Acccidente y Diabetes (4)

Osmel Almaguer

 Havana Street.  Photo: Caridad
Calle habanera, foto: Caridad

Días después mi amiga la Dra. Raquel me insinuó que Conrado es de esos médicos que se gradúan “por los pelos” y que son muy interesados, pues se pasan el tiempo negociando dádivas con los pacientes en vez de atenderlos como es debido.

He escuchado que ahora se estila negar el padecimiento de ciertas enfermedades a pacientes a los que les correspondería una dieta que el Estado les asigna.

También he sido testigo de que hay médicos que otorgan dietas a cambio de determinada suma de dinero.

No sé si sea el caso de Conrado, pero sospecho que sí. Además de todo, un día lo vi salir de la consulta e iba que parecía que salía del supermercado, con al menos tres bolsas repletas de “regalos” de los pacientes.

Yo, como no tengo nada para regalarle, porque trabajo con libros y él, después de preguntarme, como a todos los demás, en qué lugar trabajo, que es sinónimo de sin tengo dinero o de lo que le puedo “regalar,” me confesó que no le gusta leer, por eso, no obtuve lo que por derecho me tocaba, un buen servicio que, en la práctica, ya no nos va resultando tan gratuito.

Lo peor de este tipo de doctores es que están poniendo en riesgo la vida de seres humanos por tal de ganar unos cuantos pesos, y de que no existe o se cumple ninguna regulación para evitar este tipo de conductas delictivas.

El día que Conrado me recibió, no supe si me atendería un médico científico o un médico brujo. Al final, creo que ninguno de los dos, porque gente como esa no es capaz de curar a nadie.