima en innumerables ocasiones de fanáticos religiosos, y puedo dar fe de que no pierden oportunidad; no les importa que vayas de prisa, estés subiendo al bus, o te encuentres en una larga cola para pagar la luz, no les interesa. Lo que tienen que contarte es tan importante que bien vale la pena importunarte.

Para algún que otro analista europeo de la espiritualidad, la religión tiene los días contados. ¡Qué bien se ve que eso se dice desde Europa! Que vengan por Latinoamérica, o se den una vuelta por África, y verán como a diario surgen nuevas iglesias repletas de partidarios. Cada cual con una interpretación personal de la Biblia.

Necesidad económica más bajo nivel cultural, por lo general, son los ingredientes fundamentales que dan lugar al fanatismo religioso. De ahí que no sea raro que se retuerzan por el piso mientras, según ellos, expulsan al demonio, incluso se desmayan, y todo por recibir al espíritu santo, a veces hasta vomitan.

De más está decir que odian a los gays, y ni hablar del aborto; nobleza obliga y el pastor manda, es él quien decide de quién ser amigo, qué ropa vestir y, sobre todo, siempre recuerda la necesidad de diezmar, sea todo para que Dios no se enoje.

Me preocupa la demasiada cantidad de gente joven, veinteañera, metida en esas sectas en las que el lugar de la espiritualidad ha sido ocupado por el fanatismo religioso, en las que el espacio para la reflexión profunda sobre el sentido de la vida se volvió un acatamiento silencioso del veredicto de otro ser humano, llámese este pastor, cura, anciano o imán.

Soy un convencido de que el camino a la solución de los problemas personales pasa, necesariamente, por una introspección íntima, en la que uno mismo, luego de desplazar el ego, se encuentre con sí mismo y salga, redimido, de esa cita a profundidad con su verdadera esencia.

No creo que exista intermediario capaz de sustituir a nuestra autosanación. Sí creo en la existencia de libros y de guías espirituales que puedan facilitar el encuentro con nosotros mismos, más no en charlatanes que se dicen enviados por Dios a salvar el mundo de sus inconvenientes.

Si bien la religión se articula a través de las instituciones religiosas: catolicismo, cristianismo, judaísmo, islamismo y muchas otras sectas, la espiritualidad es laica y, por eso tiene lugar al margen de cualquier sociedad de este tipo.

Uno de los mayores inconvenientes de la religión, al momento de solucionar los problemas del ser humano, lo encuentro en el hecho de que esta es teísta, o sea, para ella existe un Dios creador de todo el universo y, de esa idea se desprenden dualidades como: bueno o malo, adentro o afuera, mejor o peor, rico o pobre, etc.

La espiritualidad tiene un carácter panteísta: todo lo que existe es Dios, así como Dios es todo lo que existe. Como ven, la espiritualidad no crea dualidad, aquí Dios es todo. El misticismo conduce a la unidad entre Dios y el universo.

La religión le llega al individuo desde afuera, mediante ritos, ceremonias, sacrificios, cultos etc., y donde casi siempre se vive la experiencia de otro.  La espiritualidad, sin embargo, es una experiencia interior, donde se concibe tu propia verdad conciliadora.

Lamentable, pero la religión al institucionalizarse necesita de intermediarios entre tú y Dios, como son curas, pastores, rabinos, imanes, ancianos, etc. Mientras que la espiritualidad es libre y, por tanto, prescinde de todo intermediario. Por otra parte, y me parece lo más grave, la religión fomenta creyentes dormidos a la espera de que alguien les redima de su agonía. La espiritualidad no, al contrario, fomenta experimentadores que se despiertan a sí mismos primero, y que, con su experiencia, despiertan a otros.

Espero que la proximidad de la OMS a incluir el fanatismo religioso en la lista de enfermedades mentales no sea un fake news más de los que a diario encontramos en las redes sociales; Dios no lo permita por nada.

