¿Quiénes son los estalinistas cubanos? (III)

Dimitri Prieto

Fidel: The moral of the revolution is as high as the stars.  Photo: Derek Blackadder
Foto: Derek Blackadder

La defensa que todos esos personajes hacen de Stalin-como vimos- no tiene porqué involucrar la apología y ni siquiera el conocimiento del Stalin real.  Esa defensa es básicamente una militancia sórdida contra todo pensamiento crítico.

Tal posicionamiento incluye no solo el oportunismo ante la posibilidad de asumir como posible y sano el cuestionamiento de los relatos históricos, sino también la construcción de todo un andamiaje ideológico que ellos creen invulnerable.

Usan todos sus miserables truquitos de burócratas para intentar parar la palabra cuestionadora, ya sea mediante el silencio, la mentira o la intimidación.

Tratan de destruir la crítica para garantizar tal supuesta invulnerabilidad. La invulnerabilidad que para ellos significa impunidad, inmunidad e inamovilidad.

Allí está su error. Su fortaleza no es más que una cortina de humo. Una cortina de humo que trata de esconder NUESTROS abismos.

Pero todos sabemos que los abismos están allí.  Verdaderamente pocos se dejan engañar; los más viven la resignación, la hipocresía o la esquizofrenia. Y como los hechos últimos de la URSS han demostrado en 1985-1991, la resignación, la hipocresía y la esquizofrenia son precisamente los mejores ingredientes ideológicos para comenzar a cocinar la sopa de un capitalismo rampante y sucio.

Los estalinistas cubanos son los aplicados y perseverantes artífices de una posible transición capitalista en NUESTRO país.

El socialismo no necesita de cortinas de humo.

La única forma de enfrentar los abismos es destaparlos. Mirar el abismo, y que el abismo te mire, como decía Nietzsche. Solo los corajudos -socialistas o no- asoman sus rostros a los abismos.

La única forma de no construir el capitalismo es acabar con las ideas y las practicas estalinistas.

Parece que afortunadamente muchos periodistas cubanos se han dado cuenta de ello en los últimos días, y han salido escritos favorables a la crítica en los medios masivos del país. Hace falta que la cosa real no se quede en meros escritos.