¿Habaeuropa?
Alfredo Fernández Rodríguez
Días atrás mientras caminaba La Habana con un fotógrafo Londinense me dijo que no le gustaba la parte restaurada de la ciudad, pues se le parecía demasiado a otras ciudades Europeas.
Para mi amigo lo diferente a captar por su lente estaba en el municipio Centro Habana, espacio donde aún no llega la labor de restauración de la Oficina del Historiador de la Ciudad.
“Aquí esta lo interesante de la Habana,” decía mi amigo mientras fotografiaba edificios en mal estado abarrotados de personas, también hacía lo mismo con horribles carteles, que avisan de cualquier cosa y de los que esta llena la ciudad.
Mí amigo sin muchos contratiempos fotografiaba a unos de los últimos museos del socialismo y aunque su alegría en más de una ocasión se volvió asombro ante el deterioro, no desistió de llevarse esta parte de la ciudad en su cámara.
Aunque traté de explicárselo sin resultarle cursi, nunca entendió del todo que me encantaría ver a La Habana completamente restaurada, sin importarme que la ciudad termine por parecerse europea.
Sus fotos tenían lugar en un espacio donde se ha vuelto cotidiano a miles de personas vivir hacinadas en inmuebles carentes de la infraestructura mínima de ventilación, agua potable, iluminación, ascensores y por consiguiente de higiene.
Me resulta extremadamente injusto que una ciudad para mostrarse peculiar al lente de un fotógrafo tenga que continuar indefinidamente sumergida en el deterioro y el abandono.
Quisiera para los habaneros la apariencia más europea posible si con ello desapareciera su lamentable estado habitacional, que repleta a todos de desesperanza.
No se, pero si llegara a suceder el milagro de que la capital cubana se restaure al punto que parezca del primer mundo, estoy seguro que la gracia del nacido en este parte del Caribe, más lo intensamente vivo del cubano, salvarían a La Habana de parecer una ciudad más.