Cuba: Otra historiografía es posible

Alfredo Fernández Rodríguez

Desde el edificio Focsa, la mas grande en la Habana y construido en los años 50. Foto: Caridad

El pasado viernes mientras conversaba con una joven historiadora hondureña, esta al referirse a la etapa republicana cubana (1902-1959), la simplificó a tal punto que comparó el periodo conocido en la historia nacional como La República, con una suerte de lo que para ella hoy es Panamá, un paraíso de juego y sexo, con un estado al cual le es muy difícil propiciar a sus ciudadanos una vida digna y decorosa.

Por más que la historiografía revolucionaria haya intentado satanizar a la Cuba republicana, anteponiéndole los prefijos neo o seudo al sustantivo República, cuesta trabajo a quien se valga un poco de la lógica – y sepa algo de historia de Cuba- pensar de esta manera.

Bueno, al menos a mi me cuesta, pues para mí la república cubana no solo fue un traspatio estadounidense de juego y prostitutas, aquí también hubo instituciones que por su seriedad y calidad ganaron un bonito lugar en el recuerdo de nuestros mayores, de manera que aún estoy por conocer al maestro normalista, que no hable de su carrera sin concluir con la frase,

¡Nosotros si somos verdaderos maestros! En una evidente crítica a los pedagógicos creados por La Revolución.

Esa república de “jugadores y prostitutas” también legó a la humanidad hombres de talla mundial como lo fueron los campeones mundiales de ajedrez y boxeo José Raúl Capablanca y Kid Chocolate, y urge decir que si aún Cuba no ostenta un  premio Nobel, fue sencillamente porque para los organizadores del entonces inaugurado galardón, resultaba excesivo comenzar la entrega de tan encumbrado premio otorgándoselo a un latinoamericano.

Vale aclarar que pese a que la academia sueca nunca le concedió al Dr.  Carlos J.  Finlay el premio, si lo nominó a éste al menos en 6 ocasiones.  Premio que por demás merecía, pues con su descubrimiento del mosquito Aedes aegypti como agente trasmisor de la fiebre amarilla salvó  miles de vida a la humanidad, que por ironía del destino, fue lo que posibilitó la culminación del Canal de Panamá.

Otra república bien lejos de casinos y prostíbulos fue la que se nucleó alrededor de la intelectualidad cubana, donde al menos existieron tres verdaderas ciudades letradas: la liberal, la católica y la socialista, cada una liderada por  intelectuales  de calibre a nivel continental, como lo fueron Jorge Mañach, José Lezama Lima y Juan Marinello, cada una también con su propia identidad y manera de pensar a Cuba.

Estas ciudades letradas, supieron mantener durante toda la república, desde su posición política, un intenso, respetuoso y enriquecedor dialogo sobre los temas que afectaban a la nación, cuestión esta que por demás se le hecha de menos hoy en panorama académico y cultural cubano.

Esa república que mi amiga al compararla con la peor parte de Panamá automáticamente  define como “poca cosa.”  también legó una de las escuelas de arquitectura más importante del continente, donde arquitectos como el recientemente fallecido en Miami, Nicolás Quintana, el residente en La Habana  Mario Coyula y muchos otros, diseñaron y construyeron en apenas un lustro (1953-1958) dos de los barrios más emblemáticos de La Habana y también de Cuba, El Vedado y Miramar.

Huelga decir que esa Cuba, según cuenta la historiografía nacional,  tan “poco agraciada” y repleta de malandros, tuvo en el esgrimista Ramón Fonts al primer latinoamericano campeón olímpico (1904).

Vale recordar como parte del papel importante que jugaría Cuba para el desarrollo tecnológico  de la región, que el primer vuelo aéreo latinoamericano fue realizado por el cubano, Agustín Parlá, el cual tuvo la duración de 2:40 minutos y ocurrió en 1913 entre Cayo Hueso (E.U.A) y el poblado del Mariel en La Habana.

Algo tan crudo y difícil de concebir para los machistas iberoamericanos de principios del siglo XX como el divorcio, fue aceptado en nuestro país en fecha tan temprana como el año de 1918.

En cuanto al tema de la vindicación femenina huelga decir que el primer movimiento feminista de Iberoamérica apareció a fines de los años treinta en Cuba.  Adelantándose, por ejemplo, en 36 años al de España.

Otros datos importantes que mi amiga debiera de conocer, es que en el año de 1937, Cuba decretó por primera vez en Iberoamérica la Ley de la Jornada Laboral de 8 horas, el Salario Mínimo y la Autonomía Universitaria.

En al año 1940 se hizo una constitución que fue la primera en Iberoamérica, en aprobar, el derecho al voto de las mujeres, la igualdad de derechos entre sexos y razas, y el derecho de la mujer al trabajo.

En el año 1951 el Hotel Riviera se convirtió en el primero del mundo en tener airé acondicionado central.

En cuanto al tema de nuestra cultura agraria mi amiga también debiera saber que para 1954 Cuba logró obtener 1 res por cada habitante, por entonces la población cubana rondaba los 6 millones de personas.

También valdría la pena reconocer que en 1956 la ONU reconoció a Cuba como el segundo país de Latinoamérica en cuanto al índice de analfabetismo con el 23.6 percent de la población iletrada, muy por encima de España la cual contaba con el 60 percent de la población analfabeta.

En 1957 Cuba será reconocida por la ONU como el primer país de Iberoamérica en número de médicos per cápita (1 por cada 957 habitantes).

En 1958 Cuba es el segundo país del mundo en difundir televisión a color y posee el tercer canal de tv a color de todo el mundo.

En 1958, Cuba es el país de Iberoamérica con más automóviles (160 mil, uno por cada 38 habitantes).

También me siento en el deber de decirle a mi amiga que en 1959, La Habana era la ciudad del mundo con el mayor número de salas de cine (358) superando incluso a ciudades como Nueva York y París.

Ahora para terminar quisiera hacerle saber a mí amiga que no tengo nada personal contra los chéveres hermanos panameños, tampoco creo que ella lo tenga, pero igual ¿Me gustaría saber si después de estos breves datos de La República cubana continúa pensando igual?

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