Alfredo Fernandez

Alfredo Fernandez: No me fui de Cuba, pues uno no se marcha de donde nunca ha estado. Luego de gravitar por 37 años en esa extraña isla, logré pisar tierra firme, sólo para comprobar que no he llegado a ninguna parte. Quizás y nunca perteneceré a sitio alguno. Ahora vivo en Ecuador, pero por favor, no me crean del todo que ando donde digo, mejor localícenme en la Cuba de mis sueños.

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10 thoughts on “Espiritualidad vs. religión

  • Por supuesto que el fanatismo religioso es una enfermedad mental; le quita a quienes lo padecen la capacidad primaria de lo que nos hace humanos: el raciocinio, asi se convierten en victimas de quienes les explotan a mas y mejor; siempre ha existido pero florece en tiempos de crisis y en donde abunda la pobreza y el bajo nivel cultural, sin embargo, mediante mecanismos que valdria la pena desentrañar con un estudio serio, tambien logra victimizar a personas de un alto nivel cultural, imagino que una parte de la poblacion suele vivir algun periodo de vulnerabilidad que abre las puertas al fanatismo. Mi propia madre es un buen ejemplo, ella no pudo asimilar el hecho de que soy transexual y me insta al arrepentimiento de vivir contra natura, en fin…

  • Primero, dudo mucho de la noticia, me parece que el conflicto con el mundo musuman y otras religiones o sectas seria descomunal, hasta con los objetores de conciencia, y no digamos ya el Vaticano; segundo, no me imagino quien ni con que tipo criterios va a medir lo que es fanatismo religioso y lo que no lo es. Me parece que te están tomando el pelo. tus criterios personales son tuyos así como tu fe panteísta, espiritualista o lo que sea.

  • Yo también dudo de la noticia. y tampoco me parece lo que catalogas de fanatismo, porque enumeras religiones y religiosos que es cosa distinta, o su prédica. fanatismo es cuando se le va la mente, cuando se obsecionan, afecta a un grupo significativo, pero no a todos los religiosos. creer y aceptar una religión es un derecho humano, yo lo respeto y hasta lo comprendo, aunque soy ateo. pero siempre a alguien se le va la mano, si tomas alcohol puedes terminar alcohólico, si te aferras a un dios, puedes terminar fanático.

  • El mundo sera un sitio mucho mejor cuando superemos la etapa de los amiguitos (y los enemigos) imaginarios

  • Alfredo, desde los inicios de la humanidad, la iglesia ha interferido en la vida de las comunidades, su afán evangelizador cooperó en el exterminio de seres humanos, entonces, también las religiones cristianas serán consideradas una enfermedad mental…

  • Osmel, es muy fácil para un ateo escribir sobre religión, lo que pasa es que, quizás por esa condición, es sorprendente el nivel de desconocimiento de las religiones que se muestra, así como de las características de la psiquis religiosa. Si fuera verdad tu noticia, yo te haría una pregunta: ¿No sería igualmente válido considerar como enfermedad mental el fanatismo político? Cambia a dios por una utopía nada más.Declarar un tipo de pensamiento o de conducta como enfermedad metal tiene que estar avalado desde el punto de vista clínico muy, pero muy seriamente, a través de serios estudios e investigaciones. Lo contrario sería una decisión de tipo político muy, pero muy peligrosa.

  • Y la de las autopercepciones personales de las cuales se quiere hacer partícipes y cómplices a todos a los demás a la fuerza y través de la imposición por el estado.

  • Perdone, pero la iglesia como institución no existe “desde los inicios de la humanisad”, por tanto es imposible que pueda haber hecho nada lo que Ud dice en muchos siglos. Y no existen “religiones cristianas”: El cristianismo es solo uno, lo que existen son diferentes denominaciones.

  • Toda manipulación por parte de los ministros religiosos con los practicantes es dañina. Y el extremismo, fanatismo, como se le quiera llamar, es un cáncer social. Los políticos son también ministros del mal. La religión católica es una de las más feroces, pero no se escapan otras.

  • Irina: si tú dices que la iglesia católica (A pesar de sus muchos errores) es “de las más feroces”, coge los libros y estudia su historia y compárala con el protestantismo y el islam . Te llevarás muchas sorpresas.

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