Yunieski Gourriel de regreso de Canadá

Julio Batista  (Progreso Semanal)

HAVANA TIMES — Cargando con un promedio ofensivo de .321 regresó Yunieski Gourriel de su incursión canadiense en la Liga Independiente CanAm, en la cual participó como miembro del equipo Les Capitales de Quebec, oportunidad facilitada con las flexibilizaciones que —en cuanto a contratación— ha generado la aplicación de la nueva política en el campo del deporte en Cuba.

Su hermano Yulieski Gourriel sigue jugando con éxito bajo contrato en la liga profesional japonesa.

Poco después de iniciarse la 54 Serie Nacional de Béisbol, el actual jardinero central de los Industriales se mostraba ansioso por su regreso a los terrenos cubanos tras haber probado su valía durante los dos meses anteriores.

Respecto a tal desempeño esgrimió que “no aspiro a batear como lo hice en Canadá, pues pocas veces he estado por encima de .300 en las Series”. Sin embargo, en el primer partido de la temporada Yunieski conectó dos indiscutibles —uno de ellos un doblete—, impulsó dos carreras y no cometió errores, se mostró seguro en su posición y fue ovacionado al salir al césped del estadio Latinoamericano. Sin duda un buen comienzo.

Al parecer Canadá marcará un punto de inflexión en su carrera deportiva. Tal conexión existe desde hace cuatro años, pues “la primera solicitud fue en 2010 pero no había podido salir; con el cambio de política fue posible concertar el contrato de acuerdo con la Federación Cubana a través de sus abogados, como se hicieron los de otros jugadores que están en el Béisbol Profesional de Japón”.

Al momento de su arribo a Quebec el equipo se encontraba en territorio estadounidense como parte de la Liga, por lo cual se dedicó a entrenar los primeros diez días, tras los cuales se incorporó normalmente a la plantilla.

¿Encontraste trabas con tu documentación para viajar a Estados Unidos y participar en los encuentros celebrados por Les Capitals en ese país?

Ninguna, fui a la embajada norteamericana y solicité la visa de trabajo para poder jugar en el territorio de Estados Unidos. A los dos días recibí el permiso y pude viajar siempre sin tener ningún problema con mis documentos.

Como se trata de una liga independiente que no está afiliada al béisbol norteamericano y es el gobierno canadiense el que me daba el permiso para jugar jamás tuve problemas para firmar el contrato, viajar o con el tema del pago.

¿Qué fue lo más complicado de jugar allí?

La etapa de adaptación, porque es prácticamente solo. Yo tuve la suerte de coincidir con otros latinos que me ayudaron muchísimo, pero en el tema del juego es en solitario, eres tú contra tus errores. Por eso a los cubanos se nos dificulta un poco, pues aquí tenemos preparador físico, entrenadores, en el hotel no tienes que preocuparte por la comida…

Pero allá es diferente. Yo salía del estadio y tenía que llegar a la casa a prepararlo todo. Esas condiciones son las que más nos afectan, pues allí nadie pregunta si fuiste al gimnasio, si te preparaste o si calentaste lo suficiente. Ellos solo ven tu juego y tu rendimiento, y de acuerdo a eso deciden si permaneces en el equipo o te vas.

Además, en mi caso el aspecto de no dominar bien en idioma me goleó mucho porque afectaba la comunicación con el resto del equipo, el cual hizo hasta lo imposible (incluso hablar algo de español) para hacerme sentir mejor.

¿La carga física por el juego constante fue un impedimento, teniendo en cuenta que apenas está reglamentado un día de descanso al mes?

Eso es otro tema complejo. En dos meses solo tuve dos días de descanso, uno reglamentario y uno por el Juego de las Estrellas. Súmale además que no hay casi reservas pues la nómina de los equipos solo incluyen 11 jugadores de campo y 10 lanzadores, así que los cambios son únicamente por razones de fuerza mayor como lesiones.

Y jugué todos los partidos hasta que el equipo quedó sin oportunidades de clasificar, entonces el director comenzó a darme descanso en los últimos ocho encuentros. Pero allí la carga física es muy fuerte, quizás por eso los entrenadores buscan mucho la versatilidad de los jugadores, y era normal ver a varios de ellos rotar por diferentes posiciones para refrescar.

