Anatomia de un encierro

Por Alfredo Fernández

HAVANA TIMES – En el idioma chino, específicamente en el dialecto mandarín, las palabras crisis y oportunidad se escriben con el mismo sinograma, desde esa sabiduría ancestral se nos advierte que a todo mal, de manera inevitable, también es consecuente algún bien.

En Cuba, recuerdo que los viejos aseguraban que “No hay mal que por bien no venga”. Es de sabios conocer que la estrechez cohabita con la holgura, y la desdicha, de alguna manera, es vecina de la fortuna. Siempre fue así.

Esta cuarentena puede ser el comienzo de un nuevo camino para el ser humano, y, aquí quisiera detenerme en el detalle de que digo “ser humano” y no “humanidad”. Pues sí, hoy el reto que tenemos como individuos es cambiarnos a nosotros mismos antes de cambiar cualquier otra cosa.

El destino, por lo que fuera, ha sido mágico y en el momento más impensado nos ha puesto en cuarentena, estas, recurren al asilamiento para sanear la sociedad, en este caso de una peste. La soledad, a la que a la fuerza hemos sido introducidos, también, implica una introspección personal. Saberla aprovechar es el desafío que, como individuo, cada quien tiene por delante.

Estoy casi seguro que aquellos, quienes hemos hecho una cuarentena productiva; en cuanto a calidad de pensamientos, planes de trabajo, así como en retomar metas personales que habíamos postergado, tendremos, luego de terminado este evento, una base emocional sólida para enfrentar los tiempos venideros.

Éste evento, a no dudar, trae consigo innumerables cosas buenas, sobre todo al individuo en su autorrealización. Jamás, en la era moderna, las personas tuvieron un tiempo tan largo para sí, para poder reflexionar, para poder pensar en el sentido de la vida, de la amistad, de la naturaleza, de lo verdaderamente importante.

El presentador de televisión, y motivador cubano, Ismael Cala, ha introducido el término “Cuarentena creativa”, donde recomienda, para acercarse a esta meta: ver noticias sólo dos veces al día, pues una sobresaturación de la información puede hacernos perder nuestro centro. Cala, también, propone viajar hacía dentro y potenciar momentos de soledad y silencio, así como hacer un diario de gratitud; escribir, al levantarse cuatro o cinco razones por la que uno agradece a la vida en ese instante en que nos apartamos del sueño y recobramos el cuerpo.

Estos pequeños consejos, asegura Cala, nos harán arrancar el día, bajo el signo de un pensamiento sereno, lo cual es la base para tener el registro de nuestras decisiones personales bajo nuestro control y no en manos de nuestras emociones básicas.

La cuarentena, convertida en “Cuarentena creativa”, por decisión personal, puede ser el vehículo que nos conduzca, a no dudar, a una mejor relación con nuestro yo personal, puede ser el proceso, en donde uno identifique y, mejor aún, exorcice de su vida, a los “ladrones de energía” y donde establezca, de una vez y por todas, las verdaderas prioridades de la vida. Esas que auspicien la autorrealización personal.  

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