Pero tú estuviste siempre en los jardines.

Sí, me mantuve jugando el right field la mayoría del tiempo pues en el central estaba el mejor jugador de la plantilla, con experiencia en ligas AAA y que terminó bateando .370, además es un hombre con varios años con Les Capitals y que ha ganado varios trofeos con el conjunto. Este año ese jugador se va del equipo y parte de la estrategia de la dirección es que yo me fuera adaptando para poder reemplazarlo en la próxima edición de la liga.

¿Más allá de la frecuencia de partidos, necesitaste realizar algún otro ajuste?

Varios. Por ejemplo, la calidad del pitcheo es muy buena y, como la liga apenas tiene cuatro equipos y se juega tan seguido, los rivales te van conociendo a la perfección; entonces cuando no se está bien hay que hacer los ajustes pertinentes en muy poco tiempo, pues como la frecuencia de partidos es diaria no da tiempo a recuperarse y un slump puede extenderse por ocho o diez juegos seguidos.

A diferencia de nuestra Serie Nacional, donde tras cada subserie tienes un día de descanso para analizar los errores y poder corregir aquello en lo que has fallado.

¿Psicológicamente eso te presiona?

Sí, mucho. Yo mismo tuve un comienzo muy malo y llegué a pensar que me cerrarían el contrato y me enviarían a Cuba de regreso. Además, los ajustes tuve que hacerlos solo, y no por problemas de dirección sino porque no hablaba el idioma y eso me dificultaba la comunicación con el equipo. No tenía a quien preguntarle qué estaba haciendo mal en ese momento.

¿Te cambió en algo Canadá?

Jugar con Les Capitals me ha hecho mejor pelotero, pero también mejor persona. Eso no quiere decir tampoco que llegaré a la Serie Nacional y batearé .350 de average, ni siquiera los .320 que promedié en esta liga, pero me ayudó a salir de un bache que pensé que no iba a poder superar, a valorarme más como jugador.

También me hizo madurar y ser más responsable con mi desempeño; me obligó a autoprepararme y autocorregir mis defectos, a ser más disciplinado en el terreno.

Todo eso se lo pienso transmitir a mis compañeros aquí, y apoyarlos pues ahora entiendo lo necesario de un consejo. Las experiencias son siempre importantes y de alguna manera espero poder transmitirlas a otros jugadores para que puedan enfrentar ese tipo de situaciones con más preparación que yo.

Regresas luego de dos meses de actividad constante y ya comienza la Serie Nacional, ¿cómo te sientes físicamente para la nueva temporada?

Actualmente me siento muy bien por esa parte. Al llegar de Canadá tomé unas vacaciones y ya llevo una semana de entrenamiento con Industriales, ahora veremos qué decide la dirección del equipo, si incorporarme desde el principio o darme otros días más en el banco. Tenía muchos deseos de regresar y poder incorporarme al equipo en la Serie, al final estoy ahí para jugar pelota, y si es mañana mismo pues así será.

¿Jugaste con el Latinoamericano en contra, cómo es jugar allí con la camiseta de Industriales?

Realmente es muy sencillo, porque la afición del Latino es de las más fieles y fanáticas que conozco, son muy exigentes con el equipo, pero la fidelidad es algo que siempre admiré en este público: para ellos no hay mejores jugadores que los de Industriales.

Sin embargo, jugar contra los azules con estadio repleto es muy complicado, y lo puedo decir porque lo viví con Sancti Spíritus. Pero jugar con el apoyo de los fanáticos es muy rico.

Tras 30 partidos con los Les Capitales, Yunieski recibió antes de regresar a Cuba la propuesta de volver a Canadá en la próxima temporada, trámites legales mediante. Para entonces ya el cubano será un conocedor del nuevo entorno y estará mejor preparado para lo que encontrará: dos aspectos que, seguramente, lo convertirán en una estrella.
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Fotos: En Canadá, tomadas de Internet. En Cuba, jugando con el equipo Industriales: Laura Prada.